Puede que no le interese la moda, pero seguro que sí le interesa la ropa. La moda es efímera y, como un camaleón, está en constante cambio, adaptándose a lo que se le venga. La ropa, en cambio, es algo propio. A través del atuendo que elegimos cada mañana, decidimos mostrar según qué parte de nuestro ser. Como un disfraz, somos quienes somos por lo que llevamos puesto.
La moda inteligente ha llegado para quedarse. Una moda que se aleja del consumismo que parece protagonizarlo todo y que prima la calidad y el respeto medioambiental. Si queremos mostrar una imagen de alguien concienciado con el cambio climático y con toda la explotación que hay detrás, esta ropa es el medio para hacerlo. Y no, no se trata de vestir como meros hippies.
Un tejido inteligente
La firma Sepiia, por ejemplo, apuesta por una tecnología que consigue maximizar la durabilidad de las prendas, reducir las manchas y los olores y evitar el planchado. Federico Sainz, ingeniero de la marca, comenta a EFE que esta ropa "cuenta con un tejido innovador formado por minerales que ofrecen frescura constante y eliminan el sudor".
Además de una tecnología de secado rápido para poder utilizar de nuevo las prendas cuanto antes, Sepiia ha creado también prendas wellness ("bienestar" en inglés), que reducen el cansancio y el estrés de quien las lleva a partir de unas minúsculas partículas de plata que evitan también la proliferación de las bacterias causantes del mal olor.
Con un proceso similar a la fotosíntesis que purifican los malos olores las 24 horas del día, Greener es otra de las firmas de ropa inteligente que aboga por la sostenibilidad y el medio ambiente. En su página web, la empresa asegura que sus prendas limpian el aire de gases de efecto invernadero y de otros virus y bacterias. ¿Cómo lo logra? Tratando su ropa con un producto natural que convierte el dióxido de carbono, los óxidos de nitrógeno y los compuestos orgánicos volátiles, en compuestos inofensivos tanto para los seres vivos como para el medio ambiente.
Otro ejemplo es la internacional Uniqlo, que apuesta por prendas que incluyen factor de protección solar. Así, ante la incipiente ola de calor, esta ropa permite el disfrute de actividades al aire libre sin riesgos de desmayos o bajadas de tensión.
El factor tecnológico
Pero no toda la moda inteligente tiene su cénit en el tejido que componen sus prendas. Si le sumamos la tecnología, nos encontramos con piezas a las que se les puede incorporar LED, sensores o incluso microchips.
Así, una chaqueta equipada con este tipo de funciones a las que se pueden acceder a través de una aplicación móvil, mejora, por ejemplo, la seguridad del deportista que la lleve puesta, con un sistema de detección de caídas por GPS, elementos calefactores de fibra de carbono o tecnología electroluminiscente que mejore la visibilidad.
Si cada vez hay más información sobre todo lo que implica la industria de la moda, ¿por qué no se deja de comprar a lo loco? ¿Por qué, teniendo opciones sostenibles, uno decide tirarse al 2x1? Con todo, parece que la moda inteligente no invita al consumismo razonable, sino a la reflexión sustentable.
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