Estas fechas próximas a la Navidad, la tradición cobra mayor importancia en la mente de nuestros seres queridos, en especial aquellos que viven en residencias. En un contexto en el que han perdido parejas, amigos o familiares por el Covid-19, muchos de ellos ven con incertidumbre la posibilidad o no de reunirse con sus familiares, y algunos de ellos temen que estas podrían ser su última celebración de la Navidad. Los encuentros van a estar marcados por las medidas de prevención por el coronavirus y dificultará que puedan disfrutar de compañía en estos momentos tan emotivos.
Según Miguel Vázquez, integrante de la Plataforma por la Dignidad de las Personas Mayores en Residencias (PLADIGMARE), las previsiones para estas fechas "son terroríficas" ya que no les dejan salir del centro en el que se encuentran y se sienten desamparados por parte de las autoridades. "Las expectativas para esta Navidad no son nada halagüeñas", expone. Asimismo, Carmen López, miembro de la organización asamblearia Marea de Residencias, subraya que a día de hoy no hay información clara de lo que va a pasar en Navidad con sus familiares.
Van a dejarlos sin visitas, encerrados. Muchos de ellos llevan así desde principios de marzo
mariví (x), de marea de residencias
Algo que viven con "mucha tristeza e indignación". Además, Marea de Residencias detalla a El Independiente que cada residencia sigue unas directrices distintas ya que no se poseen pautas unificadas por parte de la Consejería de la Comunidad de Madrid para actuar. "Son las empresas las que deciden sobre la vida de nuestros familiares, es todo una falta de información y descoordinación muy grande", manifiesta indignada.
Mariví Nieto, también integrante de Marea de Residencias, tiene a su madre en la Residencia Pública de Mayores de Alcorcón y piensa que no van a hacer "absolutamente nada" durante el periodo de vacaciones de Navidad. "No creo que hayan previsto un protocolo especial para estas fechas. Van a dejarlos sin visitas, encerrados. Muchos de ellos llevan así desde principios de marzo", afirma. "Se está hablando de salvar la Navidad de cara a la sociedad, pero de los residentes no se ha mencionado absolutamente nada", añade.
Posibles salidas con aislamiento preventivo
Lourdes Bermejo, vicepresidenta de Gerontología de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG), subraya que no existe una situación unificada. A esto se le añaden las características específicas de cada territorio en contagios y situación serológica. "Hay pueblos donde no hay nada de coronavirus, y otras zonas donde todavía hay tasas muy elevadas: esto marca el criterio a la hora de tomar medidas por parte de las residencias", asegura.
De cara a la gestión de visitas de familiares a residentes por Navidad, hay lugares donde es imprescindible que se tomarán medidas extremas. En casos excepcionales se han permitido salidas de forma puntual por las vacaciones de verano. A la vuelta, el residente ha de someterse a una prueba de PCR y un aislamiento preventivo para evitar un posible contagio entre el resto de sus compañeros. "Las personas que viven en residencias tienen mayor riesgo de enfermar una vez que su comunidad está contagiada", apunta Bermejo.
Además, en las reuniones familiares navideñas el distanciamiento social se tiene que romper "por necesidad". "A las personas no les compensa salir un día, para una cena de Nochebuena o una comida de Navidad, ya que a la vuelta van a tener que realizar un aislamiento de quince días", expone la vicepresidenta de la SEGG. "Van a tener que ser las familias las que van a tener que decidir y hacer un balance de este riesgo. Al final es una decisión muy personal".
Un deterioro que agrava su situación
Si un anciano ya tiene un deterioro de sus capacidades neurológicas o físicas, esta falta de movilidad y contacto con el entorno puede agravar más su situación. "Ahora caminan menos, están perdiendo masa muscular, equilibrio, están más tristes", sostiene la vicepresidenta de Gerontología de la SEGG, Lourdes Bermejo. "Cuando lo más importante es tu familia y no puedes verlos, aún más en Navidad, la vida puede perder sentido".
Estas Navidades van a suponer un reto muy difícil, muchos de los residentes piensan que va a ser su último año"
LOURDES BERMEJO, VICEPRESIDENTA DE LA SEGG
Por otra parte, han aumentado las depresiones, muchos de los amigos o familiares que convivían con ellos han muerto. La gran mayoría de actividades que se realizan para mejorar el estado anímico y físico de los residentes se han suspendido por el coronavirus. Esta falta de estimulación hace que las personas escuchen peor, no estén igual de conectados con su entorno y hace mella en las personas más frágiles y en su capacidad de sobreponerse ante los cambios que han surgido tras el Covid-19. Además, si la persona sufre de demencia, no comprende lo que está pasando. "Es muy doloroso para las familias con personas que poseen un deterioro cognitivo" afirma la vicepresidenta de Gerontología de la SEGG, Lourdes Bermejo.
"Estas Navidades van a suponer un reto muy difícil, muchos de los residentes piensan que va a ser su último año", afirma Bermejo. "Es un año más duro para estar solo y por parte de las residencias no hay una solución única para que estas fechas sean positivas". En este sentido, según trasmite la SEGG a El Independiente, los centros están buscando otro tipo de soluciones como celebraciones internas, sin tener que invitar a los familiares, animar a estos a que realicen grabaciones para sus seres queridos.
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