Con permiso de la fórmula de la Coca-Cola, el secreto mejor guardado de la Humanidad es la felicidad. Sabemos lo que nos hace felices a corto plazo y de manera individual, pero no ese algo que nos permita diferenciar un "estoy feliz" del ansiado "soy feliz". Aunque cada vez estamos más cerca gracias a trabajos como el Study of Adult Development de la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard.
La Institución comenzó este proyecto hace 85 años, y desde entonces ha analizado el comportamiento y los vínculos sociales de cientos de personas a lo largo del tiempo. Todavía activa, es la investigación más extensa sobre la felicidad.
Tan extensa que el actual director del estudio, el psiquiatra y profesor Robert J. Waldinger, es el cuarto en ocupar este puesto. Él es quien ha compartido lo descubierto. Una de las claves reside en que no solo se trata de encontrar el camino de la felicidad sino en cómo crearla.
Vínculos fuertes: la misma receta para la salud y la felicidad
No nos resulta extraño que la felicidad esté ligada con las relaciones interpersonales. Los abrazos siempre han calmado y toda entrevista de trabajo o primera cita termina con una llamada a un amigo o familiar. Lo que no se sabía, y ha descubierto este estudio, es que tener vínculos íntimos "no solo nos hace felices", sino que además "nos mantiene sanos".
La hipótesis más importante que maneja el profesor Waldinger es que "las relaciones nos protegen del estrés crónico". Cuando vivimos una situación que nos genera un nivel alto de estrés, nuestro cuerpo entra en el llamado "modo de lucha o huída". Esto hace que las hormonas del estrés circulen por nuestro organismo, aumentando la inflamación y el ritmo cardíaco.
No pasa nada por sentir estrés. Como señala el profesor, "es bueno que el cuerpo sea capaz de hacer eso", lo que es importante es saber volver al estado de equilibrio previo a ese momento. Y para conseguirlo, nuestro cuerpo necesita exteriorizar esos sentimientos, desahogarnos con personas en las que confiamos. Y cuando lo hacemos, el organismo encuentra ese estado de relajación en el que nos encontrábamos antes del huracán de emociones, y volvemos a sentirnos bien.
"Lo que pasa con las personas que no hacen eso", advierte el director del estudio, es que "se mantienen en el estado basal de 'lucha o huida' de manera constante". Esto hace que las hormonas del estrés siempre estén en su organismo, provocando la inflamación constante de las arterias coronarias y adoptando hábitos que afianzan un mal estado de salud.
'¿A quién llamarías en mitad de la noche?': la felicidad está en dos personas
Una de las preguntas que se hizo en el estudio conducido por la Universidad de Harvard fue: "¿A quién llamarías en mitad de la noche si estuvieras enfermo/a o asustado/a?". Los resultados dieron como conclusión que necesitamos tener al menos dos relaciones "de apego seguro" a las que poder llamar a las 3 de la mañana para ser felices y sentir que no estamos solos.
Pero para ello, recalca Waldinger, "hay que cuidar las relaciones", cerciorarnos de que aquellos lazos que sentimos como sanos no se diluyen con el tiempo.
El número de vínculos no es importante
Esto puede llegar a plantearnos la gran pregunta: "si tener vínculos nos ayuda a ser felices, ¿es mejor ser extrovertido que introvertido?" En absoluto. Ni es mejor, ni es más fácil "alcanzar la felicidad" si tienes muchas relaciones que si no tienes tantas.
Según el experto, la única diferencia que existe entre las personas más tímidas de las más abiertas es que el primer tipo "no necesita de muchas conexiones para sentirse pleno". Ellos solos se valen de su propia energía para recargarse, dedicándose tiempo a ellos mismos. Lo que ocurre con las personas extrovertidas es que reciben esa misma energía no de ellas, sino de los demás. Por eso necesitan a más gente en sus vidas.
El útil, el gracioso y el perfecto: los tres tipos de amigos que necesitamos para ser felices
Si la cantidad no es importante, sí lo es la calidad. Algo que también ha descubierto el Study of Adult Development y que anunció el también autor del studio Arthur Brooks, es que existen tres tipos de amigos que el ser humano necesita para conseguir alcanzar ese sentimiento de felicidad.
Una clasificación que coincide con la que ya enunció el filósofo Aristóteles en la Antigüedad, y en la que diferenciamos entre amistades útiles, placenteras y perfectas. Todas ellas son igual de importantes y las necesitamos en la misma medida.
- Amistades útiles: son aquellas que surgen en el trabajo, entre compañeros o con personas que tiene algún vínculo profesional. Hay un interés común por sacar un objetivo útil hacia delante, y esa amistad es conveniente para conseguirlo.
- Amistades placenteras: esas amistades a las que recurres porque sabes que te vas a sentir bien con ellas. Como afirma Brooks, "son relaciones que se basan en una admiración mutua". Es lo que ocurre cuando una persona "encuentra a un amigo divertido e interesante y disfruta con él".
- Amistades perfectas: estas son aquellas en las que el vínculo de las dos personas se basa en el afán de "mejorar las circunstancias de la otra persona". Según el profesor, "hay un amor mutuo por algo que no solo les une" algo basado en la utilidad o el placer del otro, sino en desearle el bien y hacer lo posible para conseguirlo.
El secreto de la felicidad sigue siendo un misterio y puede ser que tener estas tres amistades, seamos extrovertidos o no, no nos den esa ansiada felicidad plena. Pero sí pueden acercarnos a ella.
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