Ni en Siberia, ni en Laponia ni en áreas desérticas. La zona más despoblada de toda Europa está en España, concretamente en la región conformada por Rillo de Gallo, Selas, Anquela del Ducado y Molina de Aragón, en Guadalajara. Esta zona reúne tan solo 1,63 habitantes por kilómetro cuadrado.
Este dato es un claro exponente de la situación a la que se enfrenta la España rural, donde se asiste a un incesante goteo de abandono de las zonas rurales y la consiguiente acumulación de personas en las grandes ciudades. Toda la provincia de Soria, sin ir más lejos, no suma más que algunos barrios de Madrid, con 88.600 habitantes frente a los 205.614 que reúne una localidad como Móstoles, por ejemplo.
El reparto es tan descompensado que cerca de 42 millones de personas habitan en la capital o en las ciudades del litoral (País Vasco, Cataluña, Valencia y, en menor medida, Andalucía); mientras, los 4,2 millones restantes se reparten por el 70% del territorio.
"El problema del éxodo rural no es actual, comenzó con los movimientos poblacionales de los 60 y ahora asistimos a la inevitable fase final", explica el demógrafo y experto en sociología de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), Joaquín Recaño.
Y, según datos del Centro de Estudios Demográficos, el futuro no es esperanzador ni aún aprobándose las medidas recogidas en la Estrategia Nacional frente al Reto Demográfico presentadas por el Gobierno el pasado viernes.
"No todas las Españas rurales tendrán el mismo devenir. Hay zonas que no tienen salvación por su nivel de envejecimiento, por su intenso aislamiento, por su falta de población en edad fértil y porque el acomodamiento que ofrecen las grandes ciudades hacen imposible que se produzca un retorno en sentido inverso, ni hoy ni dentro de 50 años", alerta Recaño.
A estas zonas se les suma una problemática adicional que afecta, a su vez, a todo el país: los bajos niveles de fecundidad y la metástasis poblacional "también en las grandes urbes" que adelantan lo inevitable: la muerte efectiva de ciertas zonas.
¿A qué áreas afecta esta situación? Desde el Centro de Estudios Demográficos señala como "zonas de no retorno" ubicaciones de Castilla y León; Aragón; área de Cuenca; algún punto de la Rioja y, en menor medida, algunas parcelas gallegas y asturianas.
"La inmigración es la única oportunidad"
Dejando la salida del crecimiento endógeno como un imposible en el medio y largo plazo, Recaño señala la inmigración como la "única oportunidad posible". Pero, "¿cómo haces que estas personas vayan a vivir a estas zonas si precisamente se han caracterizado por la expulsión de sus propios habitantes?"
Es aquí dónde entra en juego el dinero. "Si el inmigrante que viene no encuentra una buena situación para quedarse, se marchará como el resto", alerta el portavoz de Teruel Ya, Paco Juárez. Esta asociación es solo parte de las 89 plataformas de 23 provincias que arribarán a la capital este domingo para alzar la voz y "protestar contra el olvido al que tienen sometido a la España despoblada".
"Los planes del Ministerio de Fomento para incentivar autovías y ferrocarriles no cuentan con una adecuada vertebración", se queja Juárez. "Estamos hablando de territorios muy grandes. De punta a punta, Teruel tiene 350 kilómetros sin una vía de alta capacidad. Irónicamente, está rodeada de vías de alta velocidad. Nos están condenando, de manera lenta y silenciosa", y eso no es "incentivo ni para retener ni para atraer".
El futuro es aún más negro dada la coyuntura política de la que somos testigo. "La extrema derecha y los partidos anti inmigración están creciendo como la espuma en toda Europa". Para Recaño, cerrar el país a inmigrantes solo tiene una respuesta: "la muerte del mundo rural tal y como lo conocemos".
No es la primera vez que se toma la inmigración como solución a los problemas de despoblamiento. Las olas de inmigrantes de primera mitad de la pasada década provocaron un repunte poblacional en zonas rurales, una tendencia que marcó algunas zonas rurales como Torre del Burgo (Guadalajara); Rojales (Comunidad Valenciana) o Arboleas (Almería). En todos ellos hay mayor número de extranjeros que de españoles.
La otra cara de la moneda
El demógrafo habla de "otras ruralidades" en las que aún se puede revertir la situación, especialmente aquellos pueblos cercanos a las capitales de provincia cuyo interés patrimonial o paisajístico atrae a turistas y, a la larga, habitantes.
En estas zonas hace falta, no obstante, una actuación "inmediata" ya que "tienen posibilidades reales de progresar con ayudas al patrimonio y al turismo rural", subraya el experto.
Así, las medidas que se reivindicarán este domingo en Madrid ayudarían a frenar e incluso dar la vuelta a la situación en muchos casos, permitiendo aspectos tan sencillos -y necesarios- como el impulso del emprendimiento y modelos de negocios y, sobre todo, la democratización de Internet forzando a las operadoras a cumplir con el compromiso instalar al menos 30 megas en el 90% de las áreas con menos de 5.000 habitantes antes de 2020.
Recordemos que en buena parte de las zonas rurales que se manifiestan este fin de semana tienen el servicio universal de un mega, que, como cuenta Juárez, "no sirve ni para enviar un correo electrónico".
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