A partir del próximo año, vapear no será como hasta ahora. Hacienda pone sobre la mesa un nuevo impuesto especial para los líquidos de cigarrillo electrónico, lo que significará un incremento en el importe a pagar por un usuario habitual de un promedio de 219 euros al año.

El incremento afectará tanto a los líquidos que contienen nicotina como a los que no la contienen. En el fondo, un consumidor de e-líquidos que consuma tres mililitros/día pagará, a partir de este momento, 60 céntimos más al día. Por otro lado, Canarias, Ceuta y Melilla quedan excluidas de esta imposición, de acuerdo con la tendencia que habitualmente se observa en los impuestos de consumo.

Impacto del impuesto en el mercado del vapeo

La razón que se da para la aplicación de esta medida, es la de desincentivar el consumo y reactivar las políticas de salud pública. En cambio, la reacción de los consumidores y del sector ha sido dispar, y adversamente valorada en tanto que se dirigen críticas tanto a la cuestión económica como a otros aspectos del ámbito de la salud.

Subida de precios: un golpe al bolsillo

El nuevo impuesto establece un importe de 0,20 euros por mililitro para los líquidos que contengan más de 15 miligramos de nicotina, y de 0,15 euros para los que dispongan de una menor concentración o nada de nicotina. A la vez, otros artículos como las bolsas de nicotina tendrán un recargo de 0,10 euros por gramo. Para un consumidor promedio, esto implica un aumento notable del gasto anual.

Esta medida también pretende incluir el vapeo en el tratamiento general de los productos que tienen que ver con el tabaco, es decir, se quiere reconocer el gasto anual, intentando así limitar el impacto que puedan tener estos productos, especialmente en los jóvenes a los que pueden llegar a considerarse puertas de entrada a la adicción.

El mercado negro, un riesgo en auge

Las asociaciones del sector del vapeo, con la ANCE a la cabeza, advierten que este aumento puede propiciar la compra de productos en mercados no regulados. Estos productos se sitúan fuera de los controles de la calidad y la seguridad, lo que se traduce en un mayor riesgo para las personas usuarias, y podrían colocar en una situación aún más precaria a los negocios que operan cumpliendo con los requisitos legales, ya muy presionados por una creciente presión fiscal.

Regulaciones en el contexto europeo

Restricciones en espacios públicos

Simultáneamente a esta medida fiscal, la Unión Europea ha instado a extender la prohibición de fumar y de vapear a espacios abiertos, como son las terrazas y los parques infantiles. A pesar de que no es una norma vinculante, esta propuesta enfatiza la tendencia a una regulación más restrictiva en lo que respecta al consumo de vapeadores en los espacios públicos.

España defiende dicha propuesta, supeditándose a la aspiración europea de una generación “libre de humos” para el año 2040. De todos modos, Italia y Rumanía han manifestado su negativa, cuestionando la base científica de algunas pérdidas.

Objetivo común: salud pública

La Organización Mundial de la Salud ha enfatizado el peligro del hecho de vapeo pasivo, refiriendo posibles daños tanto respiratorios como cardiovasculares; justo las conclusiones a las cuales han llevado a poner en marcha medidas como los de Hacienda que buscan restringir el consumo y proteger el de las personas más vulnerables.

Un futuro incierto para el vapeo

Con la nueva tasa de imposición del vapeo (a partir de 1 de enero de 2025), el vapeo queda más regulado que nunca. Consumidores y empresas tendrán que adaptarse a precios más altos y a nuevas obligaciones tributarias. Mientras tanto, el debate en torno a los efectos de este tipo de políticas sigue abierto. ¿Será esta la estocada final para los vapeadores o es solo un nuevo ajuste más en el camino? En enero de 2025 comenzará una nueva etapa del vapeo en este polémico sector.