Los biólogos marinos han detectado aditivos químicos plásticos en sardinas, boquerones y merluzas del mar Mediterráneo, aunque sus niveles no suponen un riesgo para la salud humana.
Según el trabajo, liderado por el Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA-CSIC) en colaboración con el Instituto de Ciencias del Mar (ICM-CSIC) y el Instituto Español de Oceanografía (IEO-CSIC), la contaminación por plastificantes podría ser una de las causas del declive de las poblaciones de estas especies, junto con el cambio climático y la presión pesquera.
La investigación, que publica la revista Environmental Pollution, ha estudiado la presencia en estos peces de ésteres organofosforados, una familia de compuestos químicos ampliamente utilizados en la industria (para plásticos, textiles, muebles...), que tienen efectos tóxicos sobre el sistema nervioso y endocrino, y pueden afectar al sistema reproductor o tener efectos cancerígenos.
El estudio incluye el análisis de 55 muestras correspondiente a sardinas, boquerones y merluzas pescados en zonas del Cabo de Creus, el Delta del Ebro, el Golfo de Valencia y el Golfo de Alicante.
Todos los peces, excepto dos, mostraron niveles de plastificantes de hasta 73 nanogramos por gramo de músculo: "En general, las cuatro zonas estudiadas presentaron niveles de contaminación similares, sin diferencias significativas entre sí, lo que indica un uso similar de los plastificantes en toda el área estudiada", ha explicado la investigadora del IDAEA-CSIC Ethel Eljarrat, autora principal del estudio.
Sin embargo, los investigadores han observado que la sardina es el pescado con mayor cantidad de plastificantes encontrados, seguida por el boquerón y la merluza.
Según los biólogos marinos, éstas diferencias están relacionadas con las diferentes capacidades de adquisición, bioacumulación y metabolismo de cada una de las especies: "Los niveles inferiores encontrados en la merluza, que es un depredador parcial de sardinas y boquerones, sugieren que estos contaminantes no se biomagnifican a lo largo de la cadena alimentaria, ya que los niveles de contaminación no aumentan de presa a depredador", según Eljarrat.
La investigadora ha recalcado que la evaluación del riesgo de estos contaminantes sobre la salud humana indica que el consumo de estos peces, de por sí, no supone ninguna amenaza, aunque ha recordado que la exposición humana a estos contaminantes se produce tanto por la ingestión de alimentos, no sólo de pescado, la inhalación de aire en espacios interiores y exteriores, o respirar polvo.
Según Eljarrat, la suma de todas estas fuentes de exposición sí podría plantear cierto riesgo para la salud humana, por lo que recomienda minimizar la exposición a estos plastificantes, reduciendo la contaminación en los ecosistemas marinos.
El equipo del ICM-CSIC está estudiando el declive de las poblaciones de sardina y boquerón en la costa oeste del mar Mediterráneo y según el biólogo marino Joan Giménez, "existen varias hipótesis para explicar esta tendencia, el aumento de la presión pesquera, las temperaturas más cálidas del agua por el cambio climático o la presencia de contaminantes como los analizados en este estudio".
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