Distópicas, oníricas y misteriosas, las ciudades con sus habitantes confinados han dejado algunas imágenes que en nuestro imaginario ubicamos en el territorio de la ficción. Pero no, la realidad lo ha superado. Pero esta película de terror que estamos viviendo tiene un final lento y esperado: la desescalada. Desde el pico de la mortandad volvemos a la vida de antes. La vida en la urbe es básicamente movimiento, ese que ahora tenemos restringido. Cómo nos movamos por la ciudad determinará en gran medida cómo será nuestra vida los próximos meses. Wuhan, la ciudad china origen de la pandemia, ya ha vuelto a la normalidad y lo ha hecho con más atascos y más contaminación.
El miedo al contagio en los transportes públicos incita al uso del coche privado. Según la secretaria general de Transportes, María Jesús Rallo, el tráfico en coche particular ha repuntado en la última semana, se sitúa en entre un 34%y un 35% de lo que es habitual en circunstancias normales, frente a la tasa del 30% que venía mostrando desde que se decretó el estado de alarma, lo que indica un "mayor uso del vehículo particular" para garantizar así el distanciamiento social. Esto que responde a una recomendación sanitaria, en este punto de la pandemia, se puede convertir en un problema en la siguiente fase.
Las posibilidades que hay sobre la mesa son el transporte público, el coche privado, los transportes compartidos, los taxis y VTC, las bicis y los patinetes, públicos y privados. Pero en la ecuación de la movilidad hay que sumar otros condicionantes. En ciudades como Madrid hay que añadir la existencia de aparcamiento limitado por horas y las zonas de exclusión como Madrid Central. Su alcalde, José Luis Martínez-Almeida ya ha dicho que Madrid Central no se toca. Evitar la contaminación podría ser más determinante de lo que ha sido hasta la fecha. Según varias investigaciones recientes existe correlación entre una mayor letalidad de la COVID-19 y la alta contaminación. Por si esto fuera poco en el escenario de la desescalada el transporte público, esencial en la movilidad de los ciudadanos, tendrá unas limitaciones importantes.
Con el 100% de nuestros recursos de la red de transporte, sólo podremos transportar a 3 de cada 10 viajeros de los existentes antes de la crisis
Ángel Garrido, consejero de Transportes CAM
El consejero de Transportes de la Comunidad de Madrid, Ángel Garrido, aseguraba esta semana que ya están “trabajando en cómo van a ser los transportes en la desescalada. Para poder garantizar la movilidad y la seguridad de los madrileños habrá que impulsar un cambio en la cultura del viaje, viajar en el transporte público no va a ser lo mismo, para garantizar la distancia de seguridad recomendada por las autoridades sanitarias, con el 100% de nuestros recursos de la red de transporte, sólo podremos transportar a 3 de cada 10 viajeros de los existentes antes de la crisis”. Además del uso de mascarillas y plazas vacías en los transportes el consejero declaró que “habrá que facilitar otras alternativas como el propio vehículo privado o, para proyectos cortos, la bicicleta y el recorrido a pie”.
Irene Cobián Martín del Mobility Institute Berlin asegura que “existe una tendencia global a los transportes individuales, como el coche y la bici, aunque va a haber una serie de fases. Después del confinamiento viene una fase de calibrado que podría durar hasta la segunda mitad de 2021. Hasta entonces, podrían darse varias oleadas de contagios acompañadas de medidas más o menos restrictivas”. Según un informe publicado por su think tank “Un levantamiento completo de las restricciones sigue siendo poco probable hasta que la pandemia concluya y es probable que esto no suceda hasta que se desarrolle una vacuna eficaz. En el largo plazo, cuando todo termine, según esta consultora, es probable que “el transporte público se transforme y se reinvente”.
Susana Magro subdirectora de Planificación de la movilidad y transportes en Ayuntamiento de Madrid, ponía esta semana sobre la mesa la problemática de la incógnita de la movilidad de Madrid a los internautas en Reactiva Madrid un hackathon organizado por el Consistorio, en el que piden ayuda a los ciudadanos en dar soluciones a los problemas a lo que se enfrenta la ciudad.
Nos enfrentamos a un momento en el que necesitamos una movilidad segura, sostenible y saludable, desde el punto de vista sanitario y con menos contaminantes
Susana Magro, Ayuntamiento de Madrid
“Nos enfrentamos a un momento en el que necesitamos una movilidad segura, sostenible y saludable, desde el punto de vista sanitario y con menos contaminantes”, aseguraba la técnica durante su intervención. Unos retos a los que llamaba a “sumar la tecnología” para su solución. “Nos enfrentamos a unas restricciones obligatorias en el transporte público y la reticencia de los madrileños a usar los transportes públicos porque, lógicamente, no queremos infectarnos por el COVID. Tenemos mensajes que incitan a moverse en el coche privado pero esa no es la mejor solución. Tenemos que pensar en el día que volvamos todos a trabajar, ese horizonte pasa porque todos podamos usar el transporte público de una manera segura y sostenible y que seamos capaces de impulsar una movilidad ciclista y peatonal”.
Sobre el incremento del uso del coche Magro destacó que si “muchos de nosotros vamos a ir al vehículo privado, para estar más seguros desde el punto de vista sanitario, tenemos que pensar cómo esto va a afectar a la ciudad, a nuestra movilidad y a aparcar. Si muchos decidan eso, en este sentido, debe ir acompañado de soluciones en tecnología”.
Carriles bici temporales
En la búsqueda de soluciones para las ciudades esta semana se reunió la Red de Ciudades por la Bicicleta, una asociación que cuenta con 125 organismos públicos y tiene en su actual Junta Directiva los ayuntamientos de Sevilla, Bilbao, Murcia, Valencia o Madrid, entre otros. De este encuentro han salido algunas propuestas para las ciudades como el impulso de nuevos carriles bicis provisionales o la reapertura de los servicios de bicicleta pública de las ciudades. “Una reapertura que han secundado Barcelona, Sevilla, Madrid y, en breve Murcia y Zaragoza”, señala Nacho Tomás, secretario técnico de la red.
Guillermo Sanz de la Plataforma Carril Bici Castellana, valora positivamente la reapertura del servicio de bici pública de Madrid, Bicimad. “Esta bien pero hay que animar a la gente a usar la bici y hay que facilitar la vías en las que no se vaya con estrés. Es muy fácil, se ponen unos conos y se regulan los cruces y ya estaría. Hay ciudades que ya están trabajando en planes temporales como Bogotá, son vías baratas con señales y conos, que ya ha tenido tanto éxito de usuarios que se plantean convertirlos en fijos”.
Mucha gente optará por el coche, ahora bien, muchos verán que no pueden vivir dos horas de su vida atascados cada día para ir al trabajo
Adrián Fernández, Greempeace.
Estas semanas hemos sabido que en Francia la ministra de Transición Ecológica, Elisabeth Borne, ha encargado al ex vicepresidente de transportes del área metropolitana de París, Pierre Serne, la búsqueda de posibles formas de implementar la bicicleta como el principal medio de transporte en las ciudades del país. Milán, capital de la región de Lombardía, uno de los epicentros del coronavirus en Italia, ha anunciado que para su salida del confinamiento van crear 35 nuevos kilómetros de carriles bici y áreas peatonales. La ministra Teresa Ribera, una de la principales responsables de la desescalada en el Gobierno se hacía eco en Twitter de la iniciativa francesa y declaraba: "Voy a pedir a mis equipos de #clima y de #CalidadDelAire que lo estudien con nuestros compañeros de otros ministerios y de gobiernos locales y autonómicos".
Adrián Fernández responsable de movilidad de Greenpeace es consciente de que las soluciones de la bicicleta no valen para el desplazamiento de ciudades como Móstoles o Alcalá para ir a Madrid. “Mucha gente optará por el coche, ahora bien, muchos verán que no pueden vivir dos horas de su vida atascados cada día para ir al trabajo”. La solución que encuentra para la pérdida de plazas del transporte público, en el caso de los autobuses, es el incremento de su frecuencia. “Implantar carriles bus es fundamental en los accesos de las autopistas de entrada a la ciudad, necesitamos que vayan más deprisa estos autobuses para llegar a más usuarios. Menos aforo requiere más frecuencia y si priorizamos su espacio en la ciudad lo facilitamos”.
Sobre la posibilidad de facilitar el uso de coche privado este ecologista se pregunta si “es posible facilitar más la vida a los coches privados. Tenemos ciudades hechas por ir para los coches”. En este sentido Fernández hace hincapié en la nueva realidad del COVID-19. “Necesitamos más espacios peatonales, el distanciamiento físico es una necesidad y no todas nuestras calles están preparadas, no hay espacio. Hay que garantizar aceras por las que vayas sin tener que chocar con otros peatones”.
Soluciones tecnológicas y de la ciudadanía
Raúl Jiménez, responsable de Start ups y Spin off de Esri y uno de los organizadores de Reactiva Madrid destaca el papel de las aportaciones tecnológicas para la solución de problemas en particular el “papel de los datos y la geolocalización de los coches y las personas para la búsqueda de estas soluciones”.
Como el reto al que se enfrentan las ciudades con la desescalada es mayúsculo el proyecto Reactiva Madrid ha creado un “proceso de innovación abierta de participación ciudadana para poner problemas sobre la mesa, identificar problemas y aportar soluciones en materia, social, económica y de movilidad”, explica Jiménez.
Las ideas van desde el uso de Apps para moverse por la ciudad a arcos de desinfección por los que deben pasar los usuarios
Cualquier persona puede aportar sus ideas sobre las mejores opciones para el futuro de la movilidad en Madrid a través de la web. Un equipo de 20 mentores coordinan las aportaciones y soluciones tecnológicas que surgen. “Son consultores, directores nacionales, CEOS, técnicos del Ayuntamiento que dan feedback a las persona que están aportando ideas y problemas. Hacen críticas constructivas y ayudan a refinar las ideas”, señala Jiménez.
Las ideas van desde el uso de Apps para moverse por la ciudad a arcos de desinfección por los que deben pasar los usuarios, pasando por medidas que proponen dividir a los peatones en diferentes sentidos de la dirección. Y, por supuesto, el uso de mascarillas, que muy probablemente se queden para siempre entre nuestros hábitos de viaje en transporte público como ha ocurrido en países que han pasado por experiencias epidémicas.
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