Madrid, 19:00 horas. Mientras que varias personas disfrutan de unos vinos y un tardeo pandémico en un bar situado en el corazón de la plaza de Colón, cientos de ciudadanos piden entre gritos y silbidos que el Gobierno les devuelva su "libertad". No ha sido una escena épica o ligeramente similar a la de La Libertad guiando al pueblo del pintor francés Eugène Delacroix, aunque sí se ha convertido en un símil de un cuadro, en el sentido menos literal del término artístico.
El Colectivo Humanos Conscientes y Libres había organizado para este sábado 23 una 'Marcha por la libertad' para denunciar la "mentira" de la pandemia. Desde Atocha, hasta la siempre congregada plaza madrileña, colectivos de bomberos, profesores, policías, médicos y artistas como Sherpa (ex Barón Rojo), Carmen París o Enrique Bunbury (que aunque no acudió al evento lo apoyó como un feligrés más), abogaron por la búsqueda de la verdad. O la que consideren como tal.
Entre pancartas que negaban la eficacia y eficiencia de las vacunas contra el Covid-19, y mensajes que reflejaban el hartazgo y el sentimiento generalizado de negarse a ser cobayas en un laboratorio, los manifestantes dejaban entrever su malestar sin mascarilla, sin distancia de seguridad y sin intención de hablar con los medios "que lo tergiversan todo".
Tras varios rechazos, numerosos ‘no’ rotundos y reticencia a dejar su imagen como huella de sus pensamientos, un grupo de tres asistentes ha decidido explicar por qué consideran que el virus que ha dejado 55.441 fallecimientos y más de dos millones de contagios en España es una red de mentiras.
"Hemos venido a defender nuestras libertades, que han sido arrebatadas por el Gobierno y el Estado", relataba un manifestante a El Independiente. "Parece hasta ridículo decir que vienes a reivindicar unos derechos que no están en mano de los políticos", añadía.
"No estamos locos, estas medidas son excesivas”, seguía el ciudadano, que ha explicado con minucioso detalle por qué el término que se emplea para describirles no es el correcto. "El término negacionista es de la Segunda Guerra Mundial, los negacionistas son los que niegan el Holocausto", explicaba.
Mientras la lluvia y el viento se apoderaban del protagonismo en Colón y los manifestantes más valientes se subían a los altos de la plaza como si de un podio se tratase, los entrevistados comienzan a explicar las razones de peso que hay detrás de sus mensajes explícitos contra la vacuna y las medidas sanitarias implementadas para frenar la propagación de la enfermedad que ha parado el mundo.
"La pandemia se puede acabar ya, te voy a explicar cómo. Se lo crean o no, existe un remedio para el Covid que se llama dióxido de cloro", explica en relación a la idea de que el Gobierno es conocedor de la cura para el virus, pero lo calla en beneficio propio.
"En Bolivia ya está legalizado, pero hay silencio pandémico. ¿Por qué aquí no legalizan el dióxido de cloro?", continuaba. "Nosotros tenemos unos amigos que cogieron el coronavirus en su casa, pasaron de ir al hospital, lógicamente, y en tres días se curaron los dos", tras ingerir dicho producto.
¿Mano de santo?
La Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) advirtió en su momento de que "no existe ninguna prueba científica que avale" al dióxido de cloro, pues "no se ha sometido a ningún tipo de evaluación o autorización por las autoridades competentes que garantice el derecho de los ciudadanos a la protección de su salud".
Al parecer, algunas figuras mediáticas en países como Perú o Bolivia habrían propagado la idea generalizada de que el consumo del dióxido de cloro sería una solución eficiente, y homologada, para frenar el avance del virus y hacerlo desaparecer del cuerpo. Este es el caso del doctor peruano José Luis Pérez-Albela, que por medio de varios vídeos de YouTube que sumaron miles de visualizaciones, consiguió que en su país cogiera fuerza el empleo del líquido para paliar la crisis sanitaria: "No tiene nada que ver con la lejía", indicaba en uno de ellos.
"¿Pablo Iglesias estuvo en Bolivia y no vio cómo allí se curaba la gente?", se preguntaba otro manifestante. "¿Ve cómo la gente se ha curado con el dióxido de cloro y se calla? Todos los políticos tienen dueño y siguen órdenes", reiteraba rotundo.
"Los sanitarios, los policías, todos consumen dióxido de cloro, ellos saben que estas medidas son absurdas", seguía explicando uno de los asistentes. Así, de manera inesperada, El Independiente ha podido dar con una exclusiva jamás contada de la mano de uno de los allí presentes, que ha asegurado que "se puede saber el pecado pero no el pecador y yo sé, por muy buena fuente, que una ministra consume dióxido de cloro. No te puedo decir más".
"La vacuna produce esterilidad"
El "no pueden obligarnos a vacunarnos" ha sido una de las frases más enunciadas durante el acto, como cuando los niños pequeños solo recuerdan el estribillo de una machacada canción en la radio.
"Mira mi pancarta: 'No a la vacuna porque produce esterilidad'. Eso está comprobado por los médicos a los que no están escuchando", aseguraba una de las manifestantes, que entre pregunta y respuesta parecía estar más pendiente de que sus cartulinas A4 aparecieran en las cámaras de los medios allí presentes.
Dame una caja de PCR y te doy un rebrote. Dame un camión de PCR y te doy una ola de contagios
DECLARACIONES DE UN ASISTENTE A LA MANIFESTACIÓN
Los negacionistas no solo reniegan de la vacuna o de las medidas, también de la mascarilla, de las PCR o de cualquier producto o solución que se haya generado para poner fin a una enfermedad que ha hackeado el planeta, haciendo honor a la palabra que la define como virus.
"No hay un solo informe que confirme la eficacia de la mascarilla", afirmaba un asistente. "Dame una caja de PCR y te doy un rebrote. Dame un camión de PCR y te doy una ola de contagios", apuntaba en referencia a la "retroalimentación" del sistema sanitario a la hora de contabilizar los casos registrados en España.
El pasado verano, Madrid y Colón ya fueron el escenario elegido por los negacionistas para manifestarse. La congregación este sábado de multitud de ciudadanos sin mascarilla se produce con la incidencia de la región disparada en los 904 casos por cada 100.000 habitantes.
Pasadas las 20:00 horas, varios vehículos de la Unidad de Intervención Policial (UIP) han comenzado a identificar a los asistentes, interviniendo en mayor medida que en horas previas. Los autobuses, aparcados como si esperasen la salida del Real Madrid del Santiago Bernabéu tras jugar su compromiso doméstico de liga, aguardaban a que los manifestantes que no eran de Madrid decidieran volver a sus asientos para poner fin al evento.
El Independiente ha intentado hablar con una señora de Mallorca, pero su pánico al ver el iPhone 6 con la pantalla rota grabando su voz ha frenado su intento de decir que los medios "cambiamos siempre los titulares". No sabemos si habrá venido en barco o en avión, pero la libertad a la que se aferra y que cree que no existe en España es la que le ha permitido vaciar sus pensamientos en los resonantes altavoces de Colón.
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