Hacía mucho tiempo que no pasaba tanta gente por las calles de Tajueco. Esta aldea soriana de apenas 50 habitantes se llenó ayer de curiosos virtuales después de que la Policía Nacional informara de que una imagen de Street View había ayudado a esclarecer la muerte de un ciudadano cubano desaparecido hace más de un año.
Este miércoles, mientras la noticia daba la vuelta al mundo, se disparaban las visitas al pueblo a través de la herramienta de Google para ver al presunto asesino meter el cuerpo en el maletero de un viejo Rover 416 GSi color cereza. Algún usuario tuvo incluso la buena idea de crear una chincheta en el lugar exacto, calle El Norte esquina Las Eras, y ayudar así a los internautas curiosos a localizar rápidamente la prueba visual del crimen. Todo quedaba a la vista: el bulto del supuesto cadáver, la chaqueta del Club Deportivo Numancia, el móvil asomando del bolsillo trasero, incluso el parasol metalizado en la bandeja trasera del coche. Hasta que, avanzada la tarde, Google decidió pixelar al interfecto.
El reo estará maldiciendo su suerte. El vehículo panóptico que mapea el mundo solo se había dejado caer por Tajueco en otra ocasión, en 2009. Tardó 15 años en volver y tuvo que pasar a su lado en el preciso instante en el que realizaba la sospechosa y criminal maniobra. Por la calle no había un alma, pero estaba el coche de Google.
Los usos alternativos de Street View
Desde que entró en servicio en 2007, y tras sortear numerosas reclamaciones en materia de protección de datos, Street View se ha convertido en una ayuda muy útil para llegar a los sitios e incluso para visitarlos sin salir de la habitación. En su recogida masiva e indiscriminada de imágenes, Google inmortaliza estampas de la vida humana llenas de interés más allá de la funcionalidad cartográfica.
Artistas como Jon Rafman han sido capaces de reconocer la poética del invento, recopilando capturas precisas que hablan por sí solas de lo que hacemos y, sobre todo, de lo que somos.
Últimamente, los fans de Leonard Cohen han descubierto que pueden ver a su añorado ídolo sentado en el jardín delantero de su casa de Los Ángeles en 2015 y hacerse la ilusión de que sigue ahí.
Pero además, la capacidad del Street View para sorprender a los transeúntes ayuda en determinadas circunstancias a resolver misterios y crímenes como el de Tajueco.
Ya en 2021, facilitó la localización de Gioacchino Gammino, un mafioso italiano que había escapado de la cárcel en su país en 2002 y que un año después fue condenado a cadena perpetua por asesinato. La policía italiana sospechaba que Gammino se encontraba en España, pero fue una imagen del servicio de Google que mostraba a un individuo similar a él junto a una tienda de frutas y verduras en la localidad madrileña de Galapagar lo que dio un vuelco a la investigación.
Rastreando las redes sociales, volvieron a encontrar fotos de Giammino, ya identificado por una característica cicatriz en la barbilla, vestido de cocinero en la página de Facebook de un restaurante local donde se servían platos sicilianos. Fue detenido en diciembre de ese mismo año.
Robos, asesinatos y desapariciones
Los usos documentados de Street View como herramienta criminalística son numerosos. Ya en 2009, ayudó a investigar el asesinato de una mujer en Nueva Orleans que había sido vista por las cámaras de Google a la salida de un bar la noche de su desaparición.
Ese mismo año, en Holanda, dos hermanos gemelos que atracaron a un adolescente en la ciudad de Groningen fueron detenidos tras ser grabados por las cámaras del coche de Street View. Los hermanos robaron a un chico de 14 años su teléfono móvil y 165 euros. La foto fue tomada justo un momento antes del delito. Meses después, la víctima se reconoció a sí misma y a los dos ladrones mientras navegaba por la herramienta de Google.
En 2010, Leslie Todd Parvin huyó de Carolina del Sur tras asesinar a Edgar López y Pablo Gutiérrez Guzmán. Sin embargo, un testigo memorizó la matrícula de su monovolumen, que posteriormente se encontró en la imagen de una casa en Texas, donde Parvin se había alojado con su familia. Gracias a ello, fue detenido y condenado a 35 años de prisión.
La prueba decisiva
En noviembre de 2010, las imágenes de Street View sirvieron a la policía de Nueva York para desarticular una red de trapicheo de droga en Brooklyn. En julio de ese año, varios residentes denunciaron ante las autoridades la venta de crack y de hachís que tenía lugar en plena calle. Los investigadores pudieron cotejar sus pesquisas con las imágenes captadas por Street View y proceder a la detención de los tres presuntos camellos y de otras cuatro personas relacionadas con la trama.
En noviembre de 2020, Paulette Landrieux, una mujer de 83 años enferma de alzhéimer, desapareció en Andenne, Bélgica. Se la buscó de manera intensiva pero sin éxito con perros, drones y helicópteros. Dos años después, cuando el caso estaba a punto de cerrarse, uno de los investigadores tuvo la ocurrencia de examinar las imágenes de Street View del vecindario y observó a una mujer cuya descripción se correspondía con la de Landrieux. El hallazgo permitió reconstruir sus movimientos y localizar su cuerpo a pocos metros de su domicilio, al fondo del jardín de su vecino.
Bromas y veras
Street View también da lugar a bromas como la que ensayaron Dan Thompson y Gary Kerr en 2012. Thompson, propietario de un taller en Leith, Edimburgo, reconoció el coche de Google justo a tiempo de preparar una charada con su compañero Gary, que simuló golpearle con un palo hasta dejarle inconsciente en el suelo. Las imágenes estuvieron ahí hasta que en 2014 un ciudadano preocupado alertó a la policía, que se personó en el taller para confirmar que se trataba de una broma.
Hace algo más de un año, una foto equívoca tomada en 2019 por el coche de Google en Akron, Ohio, volvió locos a un buen puñado de internautas norteamericanos. La imagen, compartida en Facebook por una vecina del lugar, muestra a una persona transportando sobre una bicicleta un fardo con una silueta vagamente humana. El caso saltó a Reddit, donde los usuarios especularon con la presencia de sangre en las botas del tipo, o que se tratara de la tienda de campaña de un vagabundo, y de ahí al New York Post, tabloide aficionado a este tipo de misterios. Que se sepa, ahí quedó la cosa.
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