Calmar el tráfico mediante la reducción de la velocidad en núcleos urbanos ayuda a una mejor convivencia en las ciudades: protege a los colectivos vulnerables, favorece un tránsito seguro de peatones y ayuda a los vehículos de cuatro ruedas y motocicletas a convivir con bicicletas y otros nuevos vehículos surgidos como respuesta a la nueva movilidad.
Dentro de las recomendaciones de distintos organismos internacionales se encuentra la gestión de la velocidad, que ha demostrado ser una de las intervenciones estratégicas más efectivas en la seguridad vial.
La nueva normativa que rebaja a 30 km/h en calles de un único carril y sentido en toda España es una medida reclamada por la Federación Española de Municipios y Provincias, pero también por distintos Ayuntamientos, entre los que se incluyen los de Madrid, Barcelona, Zaragoza, Málaga o Bilbao. Todos buscan en esta reducción de velocidad una medida de equilibrio entre seguridad y movilidad urbanas, con efecto directo en la disminución de accidentes pero sin ralentizar el flujo del tráfico.
30 kilómetros por hora: Las razones
Esta nueva velocidad en vías de un carril y sentido pretende mejorar sustancialmente los datos de 2019, cuando fallecieron en nuestras ciudades 519 personas de, un 6% más que el año anterior.
De ese número de fallecidos, un 82% eran usuarios vulnerables: 247 peatones, 148 motoristas o ciclomotoristas y 32 ciclistas. En todos estos colectivos vulnerables se produjo un aumento con respecto a 2018.
En cuanto a las consecuencias de los accidentes, la nueva velocidad de 30 km/h marca una diferencia muy considerable: el riesgo de fallecer por atropello es del 90% a 50 km/h, pero se reduce hasta el 10% si el vehículo que impacta circula a 30 km/h.
Además, los nuevos sistemas de seguridad para peatones que incorporan algunos vehículos son mucho más efectivos a menor velocidad, a lo que se suma que la distancia necesaria para detener el vehículo es la mitad si circula a 50 km/h que si lo hace a 30.
En las experiencias existentes en zonas 30 se ha observado un efecto muy positivo sobre la siniestralidad: los accidentes se han reducido hasta más del 40% en muchas de esas áreas.
Con todo, esta reducción de la velocidad busca animar a que se realicen los desplazamientos en medios activos, como a pie y en bicicleta, creando ciudades más sanas y activas que proporcionan un entorno más amable y seguro para una movilidad sostenible.
Una serie de municipios españoles ya han instaurado este límite, y esta norma se formalizará en todas las ciudades del territorio español gracias a esta nueva norma. Un avance en pos de ciudades más verdes y más seguras para todos.
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