Mucha energía y ningún gol. El enfrentamiento entre Uruguay y Corea del Sur que inauguraba el Grupo H, uno de los en principio más igualados del Mundial, hizó honor a esa suposición y se zanjó con un empate. El partido gozó de pocas ocasiones y acusó la falta el desborde por parte de los atacantes de uno y otro equipo, aunque Uruguay inclinó el campo en los minutos finales y estuvo a centímetros de llevarse el triunfo tras un violento zapatazo de su estrella Fede Valverde.
El inicio no hacía preveer el desarrollo posterior del encuentro, ya que tanto Uruguay como Corea del Sur saltaron al campo con un empuje notable. Los asiáticos se hicieron dominadores del balón, algo que no inquietó a Uruguay, que se mantuvo bien replegada y amenazante con posibles contragolpes que correspondieran las carreras de Darwin Núñez y Facundo Pellistri por las bandas.
El bloque uruguayo, que mezclaba leyendas que participaban en su cuarto Mundial (Luis Suárez, Godín, Cáceres y Cavani desde el banquillo) con jóvenes ya consagrados en el panorama internacional como los mencionados Valverde y Núñez, inquietó en los primeros 25 minutos con dos ocasiones a Corea gracias a un par de balones en largo atacados por el flanco derecho. Primero Valverde con un disparo que se marchó alto y luego Pellistri con una dejada que no pudo remachar Núñez inquietaron a Corea del Sur.
La falta de claridad en los metros decisivos evitaron que Uruguay amedrantara a los coreanos, que tuvieron su ocasión más clara de la primera parte en los pies de Hwang. El delantero del Olympiakos mandó a las nubes un remate desde el punto de penalti tras recibir totalmente solo un pase de la muerte desde la derecha. La siempre competitiva Uruguay se repuso del susto y rozó el tanto con un cabezazo al palo del eterno central Diego Godín.
La jerarquía de Uruguay en la segunda parte puso en duda el marcador final, que se mantuvo a cero pese a las intentonas de los de Diego Alonso. La entrada de Cavani por Suárez y la reubicación de Núñez al abandonar la banda acercó a Uruguay a las mallas coreanas. Uno de los futbolistas más en forma de la temporada, Fede Valverde, contagió de impetú a sus compañeros y los uruguayos generaron cierto agobio a Corea del Sur en los minutos finales. A punto estuvo el todocampista del Real Madrid de guiar a su equipo al triunfo, pero su zapatazo marca de la casa se estrelló en el palo, el segundo del partido para Uruguay, que tuvo que resignarse con un punto.
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