La pulsación de un interruptor al final de una cuenta atrás en inglés, español y gallego coreada por una multitud festiva y entregada ha desencadenado este sábado en Vigo el encendido en oleadas de once millones de luces led y, con él, el inicio de una Navidad que según Abel Caballero sirve de pistoletazo de salida a todas las demás.
Después, una lluvia de confeti en la Puerta del Sol sobrevoló el árbol de más de 30 metros, el cual ha crecido otro medio metro con respecto al año pasado, la multitud que lo rodeaba y al alcalde, cuyo natural entusiasmo por cuanto coloca Vigo bajo los focos se multiplica en este día señalado.
Porque si Caballero ha hecho de la Navidad viguesa un “fenómeno turístico único en Europa” y una referencia mundial, como a él le gusta decir, la Navidad ha hecho del alcalde una estrella mediática cuyo brillo en absoluto palidece entre los once millones de bombillas led que desde hoy y hasta mediados del próximo enero iluminarán la ciudad. "Good night everybody around the world, bienvenidos a la Puerta del Sol de Vigo", gritó el alcalde antes de pulsar el botón de encendido.
Para cumplir con las exigencias del Gobierno en materia de ahorro energético, este año el número de bombillas no ha aumentado, y disminuirá en una hora diaria el tiempo que permanecerán encendidas, de modo que las previsiones del Ayuntamiento son que la ciudad consiga ahorrar un 14 por ciento de energía, exactamente el doble de lo que pide La Moncloa.
Con esto no comulga toda la ciudad y, de hecho, unos 1.500 vecinos del centro de Vigo, hastiados de un ruido y unas masificaciones que se prolongan durante casi dos meses, han estampado sus firmas este año en una petición en la plataforma change.org para que el Ayuntamiento no concentre en tan poco espacio tal cantidad de atracciones, que hacen impracticable su vecindario y convierten su día a día, dicen, en un infierno en el que no pueden vivir.
Que el discurso de Caballero, según el cual cuatro millones de personas visitarán Vigo en las próximas semanas, peca de hiperbólico es algo en lo que coinciden muchos los vigueses, los cuales, en general, celebran sin embargo que Vigo se haya convertido en un foco informativo y festivo cada vez que se acerca diciembre.
Ha quedado demostrado este sábado una vez más, con miles y miles de vecinos que, ajenos a unas predicciones meteorológicas que llevaban días anunciando lluvias para el segundo mágico en que Vigo vería la luz, se acercaron al centro para formar parte de un momento que supone el disparo de salida de dos meses de jolgorio y diversión.
Durante ese tiempo, más de 400 altavoces instalados en unas cuarenta calles harán sonar villancicos y canciones típicamente navideñas, mientras los vecinos se preparan para formar parte de un buen ramillete de actividades populares, algunas, como la carrera de San Silvestre, casi universales; otras muy viguesas, como la papanoelada motera en la que miles de personas recorren las calles de la ciudad vestidos de Papa Noel a bordo de sus motos.
Un año más, Vigo presume de organizar una Navidad que la sitúa en el centro mismo del foco informativo por haber hecho de una celebración tradicional y familiar un acontecimiento turístico que, como viene repitiendo su alcalde, es “colosal”.
Un total de 92 periodistas acreditados de 32 medios de comunicación, algunos internacionales, para cubrir el encendido de las luces dan fe de que la Navidad de Vigo hace tiempo que ha sobrepasado las dimensiones lógicas de una celebración local.
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