Agentes de la Policía Nacional y la Guardia Civil han desarticulado en Málaga, mediante una operación conjunta, una organización criminal especializada en el cultivo de marihuana, y han detenido a 23 de sus miembros. Los cabecillas de la trama eran, presuntamente, dos hermanos que se dedicaban a ocupar viviendas para cultivar marihuana.
Así, elegían a los miembros de la red entre familiares y amigos a los que encargaban el cultivo de marihuana a cambio de permitirles habitar en ellas.
Para desarrollar su actividad ilícita no dudaban en amedrentar y amenazar a los vecinos que consideraban hostiles o a aquellas personas que se habrían quejado o que habrían intentado interferir de alguna manera en su actividad.
Todos los investigados resultaron detenidos como presuntos responsables de los delitos de pertenencia a organización criminal, usurpación de vivienda, delito contra la salud pública, blanqueo de capitales, defraudación de fluido eléctrico y tenencia ilícita de armas, según han detallado en un comunicado.
Las investigaciones se iniciaron en el mes de junio, al detectar un elevado incremento de las ocupaciones de viviendas en la zona este de la provincia, más concretamente en el término municipal de Rincón de la Victoria.
Al parecer, estaban siendo utilizadas para cultivar y distribuir marihuana. Tras un análisis y estudio de los hechos, se concluyó que detrás estaría un grupo criminal organizado que se habría instalado en la zona desarrollando esa actividad ilícita.
Así, centradas las pesquisas, los investigadores constataron que esta trama estaba formada por cerca de una treintena de miembros, dirigidos principalmente por un hombre dedicado al tráfico de estupefacientes que ya habría sido detenido anteriormente por hechos similares. El principal investigado tenía perfectamente estructurada la red y utilizaba avanzados medios tecnológicos.
Actividad desarrollada con familiares y amigos
Además, para desarrollar su actividad se servía de familiares y amigos. En concreto, su hermano sería su lugarteniente, realizando labores técnicas y de coordinación respecto a las instalaciones de las plantaciones, la elección de semillas y/o esquejes, así como la venta y distribución de la recolección.
En otro escalón estaría el encargado de asignar las viviendas ocupadas a otros amigos o familiares, donde residirían de forma gratuita a cambio de cuidar y mantener las plantaciones que en su interior se hallasen.
Su progenitor, que también estaría involucrado, sería el encargado de organizar y coordinar la transacciones con los distintos proveedores, mantener y revisar las instalaciones, facilitar los suministros adicionales de electricidad y agua que requieren las plantaciones, así como realizar labores de seguridad y vigilancia en el 'cuartel general' de la familia.
Entre los miembros de esta red también se hallaba una mujer, responsable de la contabilidad, cuya labor consistía en custodiar y guardar todo el capital recaudado fruto de la actividad ilícita.
El resto de miembros, hasta llegar a la treintena, serían otros amigos y familiares de los cabecillas de la red. Asimismo, utilizaban a jóvenes de la localidad asignándole tareas de cuidado, vigilancia y, en algunos casos, de recogida y transporte del estupefaciente.
Las indagaciones permitieron a los investigadores identificar a gran parte de los miembros de la organización y localizar más de una veintena de viviendas, la mayoría ocupadas, donde estarían llevando a cabo diferentes actividades ilícitas.
Protección tecnológica contra la policía
Tras gestiones, y ante el avance de la investigación se ha podido determinar que esta red contaba con sistemas tecnológicos avanzados de comunicación para evitar la acción policial y que, además del cultivo y distribución de marihuana, también se dedicaban a la venta de otras sustancias ilegales.
El cabecilla recibía en todo momento información del resto de miembros, los cuales solicitaban su consentimiento ante cualquier duda o incidencia.
Además, su líder, de carácter violento, se encargaba, junto a su hermano y lugarteniente, de solucionar cualquier problema con vecinos o proveedores amenazando y amedrentando, llegando en ocasiones a utilizar una violencia física y verbal desmesurada.
Este operativo conjunto, en el que han participado más de 300 agentes de ambos cuerpos policiales, ha culminado con la práctica de 26 registros y 23 detenciones, y ha permitido el desmantelamiento de una organización criminal dedicada a ocupar viviendas para, posteriormente, instalar plantaciones de marihuana para su venta y distribución.
En los registros se han incautado 2.010 plantas de marihuana, 461 gramos de hachís, 317 gramos de cogollos y picadura de marihuana y se han intervenido, entre otros efectos, 42.000 euros, una pistola, un machete, seis vehículos de alta gama, seis ordenadores, 33 teléfonos móviles, un chaleco antibalas, equipos transmisores, un inhibidor, documentación y todos los elementos necesarios para el cultivo de marihuana.
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