El Papa ha recibido en el Vaticano la guía Pequeño léxico del final de la vida, elaborada por la Pontificia Academia para la Vida (PAV), en la que se abordan algunas cuestiones bioéticas. El responsable de este organismo vaticano, el arzobispo Vincenzo Paglia, ha querido dejar claro que, con este documento, se reitera la "absoluta oposición a cualquier forma de eutanasia y de suicidio asistido".

Así, en una entrevista con los medios del Vaticano, Paglia ha asegurado que "la Iglesia reitera su absoluta oposición a cualquier forma de eutanasia y de suicidio asistido", para aclarar las dudas suscitadas tras la publicación del texto, de 88 páginas, a principios del pasado mes de julio, que desde algunos sectores fue interpretado como una postura más suave frente a la eutanasia.

Entre otras novedades, el documento --que fue entregado en audiencia al Papa Francisco este jueves en el Palacio Apostólico-- abre la puerta a suspender la alimentación y la hidratación en algunos casos a enfermos terminales aunque Paglia ha detallado que esta medida no es nueva. "Recuerdo que ya en 1957 Pío XII --como se recoge en el Léxico-- afirmaba la licitud de la suspensión de la ventilación si se daban ciertas condiciones graves", ha señalado.

Además, ha recordado que, en 2007, la entonces Congregación para la Doctrina de la Fe, reconoció que estos dos criterios de alimentación e hidratación --que pueden formar parte de la definición de tratamiento desproporcionado-- pueden ser lícitamente interrumpidas (o no iniciadas) cuando supongan "pesadez excesiva o molestias físicas importantes". En cualquier caso, la Iglesia pide que se haga una valoración que, en la medida de lo posible, implique al enfermo.

El volumen presentado a principios de julio resume en 22 epígrafes la posición de la Iglesia sobre varias cuestiones delicadas de la bioética y se pregunta, por ejemplo, cómo debe considerarse la hidratación y la nutrición forzadas en los pacientes que están al final de su vida o si es lícito, en algunos casos concretos, su suspensión. Para el Vaticano, hay que considerar "con discernimiento" los "casos concretos".