A partir del 1 de septiembre ya no se podrán fabricar bombillas halógenas. Según un estudio de Ledvance en el que han participado 5.000 personas, el 54% nunca ha oído hablar del 'fin de las halógenas', y solo el 13% ha oído algo pero desconoce las consecuencias. Estos son los resultados de un estudio encargado por el proovedor de iluminación Ledvance a pocos días de que entre en vigor la nueva normativa europea.
Según la Directiva ErP 244/2009, a partir del 1 de septiembre de 2018 ya no se podrán fabricar, ni vender bombillas halógenas que hayan sido fabricadas después del 31 de agosto en toda Europa. Eso sí, se podrán comercializar las que permanezcan en el stock y hayan sido fabricadas antes de esa fecha.
"Nos vemos en la responsabilidad de informar de esta situación ya que existe una considerable necesidad de mayor información sobre la "prohibición" y sus efectos", explica sobre el estudio Cristóbal Ripoll, director general de Ledvance.
Sobre todo para aquellos consumidores que siguen comprando bombillas halógenas o incandescentes; según los resultados, hasta un tercio de los encuestados continúan incluyendo en sus cestas de la compra este tipo de bombillas.
Se prohíben las bombillas halógenas para fomentar el uso de bombillas led, más sostenibles y eficientes
"Invertimos en tecnología y en equipos que sean eficientemente energéticos, contribuyendo, de esta forma, a la sostenibilidad del planeta", recalca Ripoll.
La directiva responde a la tendencia surgida a raíz del protocolo de Kioto, en el que se establecieron medidas para reducir la emisión de gases de efecto invernadero. "Es una medida buena y necesaria, ya que tratamos de ir hacia un consumo más responsable", opina Raquel Paule, responsable técnica de la Fundación Energías Renovables.
Concretamente, las bombillas que desaparecerán son las halógenas clásicas, generalmente hechas de cristal, que emiten luz omnidireccional y tienen casquillo E27 ó E14, así como algunas bombillas no direccionales con casquillos G4 y GY6.35.
La gran alternativa que la directiva plantea son las ya conocidas luces LED, cuyo aspecto es bastante similar pero de rendimiento más eficiente y sostenible.
"Las luces led aportan la misma luminosidad consumiendo la quinta parte que una bombilla halógena", aporta Paule. Además, la duración de las bombillas aumenta considerablemente, ya que "una halógena suele tener una duración de 2.000 o 5.000 horas, mientras que las led pueden llegar hasta las 50.000", explica la responsable técnica.
Al margen de la eficiencia y la sostenibilidad, también tienen otras ventajas. "La iluminación led corrige incomodidades como podrían ser reflejos, deslumbramientos o el calor de las lámparas", añade Alicia Perea, Secretaria de la Junta Directiva de la Asociación Profesional de Instaladores Eléctricos de Madrid (APIEM).
La iluminación led también ha ido conquistando las calles, donde se están progresivamente sustituyendo las luminarias naranjas de magnesio por las de última generación. Los ayuntamientos abrazan en ahorro energético, pero colectivos de astrónomos y astroaficionados denuncian que la contaminación lumínica de las bombillas blanco-azuladas de los led no sólo afectan a la visión de los cielos (las longitudes de onda del blanco-azul son más cortas y potentes), sino que alteran el comportamiento de las aves nocturnas y nos hacen dormir peor.
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