No ven los colores, en especial el rojo. Lo suyo es una visión de tonalidades y sombras, una capacidad mayor para diferenciar trazos en distintos niveles de luz. Javier e Iker Ordoño siempre han vivido con ello. Incluso lo han convertido en una ventaja en una parte de su trabajo de arqueólogo y arquitecto. Los últimos cuatro años los han pasado explorando el yacimiento romano de Iruña-Veleia, cerca de Vitoria. Su labor ha sido analizar imágenes, explorar imágenes de dron y descifrar trazos, sombras y posibles pistas que afloraban del subsuelo. Hasta que todo cuadró. Aquel cúmulo de indicios no podía ser otra cosa que un circo romano. Y no cualquiera. La primera proyección del hallazgo plantea una estructura de 280 metros de largo, 72 de ancho y unas gradas con capacidad para alrededor de 5.000 personas.

Por el momento es un descubrimiento sin haber excavado sobre el lugar. Todo se basa en la ‘teledeteccion’, la información arrojada por el georádar, las fotografías históricas analizadas, la cartografía de escáner láser empleada y los conocimientos para poder interpretarlas. Ahora deberán continuar con sondeos, catas y prospecciones sobre el terreno.

Estos dos hermanos, trabajadores de la empresa Arkikus, encargada de la investigación en el yacimiento, han relatado que fue en 2020 cuando descubrieron los primeros indicios de que aquel era un lugar singular.

Recreación de las estructuras subterráneas localizadas en el Yacimiento de Iruña-Veleia. | E.I.

Antes de descubrir el circo romano habían logrado identificar otros elementos, como restos de calles, de viviendas, zonas porticadas o parte de la calzada romana que unía Astorga con Burdeos. Otro descubrimiento empezó a hacerles sospechar que habría algo más. Las parcelas agrícolas que identificaron se adaptaban al edificio, las plantas situadas encima de los muros que había enterrados crecían menos. No era normal. El descubrimiento del semicírculo fue un elemento clave, era el punto donde las cuadrigas daban la vuelta en las carreras que tanto gustaban a los romanos.

Como 'Tarraco' y 'Calagurris'

Durante la presentación, tanto los investigadores como las autoridades, Gobierno vasco y Diputación de Alava, se han mostrado prudentes. Consideran que los indicios son prometedores pero que los trabajos deben continuar, que la exploración en la zona debe ahora confirmar lo que la prospección preliminar ha permitido aventurar.

El circo romano sería similar a otros que se han descubierto en España, como el de Segróbiga, en Cuenca. Otros ejemplos de ello serían los circos romanos de ‘Tarraco’ (Tarragona) o el circo de ‘Calagurris’ (Calahorra). “Todo ello denota la relevancia que esta ciudad tuvo en el pasado, no solo como parada obligatoria de los viajeros que recorrían la Iter XXXIV, la calzada romana que iba de Astorga a Burdeos, sino como núcleo urbano vertebrador, en tiempos romanos, del actual territorio vasco y sus inmediaciones” han indicado.

Ordoño ha subrayado la relevancia del hallazgo, ya que toda el área conservaría su trazado original al no estar oculto por edificaciones modernas, como ocurre en otros circos romanos como los de Tarragona y Calahorra: "Estamos hablando de unas cien hectáreas, es un yacimiento inmenso, con la fortuna de que no ha tenido una ciudad moderna encima que lo haya destruido, y por eso tiene una potencialidad muy grande. Además, el 99 % del terreno está protegido", ha subrayado Ortuño.

Excavación parcial

El arqueólogo ha explicado que no merece la pena excavar estos circos al completo, porque supondría una gran inversión y un caro mantenimiento posterior. Una opinión compartida por el jefe de arqueología de la Diputación, Javier Fernández Bordegarai, quien ha señalado que  “conviene excavar, estudiarlo, hacer publicaciones, divulgación, su utilización cultural y turística, pero no sé si conviene excavarlo en su totalidad, porque además toda excavación es destructiva".

Las instituciones, el Gobierno Vasco y la Diputación de Álava, que financian las investigaciones, han garantizado que habrá dinero para seguir los trabajos, pero han insistido en que todo se hará lentamente y con prudencia.