La Junta de Castilla y León ha confirmado este jueves un caso de fiebre hemorrágica de Crimea-Congo (F.H.C.C) en un varón de Salamanca tras la picadura de una garrapata, es el quinto caso que se produce en España desde que se identificó por primera vez el virus en 2010 en garrapatas de la especie 'H. lusitanicum' recogidas en una finca de Extremadura.
No obstante, según recoge el último informe publicado en julio del pasado año por el Ministerio de Sanidad sobre el riesgo de trasmisión, no se produjo hasta septiembre de 2016 el diagnostico del primer caso autóctono en España, el paciente, un varón de 64 años que falleció, produjo un caso secundario en una de las enfermeras que le atendió mientras estuvo ingresado en la UCI del Hospital Infanta Leonor de Madrid; posteriormente se han confirmado otros dos casos autóctonos en el país, ambos producidos en agosto de 2018 pero sin relación aparente.
En dicho informe Sanidad indica que en una amplia zona de España se está produciendo una circulación del virus de la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo y, por tanto, "no puede descartarse" la aparición esporádica de nuevos casos humanos autóctonos. "El riesgo de que se produzcan más casos esporádicos de transmisión del virus de la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo en España es moderado en zonas donde hay presencia de garrapatas del género Hyalomma y especialmente en la población con una mayor exposición a sus picaduras que reside o frecuente esas zonas".
Por otro lado, en este informe se señala que "el impacto de la enfermedad se considera bajo dado que aunque pueda ser una enfermedad grave el número de personas afectadas no sería elevado y se dispone de medios adecuados de aislamiento y control de los casos".
Tras la detección de los primeros casos humanos, Sanidad ha puesto en marcha varios estudios para valorar el riesgo de infección en España tanto en garrapatas como en animales domésticos y silvestres. Así, se ha observado que la probabilidad de infección para las personas viene determinada fundamentalmente por la intensidad de exposición a las garrapatas, ya que el periodo de viremia en los animales infectados es muy reducido, y el mecanismo de transmisión a partir de animales infectados tiene mucha menos importancia.
El principal grupo de riesgo serían por tanto los trabajadores expuestos a la picadura de garrapata como los ganaderos, agentes forestales o agricultores y los que realizan labores de sacrificio, desollado de animales y cardadores de lana. Así mismo, los cazadores y las personas que realizan actividades lúdicas al aire libre en zonas rurales sin la debida protección, tendrían un mayor riesgo de picaduras.
Aunque es necesario realizar nuevos estudios, "con los datos disponibles no puede descartarse que, especialmente en estos grupos de riesgo, aparezcan de forma esporádica más casos producidos por este virus", señala.
En cuanto a la transmisión de persona a persona por contacto directo a través de la exposición de la piel o mucosas a sangre, líquidos corporales y tejidos de pacientes sintomáticos, recuerda que "es posible", especialmente en los últimos estadios de la enfermedad donde la carga viral es más alta. "Las hemorragias pueden ser una fuente importante de exposición en familiares del enfermo y personal sanitario·.
Sin embargo, añade, "en el ámbito sanitario, con el uso de las medidas estándar de prevención de la infección y la aplicación oportuna de las medidas de contención adecuadas (aislamiento del paciente, empleo de equipo de protección individual adecuado) se controla el riesgo de transmisión". En términos de morbi-mortalidad, el impacto de la infección por el VFHCC, viene determinado, entre otros factores, por la forma de presentación clínica de la infección.
¿Cuáles son los síntomas y cuando aparecen?
Generalmente no aunque en algunos casos, la evolución de la infección puede ser hacia formas graves con fallecimiento en un 2-30% de los casos. Aunque no se ha determinado con exactitud, un alto porcentaje de infectados no llegan a presentar ningún síntoma, en un estudio en Turquía con más de 3.000 muestras analizadas se estimó que hasta el 90% de los infectados no llegaron a tener clínica.
La FHCC en el ser humano evoluciona en 4 fases: periodo de incubación, desde la picadura hasta la aparición de los primeros síntomas transcurren entre 3 y 7 días; seguido del periodo prehemorrágico, súbitamente aparece fiebre alta (39-40ºC), dolor de cabeza, dolores musculares y articulares, mareos, vómitos, enrojecimiento de cara, cuello o tórax, congestión ocular (ojo rojo) o conjuntivitis. Aquí, es frecuente que existan cambios en el estado de ánimo, con irritabilidad y la persona puede llegar a estar confusa.
Luego está, el periodo hemorrágico, cuando aparecen hematomas pequeños (petequias) que luego pueden hacerse más grandes en piel y mucosas, y se pueden producir sangrados por la nariz y las encías o la orina, además de que también pueden aparecer vómitos de sangre o heces negras. Aquí es frecuente que se agrande el tamaño del hígado y que la piel y mucosas se ponga de color amarillento (ictericia), y en los casos más graves se puede producir una reducción del nivel de conciencia.
Finalmente, el periodo de convalecencia o recuperación que comienza pasados 10-20 días del inicio de la enfermedad puede ser lento y tener algunos síntomas como pulso débil, afectación de algunos nervios, dificultad para respirar, sensación boca seca, disminución de la agudeza visual, pérdida de audición y de memoria.
¿Cómo se contagia?
La fiebre hemorrágica de Crimea-Congo es una enfermedad endémica en muchos países de Europa, África, Asia y Oriente Medio. Estas patologías se consideran una zoonosis ya que los virus, en su ciclo natural, se multiplican en un animal reservorio o en un artrópodo que actúa como vector. Algunos de ellos utilizan diferentes roedores, domésticos o silvestres, como reservorios. En estos casos, la infección se produce esencialmente por contacto con las secreciones y excreciones de los animales infectados.
Prácticamente en cualquier lugar del mundo circulan virus capaces de producir una fiebre hemorrágica. La distribución de cada virus, sin embargo, está restringida al área geográfica en la que están presentes sus especies hospedadoras y, en gran medida, su impacto en la salud depende también de otros factores como las instalaciones higiénico sanitarias disponibles en cada región y el hábitat rural o urbano de sus poblaciones.
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