Nerea Agúndez, con una década residiendo en Qatar, confiesa vivir "apenada" el revuelo mediático que ha desatado la celebración del Mundial de fútbol en el país. "Los españoles residentes aquí no nos sentimos identificados con muchísimas de las cosas que se están diciendo. Muchas de ellas están sacadas de contexto", advierte Agúndez, presidenta del Consejo de Residentes Españoles en Qatar.
Los derechos laborales de quienes construyeron los estadios -Qatar ha reconocido esta semana la muerte de "entre 400 y 500" migrantes- y los derechos humanos, especialmente la situación de la comunidad homosexuales, han centrado los dardos contra un país cuya extensión es similar a la región de Murcia y que presume de tener una de las rentas per cápita mal altas del planeta.
Unas sombras de las que los españoles consultados aseguran ser conscientes, pero con precisiones. "No es justa esta campaña. Qatar lleva un desarrollo impresionante en estos años. Qatar no es un país perfecto, como ya dijo el emir, como no lo es ninguno de los nuestros. Está intentando mejorar y evolucionar", explica esta ingeniera que ha forjado una familia durante su estancia en el país. "Yo lo que invito es a que la gente venga y lo vea con sus propios ojos".
"Una vida muy normal"
Una petición que también cursa Verónica Bermúdez, una española con un lustro en el país que dirige la investigación del Centro de Energía del Qatar Environment and Energy Research Institute (QEERI) en busca de nuevos desarrollos de la energía solar en entornos desérticos. "La vida en Qatar es muy normal. No es diferente a la que he tenido antes en España, Francia o Japón. Es básicamente lo mismo que hacíamos en otros lugares", comenta quien presume de una dilatada carrera profesional en medio mundo.
Bermúdez solo tiene palabras de gratitud hacia el país que ha recibido en las últimas semanas un vendaval de críticas. "Dan muchas posibilidades de conciliar la vida laboral y familiar. Ya lo hubiera querido para mí cuando mis hijos eran pequeños. Tanto en España como en Francia lo pasamos bastante mal con este tema", evoca.
Bermúdez se instaló en Doha procedente de Japón, con el encargo de transformar el centro y "traer un cambio de mentalidad". Las ventajosas condiciones laborales fueron uno de los alicientes para emprender la aventura qatarí. "Tampoco es un sueldo escandaloso. Aquí los salarios dependen mucho de la categoría profesional, de si vienes a trabajar a una empresa local o de expatriado, también de tu nacionalidad", admite.
"Los residentes en Qatar, salvo los estadounidenses, no pagamos tasas ni IVA ni ningún impuesto sobre el salario", señala esta científica. "Donde los sueldos son una vergüenza es en España. La cualificación profesional y los sacrificios no se pagan ni se valoran", denuncia.
334 niños españoles nacidos en Doha
Al calor del maná qatarí, fraguado a partir de sus enormes reservas de gas y su extensa diversificación económica, han llegado cientos de miles de extranjeros. Los más afortunados, los occidentales. Los menos, los procedentes de otros países árabes, Asia y África.
En la última década, han nacido en Qatar 334 niños españoles. La cifra de residentes españoles en el país supera las 2.000 personas. "Se baraja la cifra de unos 4.500 españoles en Qatar que no tienen residencia permanente o que están por temporadas, o que por algún motivo no están registrados en la embajada", comenta Agúndez. "Es una comunidad en auge. Antes la estancias eran de 2 o 3 años y, en estos momentos, nos encontramos con familias que llevan ya diez o quince años". Entre los desafíos del consejo, figuran el establecimiento de un Instituto Cervantes -el más cercano se halla en Jordania- y la creación de una escuela española como ya existe en el vecino Emiratos Árabes Unidos. "Hay ya 130 familias que apoyan el proyecto", añade.
Es increíble la pasión y el interés que tienen los qataríes por España, por nuestra lengua
Bermúdez asegura que, a su llegada al país, se topó con una realidad que le parecía similar a la española. "Venía de Japón y entendí que esto se acercaba mucho más a mi forma de ser", replica. "Yo sigo viendo muchas cosas en común. Los árabes estuvieron siete siglos en España y eso no nos lo quita nadie. Cuando hablas español y sueltas esa palabras de origen árabe, enseguida se revolucionan", apunta.
"Es increíble la pasión y el interés que tienen los qataríes por España, por nuestra lengua. Muchos de ellos tienen casas y veranean en España", precisa la presidenta del Consejo. "Y son muy hospitalarios".
Tanto Agúndez como Bermúdez subrayan la riqueza de trabajar en entornos con decenas de nacionalidades. "Es una riqueza a nivel personal y profesional inigualable. Una apertura de mente y de miras", responde la presidenta del Consejo. "Y es lo que está recibiendo también nuestra hija en el colegio. Son dos españoles entre veinte de distintas nacionalidades", comenta.
Tampoco es la musulmana la única religión que pone en entredicho la homosexualidad
VERÓNICA BERMÚDEZ
De derechos laborales y homosexuales
Ninguna de las dos evita los asuntos más espinosos. "Respecto a las condiciones de los trabajadores, creo que ha sido uno de los grandes campos de actuación que gracias a la adjudicación del Mundial ha avanzado mucho; se ha mejorado mucho, pero sigue habiendo campo para mejoras. El país está en la dirección correcta", esboza Agúndez. "Durante estos años se han revisado, se han modificado y se han enmendado las leyes laborales. Como en todos los sitios, hay gente que no las cumple, pero eso no quiere decir que no haya unas leyes y que el país no tome acción contra esas incumplimientos o quebrantamientos legislativos". Agúndez destaca especialmente la ley que restringe el trabajo en exteriores durante el verano.
Sobre las restricciones y la persecución de la comunidad homosexual, Bermúdez insiste en que "estamos en un país que se rige por unas leyes religiosas". "Y no es el único en el mundo", recalca. "Tampoco es la musulmana la única religión que pone en entredicho la homosexualidad. La iglesia católica lo hacía hasta hace dos días y sigue sin aceptar el matrimonio homosexual, aunque esté totalmente normalizado", opina.
"Tengo buenos amigos aquí en Qatar que son abiertamente homosexuales", cuenta la científica. "Cuando viajas y vives fuera, debes respetar. Y aquí lo que se está pidiendo es intentar no tener gestos de afecto en público. Pero no solamente se pide a los homosexuales, sino también a los heterosexuales. Puedes ir de la mano, pero no darte un morreo en la calle. Me parece de lo más sano y de sentido común", concluye.
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