Cada año, cuando la primavera se asoma, llega consigo el cambio de hora, donde adelantamos nuestros relojes una hora en la madrugada del último domingo de marzo.

Este cambio, adoptado por todos los países de la Unión Europea en busca de un mayor ahorro energético, tiene sus ventajas, pero también sus desafíos. A medida que nos preparamos para ajustar nuestros relojes de nuevo, es importante tener en cuenta cómo este cambio puede afectar nuestra salud y bienestar, así como las estrategias para mitigar cualquier malestar que pueda surgir.

El cambio de hora en marzo nos brinda más horas de luz natural, lo que se traduce en una reducción de la dependencia de la electricidad durante ciertas horas del día.

Sin embargo, también perturba nuestros ritmos circadianos, esos ciclos internos que regulan nuestros patrones de sueño, estado de ánimo y comportamiento. Este desajuste puede desencadenar una serie de síntomas, desde cansancio y somnolencia hasta irritabilidad y dolor de cabeza, que pueden afectar a personas de todas las edades, aunque los niños y los ancianos suelen ser los más susceptibles.

El cambio de hora hacia el horario de verano se dará en marzo de 2024.

Los efectos del cambio de hora

Los efectos del cambio de hora pueden ser especialmente desafiantes para aquellos que ya enfrentan problemas de salud, como migrañas, epilepsia o trastornos del estado de ánimo. La interrupción en los patrones de sueño y la exposición a la luz pueden exacerbar estos síntomas, lo que subraya la importancia de tomar medidas para minimizar el impacto del cambio horario en nuestra salud.

La pregunta es cómo podemos enfrentar este desafío y reducir los efectos negativos del cambio de hora. Estos son algunos consejos prácticos para ayudarte a adaptarte de manera más suave:

  • Modifica tu rutina gradualmente: Antes del cambio de hora, intenta ajustar gradualmente tus horarios de sueño y comidas. Adelanta tus horarios de acostarte y despertarte unos días antes del cambio para facilitar la transición.
  • Establece una rutina de sueño consistente: Después del cambio, trata de mantener horarios regulares para acostarte y despertarte. Evita las siestas durante el día, al menos hasta que tu cuerpo se acostumbre al nuevo horario.
  • Controla tu consumo de estimulantes: Limita tu ingesta de cafeína y alcohol, especialmente por la tarde y noche, ya que pueden interferir con tu capacidad para conciliar el sueño.
  • Mantente activo durante el día: El ejercicio regular puede ayudarte a regular tus patrones de sueño y mejorar tu estado de ánimo, así que intenta mantenerte físicamente activo durante el día.
  • Evita la exposición a la luz brillante antes de acostarte: Reduce el uso de dispositivos electrónicos con pantallas brillantes antes de dormir, ya que pueden dificultar conciliar el sueño.
  • Consulta a un profesional de la salud si es necesario: Si experimentas problemas de sueño graves o persistentes, no dudes en hablar con tu médico. Pueden ofrecerte orientación adicional y opciones de tratamiento si es necesario.

Aspectos positivos del cambio de hora

A pesar de los desafíos que presenta el cambio de hora, también hay aspectos positivos a considerar. Más horas de luz natural significan más oportunidades para actividades al aire libre, lo que puede mejorar tu estado de ánimo y bienestar general. Además, el cambio horario contribuye al ahorro de energía y a una menor contaminación ambiental, lo que beneficia a nuestro planeta.

Por tanto, si bien el cambio de hora puede provocar ciertos trastornos en nuestro organismo, especialmente durante los primeros días de ajuste, con algunos ajustes en nuestra rutina y hábitos, podemos mitigar sus efectos y aprovechar al máximo las ventajas que ofrece. Recuerda cuidar tu salud y bienestar mientras te adaptas a este nuevo horario de verano.