Gambia, Senegal, Marruecos… Estos son algunos de los países en los que Santander BEST África impulsa proyectos de mujeres emprendedoras que contribuyen al desarrollo de las comunidades en las que viven y ayudan a preservar el entorno local. En total, treinta y cuatro programas respaldados por Fundación Banco Santander, de diferentes actividades y tamaños, que trabajan con el objetivo de relanzar el turismo sostenible y responsable en la región. Según datos de la Organización Mundial del Turismo (OMT), este sector es crítico para el desarrollo del continente: emplea a más de 20 millones de personas y es de los ámbitos laborales que cuenta con mayor número de mujeres, uno de los colectivos más vulnerables.

Según datos de la Organización Mundial del Turismo, este sector es crítico para el desarrollo del continente

La granja-escuela de Fimela, una población rural en el delta del Sine Saloum, en Senegal, es uno de ellos. En esta zona, los rendimientos agrícolas y la producción de alimentos se han visto afectados por el cambio climático y por el impacto de la crisis sanitaria del coronavirus. Hasta el punto de que sus habitantes se encuentran en una situación de alta vulnerabilidad en materia de seguridad alimentaria. Santander BEST África, en colaboración con Enraíza Derechos, apoya este proyecto desarrollado en 2018 por SAPOP y en el que trabajan quince mujeres, entre la granja-escuela y el huerto ecológico, con el objetivo de contribuir a la disminución de la pobreza y del éxodo rural. «A través de esta acción impulsamos la producción hortícola, el autoempleo y la generación de ingresos estables para las mujeres de la comunidad durante todo el año», señalan desde la Fundación.

Trabajadores en la granja-escuela de Fimela, en Senegal, uno de los 34 proyectos apoyados por Santander BEST África.

Las mujeres, motor de cambio

Santander BEST África aúna emprendimiento, igualdad y sostenibilidad. Los proyectos seleccionados promocionan el empleo de la mujer —con especial énfasis en las madres con difícil acceso al mercado laboral— y la sostenibilidad económica, social y medioambiental. Pero, al mismo tiempo, están relacionados directa o indirectamente con el desarrollo de un turismo responsable: artesanía, alojamientos, transporte, patrimonio natural o cultural y agricultura sostenible. De hecho, muchos de ellos ya forman parte de rutas turísticas africanas, una tierra que no tiene comparación en belleza y medio ambiente para viajeros de todo el mundo.

Es el caso, también en Senegal, de Leontine, una joven madre de la etnia bedik que gestiona un albergue rural en el corazón del País Bassari. Este alojamiento turístico está compuesto por ocho cabañas rústicas y un comedor. Leontine es también la promotora de una cooperativa de productoras de harina en su población natal. Otro ejemplo es la cooperativa de sal en Faoye, al suroeste del país, donde sesenta mujeres de una pequeña aldea en el delta del Sine Saloum han logrado transformar en una oportunidad el agua proveniente del mar. La asociación Diam Bougum emprendió hace unos años este proyecto para explotar y comercializar la sal depositada en los pozos que se forman en la embocadura. Este negocio responsable ha permitido a estas mujeres encontrar un modo de vida para construir su futuro y colaborar en el desarrollo de sus comunidades.

Formación y apoyo técnico y financiero

Otro ejemplo de valor emprendedor es Mama Africa, un pequeño complejo hotelero en la costa de Gambia propiedad de la artista Isha Fofana, donde se integra una galería centrada en el arte y la cultura del país. Mama Africa es también una asociación sin fines de lucro que da apoyo a mujeres en situación vulnerable. Por su parte, Claudette Sarr-Krook emplea a doce personas, nueve de ellas mujeres, en una pequeña factoría que suministra sus productos lácteos a supermercados, hoteles y restaurantes.

Mama Africa es un pequeño complejo hotelero y una galería de arte en la costa de Gambia regentado por la artista Isha Fofana.

La organización de vendedoras de frutas a los turistas en la playa de Kotu y en el mercado local (Gambia), la pastelería Moltaka Rayahin, que emplea a mujeres maltratadas (Marruecos) o las mujeres de la etnia diola convertidas en guías turísticas en Oussouye (Senegal) forman parte de los 34 pequeños negocios que cuentan con el apoyo de este programa de cooperación internacional lanzado por Fundación Banco Santander en 2020. Según sus responsables, el objetivo es fomentar un turismo sostenible, justo en la distribución de los beneficios y comprometido con la preservación del patrimonio. «Prestamos apoyo para asegurar la continuidad del negocio y el empleo y favorecer la capacitación y el aprendizaje compartido entre las emprendedoras» de África, explican. Para ello, ofrecen formación, promoción, asistencia técnica —con la introducción progresiva de tecnología— y financiación.

Crecimiento justo y duradero

Todos los emprendimientos han sido seleccionados por cumplir requisitos asociados a la promoción y el empleo de la mujer y a la sostenibilidad económica, social y medioambiental. Se trata de negocios nuevos o preexistentes, promovidos preferentemente por mujeres, grupos de mujeres agrupadas en asociaciones o cooperativas, o de base comunitaria, relacionados de forma directa o indirecta con el desarrollo del turismo sostenible, y que complementan o enriquecen la oferta de productos y servicios turísticos en destinos elegidos por su potencial de desarrollo.

Según la OMT, el turismo sostenible debe dar un uso óptimo a los recursos medioambientales, mantener los procesos ecológicos esenciales y ayudar a conservar los recursos naturales y la biodiversidad. Asimismo, ha de respetar la autenticidad sociocultural de las comunidades anfitrionas, conservar sus activos culturales y arquitectónicos y sus valores tradicionales y contribuir al entendimiento y la tolerancia intercultural. Para el desarrollo eficaz de estos países es fundamental asegurar actividades económicas viables a largo plazo que reporten beneficios socioeconómicos bien distribuidos, incluyendo la generación de oportunidades de empleo estable y la obtención de ingresos y servicios sociales para las comunidades, y que contribuyan a la reducción de la pobreza.