Nos acercamos al verano y la temporada previa, en primavera, igual que puede suceder en otoño, es perfecta para la llegada de un insecto de dudoso gusto a la hora de su acompañamiento en las casas.

Las chinches son susceptibles de crear una plaga importante en los hogares y terrenos de los ciudadanos y, en concreto, la chinche apestosa es una especie que hay que intentar erradicar por su desagradable compañía. 

Conocida por el nombre de chinche apestosa, el real y científico es Halyomorpha halys. Esta especie proviene de países asiáticos, como Corea, Japón o China, es un insecto volador que acostumbra a vivir en zonas verdes y repletas de árboles, pero puede introducirse fácilmente en las casas si el ambiente es propicio. La última gran plaga la vivimos en el mes de octubre, en el País Vasco, alertando a los ciudadanos, a los que les costó acabar con las chinches. Ahora, pueden volver a sorprender al público español en primavera

En los precedentes en los que la plaga de chinches actuó contra los ciudadanos, en forma de invasión o plaga, el primer problema que se encontraron los afectados fue que no sabían qué hacer ante un insecto del que no tenían noción. Lo primero que habrá que hacer con respecto a la chinche apestosa, también llamada chinche hedionda, es resaltar que no pica ni transmite enfermedades a personas u otros animales. 

Plaga de chinches

Cómo es y dónde se oculta

Este hecho resulta claramente tranquilizador, si bien sí que tiene sus contras, más allá de la propia plaga, y es que puede causar daños en la agricultura y asustar por un tamaño notable, de casi dos centímetros de largo y ancho por cada animal de la especie. Sin embargo, lo peor está en la molestia que causa su fétido olor, ya que si se nos meten en la cama o en el armario, esto puede afectar a la vida cotidiana de las personas. 

Habitualmente, el lugar de entrada de la chinche apestosa en una casa son las ventanas, ya que al ser animal volador, tienen esta posibilidad de fácil acceso en cuanto haya una abierta, aunque sea para ventilar. A partir de ahí, se pueden ir posando en diferentes artículos del mobiliario, como la cama, la mesa o una lámpara, también en la pared. Llegan en masa y forman un ecosistema muy desagradable en cuestión de horas. 

El problema real está en el olor que desprenden, ya que, sabiendo que no pican ni infectan, podemos incluso eliminarlas con nuestras propias manos sin miedo. Una vecina de Artxanda, en Bilbao, comentaba en declaraciones para el Periódico de España que sí que hubo consecuencias cuando realizó este proceso. "Yo antes cogía las chinches con un papel de cocina, las aplastaba y las tiraba a la basura. Pero, a pesar de que no las tocaba con mis propios dedos, el olor se queda en las manos y en la basura de casa. Es asqueroso", advirtió. 

La chinche apestosa no es la de los Juegos Olímpicos de París

En París, a escasos meses de la celebración de los Juegos Olímpicos de 2024, se levantó una alerta por una plaga de chinches de cama que alarma a la población y a la organización del evento deportivo, por la dificultad a la hora de exterminar a los animales y la opción de que se repita la plaga

En este caso, poco tienen que ver con la chinche apestosa más allá del nombre de pila. Son parásitos minúsculos, de no más de 5 o 6 milímetros de longitud, y se cuelan principalmente en la cama, pudiendo picar a los ciudadanos.

La primera ministra de Francia, Élisabeth Borne, pidió un comité encargado de este problema, un auténtico "calvario" para los afectados y para la organización de los Juegos Olímpicos si no se llega a una solución, pero que nada tiene que ver con la plaga de la chinche apestosa