La carrera por el Oscar de la actriz española Karla Sofía Gascón tiembla desde que hace unos días salieran a la luz numerosos tuits publicados en los últimos años en los que, con sorna y tintes de humor negro, la actriz expresaba comentarios racistas y agresivos. Tuits (ahora borrados) en los que declaraba que "el islam se está convirtiendo en un foco de infección para la humanidad" o se refería a George Floyd, el ciudadano norteamericano asesinado por la policía de Mineápolis en 2020, como un "drogata estafador".

Después de ganar junto a sus compañeras Zoe Saldana y Selena Gomez el premio a la interpretación en el Festival de Cannes, la actriz de Emilia Pérez era una de las grandes favoritas para alzarse con el Oscar a Mejor Actriz este año, y muchos lo celebraban como una victoria para el colectivo LGTBQ, al suponer la primera nominación de una persona transexual a la estatuilla dorada. Sin embargo, el pasado ha vuelto al presente de Gascón, y ha derivado en un cordón sanitario que difícilmente podrá olvidar.

Rechazada por todos

Si el pasado martes Netflix, productora de la película, vetaba la presencia de Gascón en la promoción de Emilia Pérez de cara a los Oscar y demás premios a los que pudiera presentarse, ahora es la editorial Dos Bigotes la que se ha apartado de la actriz.

En un comunicado publicado en redes sociales, el sello madrileño especializado en temática LGTBIQ ha anunciado que no publicará la prometida versión corregida y revisada de Karsia, el libro autobiográfico que Gascón publicó en México en 2018, prevista para aterrizar en España en marzo de este mismo año. Lo hacen porque su trayectoria editorial ha estado siempre "comprometida con la igualdad, la inclusión y la diversidad", lo que les ha llevado a ser "consecuentes con nuestra forma de pensar y actuar de la manera más coherente". Sin embargo, el texto mismo recalca que Gascón ha sido siempre "amable y generosa" en su trato personal.

Nadie quiere hablar con Karla Sofía Gascón ni de Karla Sofía Gascón si no es para desmarcarse de ella –con la excepción de Antonio Banderas, que en una de las entrevistas que ha concedido estos días a propósito de su nuevo musical ha defendido el perdón a la intérprete–. Se ha transformado en un tabú hollywoodiense. En un esfuerzo desesperado de salvar las posibilidades de Emilia Pérez de cara a los Oscar, el director de la película, el francés Jacques Audiard, ha echado más leña al fuego en una entrevista con el medio estadounidense Deadline, en la que ha declarado que "no he hablado con ella ni pretendo hacerlo". "Pienso en cómo esto puede afectar a los demás, en cómo ella está dañando a toda la gente que trabajó en esta película. Pienso en mí, pienso en Zoe [Saldaña] y en Selena [Gómez]. No entiendo por qué sigue haciéndonos daño", se ha defendido el director.

De heroína a apestada

La actriz de Alcobendas ha pasado del cielo al infierno en cuestión de días. De ser considerada una heroína del colectivo a una apestada. Si hace una semana el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, compartía en redes sociales una foto con Gascón, considerándola "un ejemplo de talento y dedicación de las actrices españolas", el mismo Urtasun compartía ayer, de forma "apenada", que los tuits de Gascón "no representan a la sociedad española", empañando una "candidatura para el país". Pese al éxito internacional de su interpretación, la actriz no representará a su película en los próximos Premios Goya que se celebrarán este fin de semana en Granada.

Pero, ¿qué consecuencias tiene para la salud mental de una persona un proceso de cancelación de estas características? Este periódico ha intentado sin éxito recabar la opinión autorizada de psicólogos especializados en el tratamiento de personas trans para conocer el alcance que puede tener un trauma de estas características en alguien que solo recientemente, y a una edad ya madura, ha culminado su transición. Un colegio oficial de psicólogos ha reconocido a El Independiente que "no hemos encontrado a nadie que esté dispuesto a hablar del tema".

El precio de una cancelación

Sí ha respondido la psicólogo emocional Irene Losa, para quien esta situación no hace sino "demostrar que hay que tener muchísimo cuidado con lo que se sube a las redes sociales", aunque ha señalado que otras figuras públicas, como el rapero Chris Brown, no han sido sometidas a cancelación pese a verse envueltos en multitud de polémicas equivalentes o más graves que los "mensajes discriminatorios" de Gascón.

Según Losa, lo más importante en estos casos no es tanto pedir disculpas como hacer examen de conciencia. "Estamos acostumbrados a que, después de una metedura de pata como esta, se suba un vídeo pidiendo perdón, pero lo que hay que hacer es reflexionar sobre lo sucedido", asegura. La actriz ha publicado en su cuenta de Instagram un alegato en su defensa en el que afirma que le quieren aplicar la cultura de la cancelación y declara que "solamente busco la libertad de existir sin miedo, de crear arte sin barreras y de seguir adelante con mi nueva vida".

"La cultura de la cancelación tiene un impacto emocional brutal", explica la psicóloga. "De un plumazo te arruina la vida y reconstruirla es muy difícil, porque nadie quiere saber de ti. Y es muy rápida: probablemente Karla Sofía Gascón estuviese cancelada desde incluso antes de pedir perdón".

¿La situación habría tomado otro cariz si Gascón no fuera una persona trans? Seguramente. Ahí están figuras como Woody Allen o a Will Smith –rehabilitado en los últimos Grammy y, en nuestro país, en la Velada de Ibai Llanos– pese a importantes polémicas a sus espaldas. El futuro de la actriz es incierto. Probablemente, "si dejásemos de lado su identidad de género veríamos que es una persona que se ha equivocado, y a la que ahora le toca pedir perdón", sentencia Losa.