La Audiencia Provincial de Granada ha condenado por cinco delitos, entre ellos el de tentativa de asesinato, a una pena de 39 años y medio de prisión al joven que asestó 26 puñaladas a su exnovia, entonces de 14 años, en una vivienda en construcción de Granada capital donde luego la dejó abandonada "en estado agonizante", todo ello después de que ella le comunicara que no quería seguir con él.
El joven, que ahora tiene 29 años, queda condenado por asesinato en grado de tentativa, abuso sexual continuado, quebrantamiento de medida de seguridad con reincidencia, embaucamiento para facilitar material pornográfico a una menor de edad, y contacto con menor de 16 años a través de Internet con fines sexuales, según consta en la sentencia, de fecha 27 de agosto, a la que ha tenido acceso Europa Press. Por todo ello, junto a la pena total de 39 años y medio de cárcel, queda condenado a cumplir una orden de alejamiento y de prohibición de comunicación con la víctima por un total de 50 años, así como a pagar una indemnización de 836.444 euros en concepto de responsabilidad civil.
La sentencia, que ha adelantado el diario 'Ideal', hace constar que, en enero de 2017 y a través de la red social Facebook, con "deseo de satisfacer sus deseos libidinosos", el joven, de 26 años, contacta con la chica, que tenía 14 , diciendo que él tenía 17, aunque luego manifestara tener 20. En el contexto amistoso en que desarrolló la relación, tras conocerse personalmente, la menor "comenzó a remitirle fotos de contenido erótico" que él conservó.
Comenzaron posteriormente una relación de tipo sentimental, y la madre de ella, quien ha estado representada como acusación particular en la causa por el letrado Javier López y García de la Serrana, director de Hispacolex Bufete Jurídico, los sorprendió el 7 de febrero, después de que hubieran "realizado el acto sexual" en su dormitorio, y "dio aviso a la Polícía interponiendo denuncia por estos hechos". Se le impuso entonces una orden judicial de alejamiento pese a lo que "continuaron viéndose", lo que dio lugar a una condena por quebrantamiento de condena un mes después.
Pese a dicha condena, "el acusado y la menor continuaron hablando y viéndose, quedando a través de las redes sociales Facebook e Instagram para concertar los encuentros", detalla la sentencia. Al descubrir "el carácter excesivamente celoso y controlador del acusado", la menor le hizo saber en el mes de agosto de 2017 que "no deseaba continuar con dicha relación", concertando una cita el día 29.
Una vez que se vieron "comenzaron a caminar, dando varias vueltas por una zona que la menor no conocía, continuando el acusado en su insistencia de que tenían que retomar la relación, hasta que finalmente la agarró del brazo y la introdujo a la fuerza en una casa en construcción" del Cerrillo de Maracena.
La llevó entonces hasta la habitación más pequeña de la casa y con menos ventanas "para asegurarse de que nadie los escuchara, intimidándola y arrinconándola en una esquina", sacó una navaja de ocho centímetros de hoja, diciéndole que "si no volvía con él se mataba". La tiró entonces al suelo, "rajándole los pantalones para bajárselos", y comenzó a hacerle, en el transcurso de la agresión, "tocamientos de contenido sexual" y a darle "puñetazos en la cara".
Tras apuñalarla hasta en 26 ocasiones y, "actuando el procesado con notable desprecio por su condición de mujer", la dejó inconsciente y "en estado agonizante" abandonada en el lugar, hasta que fue encontrada al amanecer por unos vecinos que escucharon su petición de auxilio.
La creyó muerta
En el juicio, celebrado por la Sección Segunda de la Audiencia Provincial, a finales del pasado mes de mayo, el ahora condenado señaló que, tras saber que quería cortar la relación, la obligó a entrar en la vivienda en construcción y le asestó múltiples puñaladas hasta que se "desvaneció" y la creyó muerta. Después de la práctica de las pruebas propuestas, las acusaciones pública y particular modificaron sus conclusiones provisionales emitiendo un escrito acusatorio conjunto en los términos en que el procesado ha sido finalmente condenado, que reconoció los hechos en virtud de un acuerdo tácito entre las partes.
La Fiscalía pidió inicialmente para él 54 años y medio y la acusación particular lo elevó a 77 años, con una indemnización de 836.444 euros por lesiones, secuelas y daño moral. En su sentencia, contra la que cabe recurso, la Audiencia ratifica la prisión provisional en la que ya estaba el procesado, especificando además que "el máximo de cumplimiento total" de las penas de prisión impuestas por esta causa será de 30 años, conforme prevé el Código Penal.
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