En los cuarteles malagueños, donde se fraguó la transformación de la ciudad, se ha diseñado también su última apuesta: acoger en 2027 una Exposición Internacional, a imagen de la que Zaragoza celebró en 2008. “No planteo tanto buscar un golpe de efecto como cumplir con cierta obligación ética. Si tienes ideas claras sobre la temática hay que hacerlo. Y se trata de un proyecto de país, no tanto de ciudad”, replica el alcalde de la ciudad andaluza, Francisco de la Torre, en conversación con El Independiente.
Málaga, protagonista de una metamorfosis aún en curso que la ha situado en el mapa cultural y tecnológico del país, aspira a reflexionar dentro de un lustro sobre "La era urbana: hacia una ciudad sostenible", el lema elegido para la candidatura a una Expo Internacional que se organizaría entre el 5 de junio y el 5 de septiembre de 2027. “Es una temática con mucho tirón porque se trata de hablar de las buenas prácticas urbanas para lograr una ciudad sostenible en movilidad y con eficiencia energética”, explica De la Torre, decidido a "pensar en grande".
El regidor niega que, a sus 79 años, sea el de la Expo su último gran proyecto, con el que persigue arropar su inevitable adiós. “No estamos pretendiendo usar la Expo como estrategia para que se haga la alta velocidad o el aeropuerto. En ese sentido, Málaga tiene los temas resueltos”, reconoce De la Torre. “Habrá que hacer alguna inversión en infraestructuras que era necesaria para el propio desarrollo de la ciudad pero se trata de adelantarlo en el tiempo. Tenemos ya un ecosistema creado”, advierte.
Acelerar proyectos
La candidatura malagueña -que se presentó oficialmente en la Oficina Internacional de Exposiciones (BEI) a finales del mes pasado tras obtener el apoyo del Gobierno central- competirá con Minnesota, en Estados Unidos; Phuket, en Tailandia; Belgrado, en Serbia, y San Carlos de Bariloche, en Argentina. Una pugna que el alcalde, el principal rostro del proyecto, observa con prudente optimismo. “Tenemos un rival muy duro, que es Estados Unidos y la ciudad donde está la Clínica Mayo, y también Tailandia. Aunque tampoco son candidaturas menores las de Serbia y Argentina”, admite.
A su favor, el alcalde subraya una temática “de gran actualidad, muy alineada con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU y con la estrategia europea para una sociedad sostenible y que aproveche la transformación digital para lograr esas premisas”. Más de tres cuartas partes de la población mundial residirá en ciudades en 2050. “Nuestro propósito es que se puedan compartir las experiencias del mundo más desarrollado con el que lo está menos, que es donde además se está produciendo el proceso de urbanización más intenso, desde los continentes africano o asiático hasta el centro y el sur de América”.
Un ejercicio de pensar las urbes del futuro para el que desde Málaga se reivindica la utilidad de la Exposición Internacional, una modalidad que, a diferencia de las Universales, de espacio ilimitado y seis meses de duración, solo duran tres meses y no superan las 25 hectáreas de superficie. “Sería un acontecimiento que movería a decenas de miles de personas, con la necesidad de proporcionar una oferta suficiente de alojamiento”, arguye el alcalde, recién regresado de Dubái, donde ha presentado la aventura en el marco de la Exposición Universal que hasta finales de marzo alberga Emiratos Árabes Unidos.
“Era una oportunidad estupenda para poder llegar a mucha gente relacionada con las Exposiciones que hasta marzo se encuentran en Dubái y que luego será más difícil de reunir”, relata De la Torre. El BEI dirimirá en junio en 2023 la apuesta ganadora. La última Expo Internacional acaeció en 2017 en Astana y alcanzó los 4 millones de visitantes. La de 2023, que debía celebrarse en Buenos Aires, fue anulada por la propagación del coronavirus.
La utilidad del modelo
La malagueña, de resultar la adjudicataria, se emplazaría en las afueras de la ciudad, entre el Parque Tecnológico, el campus de la Universidad de Málaga y la feria de muestras. En total, estaría formada por 250.000 metros cuadrados para pabellones -en las Internacionales los países no cuentan con edificios independientes- y 800.000 metros cuadrados para logística y uso residencial. Una vez concluido el acontecimiento, el costado occidental sería empleado en la ampliación del Centro de Transporte de Mercancías mientras que el oriental se sumaría al parque de vivienda pública.
Para algunos, las Exposiciones, Universales e Internacionales, representan un modelo obsoleto, más propio de una época analógica, cuando ni internet ni los desplazamientos en avión habían revolucionado el turismo, los desplazamientos y el acceso a la información. En Málaga, en cambio, se cree en las posibilidades de la Expo. “Competimos con otras cuatro ciudades, pero no me cabe duda de que Málaga será la elegida. Este es un proyecto de país en el que todos vamos a trabajar conjuntamente", indica Ana Esmeralda Martínez, directora general de Diplomacia Económica del Ministerio de Exteriores.
En el consistorio, donde se barruntó la mudanza de la ciudad de las últimas dos décadas, no existen dudas. “La Expo supondrá más visibilidad para Málaga y quedará un legado muy utilizable porque la ubicación junto a la universidad y cerca del parque Tecnológico y el aeropuerto tendrá una utilidad clarísima”, concluye De la Torre.
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