Las altas temperaturas provocadas por las sucesivas olas de calor de este verano de 2022 han supuesto muchos cambios, a los que hay que añadir la crisis energética y la guerra de Ucrania. Todo este conjunto ha supuesto la toma de medidas extraordinarias como la limitación del aire acondicionado en comercios por parte del Gobierno. Pero también ha traído una nueva respuesta, cada vez más extendida y repetida, cuando uno va a un supermercado y pregunta por hielo, o bien cuando pide una bebida en un local, bar o restaurante. La respuesta es: no nos queda hielo.
Teniendo en cuenta la crisis energética y la necesidad de tener que reducir el uso del socorrido aire acondicionado, el hielo se había convertido en un recurso muy útil para hacer frente a las temperaturas extremas de este verano, que pueden llegar a 42 grados en algunas partes de España. Desde usarlo para enfriar bebidas y comidas como el gazpacho, hasta para unirlo a un ventilador para enfriar el aire en movimiento, el agua congelada se ha convertido en uno de los principales recursos contra el calor.
Las razones de la escasez de hielo
La subida de precios generalizada, motivada por la subida de precios de las energías, ha afectado directamente a materias primas y transporte. El incremento del precio de la luz (que algunos días puede superar los 250€ el megavatio hora) ha hecho que muchos productores reduzcan su producción por su alto coste. Además, la incertidumbre sobre el turismo y consumo, aún por los efectos de la pandemia, ha dificultado las previsiones.
La directiva de un proveedor de hielo, Ice Ventura, explicaba que el precio de su producto se ha multiplicado por tres. ¿Las razones? Subida del precio de la electricidad, del precio del combustible, del precio del plástico… Eso, sumado a la alta demanda (turistas en España, calor extremo…) a la que no llega la producción de este año, dispara los precios del agua congelada.
Supermercados como Mercadona o Carrefour limitan la venta de hielo
Esta situación ha llegado a bares, restaurantes y discotecas, donde se reduce la cantidad de hielo por consumición. Pero también ha llegado a los supermercados.
En Mercadona, de hecho, la situación salta a la vista. En algunos supermercados de la cadena ya se pueden ver carteles que limitan la venta de hielo por cliente. Hasta cinco bolsas de hielo, o bien un saco.
En los supermercados Carrefour la situación es incluso peor. La limitación es de dos bolsas por persona y en la página web el producto aparece agotado temporalmente. La misma situación se repite en otras cadenas del país, como Lidl. Llegan pocas bolsas y se agotan rápido.
Déjà vu de la pandemia y efecto llamada
Esta situación no es nueva para los españoles. Durante la pandemia del coronavirus y el confinamiento del 2020, ya se vivió esta situación con productos como el papel higiénico o el aceite.
Si bien la escasez del producto es real, el comportamiento de los consumidores puede generar una situación peor. Al igual que la situación vivida durante el confinamiento, que la gente se abastecía de papel higiénico por encima de sus necesidades reales, esto puede producirse por igual con el hielo durante estos meses de verano de temperaturas extremas.
Lo que pasa con el hielo no parece tener una solución a corto plazo. Mientras los precios que afectan a la cadena de producción sigan al alza y las altas temperaturas (añadidas a los turistas que llegan a España) mantengan elevada la demanda del producto, la situación se mantendrá igual o incluso puede empeorar.
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