El tiempo corre en contra del amplio equipo de rescate que trabaja sin descanso para rescatar a Julen Jiménez, el pequeño de dos años que cayó en un pozo de apenas 25 centímetros de diámetro y de unos 107 metros de profundidad en el término municipal de Totalán, en Málaga. La operación es compleja y para no poner en riesgo la seguridad del pequeño se ha decidido poner en marcha dos túneles, uno paralelo y otro oblicuo, para llegar al punto donde se cree que se encuentra el pequeño. Sin embargo, las autoridades avisan que para acometer esta alternativa, en la que se comenzó a trabajar en la tarde del martes, necesitan hasta 48 horas más.
A punto de cumplirse tres días de la desaparición del niño, los nervios están a flor de piel y más con el primer rastro encontrado del pequeño: restos de pelo pertenecientes al pequeño. Pero un caso que conmocionó a la opinión pública estadounidense en 1987 demuestra que aún hay esperanzas para Julen. Jessica McClure, una bebé de 18 meses vivió una pesadilla parecida a la que se está viviendo en Málaga en estos momentos. La pequeña estaba jugando cuando cayó a un pozo de unos 20 centímetros de diámetro, después de resbalar por un hueco lleno de barro.
Jessica fue encontrada con vida después de casi 60 horas atrapada en el agujero. El rescate fue parecido al que se está acometiendo con Julen: cavar un pozo paralelo y un canal para rescatar a la pequeña, que se encontraba a unos 7 metros de profundidad. En el caso del niño uno de los mayores temores es que quede sepultado en el proceso de rescate, de ahí la lentitud de las obras que buscan la garantizar la seguridad del menor atrapado.
Robert O'Donnell, del departamento de Bomberos de Midland, fue el elegido para rescatar a la pequeña a través del túnel paralelo. Mientras arrojaba gelatina de petróleo para favorecer el deslizamiento, el técnico superó centímetro a centímetro la claustrofobia hasta llegar a Jessica, quien aún se encontraba con vida, sin huesos rotos pero deshidratada y con gangrena en el pie derecho. O'Donnel se convirtió entonces en un héroe nacional, pero el estrés postraumático del rescate y su vuelta al anonimato precipitó su suicidio en 1995.
Jessica McClure tiene ahora 32 años y dos hijos, Simon y Sheyenne.
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