"Estamos retrocediendo un poco en cosas que habíamos avanzado hace unos años. Y donde más lo estamos notando es en los colegios. Antes siempre nos llamaban cuando había problemas o querían que les diéramos una charla, pero ahora algunos de nuestros educadores han tenido que salir corriendo de allí. Ha cambiado todo el discurso. Había calado lo de respetar a la gente y que cada uno hiciera lo que quisiera con su vida sin molestar a nadie, pero ahora hay cosas que vuelven a estar mal vistas. Como antes".

Habla Carmen García de Merlo, vicepresidenta del Colectivo de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales de Madrid (COGAM). Pero hay bastantes voces, especialmente entre este tipo de asociaciones, que apuntan en el mismo sentido. García de Merlo sostiene que esa "corriente involucionista" en materia de derechos y libertades que está viviendo el colectivo se está produciendo desde la aparición de Vox, aunque también pone de ejemplo las políticas de Isabel Díaz Ayuso en la Comunidad de Madrid. Pero, a pesar de ello, se muestra convencida de que "en las cosas fundamentales que ya se han logrado no vamos a ir para atrás".

"No vamos a deshacer lo que hemos construido. Pero la oposición a la igualdad es ahora más militante y ruidosa que antes. En España siempre ha habido un grupo de gente, en torno al 15% o 20%, que no veían todas esas cosas como el matrimonio homosexual. Eso sigue existiendo igual, lo único que ha cambiado es que hay partidos que están canalizando esa resistencia. No creo que el enemigo sea más poderoso, pero sí está mejor organizado, es más militante y tiene más recursos. Y eso exige que los activistas, los expertos y los políticos redoblen las conquistas del pasado", sostiene Kerman Calvo, doctor en Sociología por la Universidad de Essex (Reino Unido) y profesor de la Universidad de Salamanca.

El experto detalla que todos los estudios han demostrado que España, en cuanto a niveles de tolerancia ciudadana, es uno de los países "punteros" desde hace mucho tiempo en materia LGTBI. En torno al 75% de la población española asegura no tener problema alguno con el colectivo, un nivel de aceptación muy superior al del resto de países de nuestro entorno, y comparable únicamente al de los países nórdicos en Europa.

No es algo casual. Hay, sobre todo, dos factores que han influido en que esto sea así. Calvo lo ilustra: "Algo que fue clave fue la apertura que tuvo España al turismo en los años 60 y 70 del siglo pasado, porque las sociedades abiertas suelen ser mucho más tolerantes. Ese cambio de actitud pudo verse sobre todo al principio en las zonas costeras, pero luego se fue trasladando al resto del país. Y luego España vivió un proceso muy peculiar con su secularización después del franquismo, que hizo que la gente se alejara de la religión. Por poner ejemplos claros: Portugal es un país vecino, pero no tiene tanto turismo como nosotros. Italia sí tiene más, pero su relación con la religión es muy diferente".

El foco en los jóvenes

Desde COAG ven claro el camino a seguir: apostar por la educación y conseguir la movilización de los jóvenes. "Estamos preocupados. La gente joven no es consiente de lo duras que han sido otras épocas. Entiendo que en otros aspectos lo tienen complicado, como en temas de trabajo, pero en este sentido todo les ha venido más o menos dado, y han podido salir del armario, que es algo por lo que otras personas han dado la piel o la vida. Es un buen melón el que tenemos. Pero tienen que coger el testigo de los más mayores, que están más cansado, y luchar por sus derechos para que no haya otros que se los puedan quitar de un plumazo", resume García de Merlo.

Calvo lo explica desde el punto de vista de la sociología: cualquier movimiento que crea que sus demandas han sido satisfechas tiende a desmovilizarse y despolitizarse. Y eso no sucede únicamente con los más jóvenes. "Aún así, hay que recordar que existe la extrema derecha y que hay ciertos riesgos. Es cierto que puede existir esa apatía, pero tenemos la oportunidad de corregirla. El activismo consiste en conectar ideas básicas con los derechos y la igualdad, y cuando vean que es necesario los jóvenes y la sociedad volverán a moverse", remarca el experto.

Este año el desfile del Orgullo de Madrid lleva por lema 'Educación, derechos y paz: Orgullo que transforma' . El foco está la juventud. "Consideramos que la educación es el motor de cambio ideal. Si sensibilizamos a los niños y adolescentes podremos construir sociedad más inclusiva y tolerante", asegura Ana Daza, referente estatal inclusión social y no discriminación de Cruz Roja Juventud, una entidad que ha organizado por todo el territorio nacional una serie de actividades destinadas a los más jóvenes para visibilizar a las personas LGTBIQ+.

"En años anteriores nos llegaban comentarios negativos por organizar este tipo de cosas, pero creo que nunca tantos ni tan duros como este año. Aún así, no creo que estemos yendo a peor. Simplemente es que las redes sociales visibilizan más las opiniones de la gente", desliza Daza. Y añade: "El objetivo no es convencer a los jóvenes de que piensen lo contrario, sino hacerles ver que la diversidad existe y no es algo negativo. Todavía nos falta mucho por avanzar, aunque no somos de los peores países".

Hay marcas que también se han mojado. Es el caso de LEGO, una empresa que fabrica juguetes infantiles, que ha decidido recrear en Madrid la escultura del oso y el madroño con los colores de la bandera arcoíris con sus famosos ladrillos. "Uno de nuestros grandes objetivos es defender la igualdad, tanto en el juego como en el día a día, independientemente del sexo, raza u orientación sexual, por eso queríamos sumarnos a la celebración de este día, que es tan importante para romper las barreras que aún existen. Es una forma visual, llamativa y divertida de mandar ese mensaje de igualdad, y que cada niño o adulto pueda recibirlo y de alguna manera sentir que no hay nada negativo en su elección", explican a este periódico desde la propia compañía.

Es habitual que esta clase de campañas generen una oleada de comentarios en redes. Pero desde LEGO se muestran tranquilos: "No nos preocupa en absoluto perder clientes. Afortunadamente, cada vez más la sociedad está cambiando y las nuevas generaciones están comprometidas con la igualdad en todos los sentidos. Esta campaña es solo un granito de arena en todo lo que aún nos queda por hacer, tanto a las personas como a la sociedad en su conjunto, para conseguir un mundo más tolerante.

La importancia del Orgullo

En estas fechas, durante las celebraciones del Orgullo, no es extraño escuchar críticas de algunos que consideran que estas fiestas nunca han sido necesarias (o al menos, que ya no lo son en 2024) o que, aunque no están de más, son demasiado exageradas. Ante eso, el colectivo cierra filas.

"No veo a gente quejarse de que celebremos la Constitución española todos los años. Para nosotros el Orgullo es lo mismo, se trata de celebrar nuestras reivindicadores, nuestros derechos y nuestras libertades", zanja García de Merlo. Y Calvo remata: "Cualquier muestra de visibilidad y de celebración colectiva es necesaria. El Orgullo sirve para recordar y para rearmar políticamente. Nunca he entendido ese antagonismo, no obligan a nadie a participar. Es simplemente una expresión de sentir comunitario, y especialmente sirve para que los jóvenes se sientan libres, legítimos y con voz. Y eso es fantástico".