Un último puerto de alta montaña separa a Argentina de su sueño mundialista en Qatar. Los de Scaloni son el primer conjunto clasificado para la final del Mundial en Lusail después de jugar su mejor partido del torneo en la semifinal contra Croacia, la vigente subcampeona, a la que han derrotado con un 3-0 inapelable. Argentina ha superado el último peldaño antes de la batalla final por el trofeo con una victoria en la que el bloque no ha evidenciado debilidades y las individuales de Lionel Messi y Julián Álvarez han brillado por encima del resto.
Los únicos momentos donde Argentina parecía que estaba a merced de Croacia fueron los primeros 25 minutos. Los nervios hicieron que Croacia manejara el inicio del choque, aunque ni en ese tramo del encuentro se desestabilizaron los sudamericanos. Después del arranque y una vez entrada la semifinal en calor, Argentina tardó poco en encontrar una grieta en el entramado croata. Julián Álvarez tiró uno de los cientos de desmarques que intentó en el encuentro y Lovren cayó en la trampa. El experimentado central de Croacia siguió al argentino y rompió la línea de fuera de juego que marcaban sus compañeros. Julián Álvarez aprovechó el fallo y, habilitado, se plantó ante Livakovic, al que superó con un ligero toque que no alcanzó puerta, sin embargo, la desesperada salida del meta acabó en penalti, ya que el croata llegó tarde e impidió que Álvarez continuase en la jugada.
La responsabilidad era para el '10', que la afrontó y la ejecutó con un disparo que fulminó la escuadra de Livakovic a los 33 minutos. Messi sumaba su quinto tanto en el Mundial, el tercero en las eliminatorias, lo que muestra cómo de determinante ha sido el del PSG en el camino de Argentina a la final.
El viento soplaba a favor de Argentina y los de Scaloni supieron aprovechar la incercia para dejar sacado medio billete a la final antes del descanso. Una de las máximas del fútbol se volvió a cumplir. Un córner mal ejecutado por Croacia fue rescatado por Julián Álvarez, que cogió el esférico en su propio campo y no paró de correr hasta que vio el balón dentro de la portería de Livakovic. El convencimiento de Álvarez fue una alegoría de lo vivido en la semifinal, Argentina fue muy contundente -el delantero se llevó hasta tres rebotes en el 2-0- y Croacia tembló justo el día en el que menos podía hacerlo.
Croacia pasó los cinco minutos hasta la media parte totalmente noqueada y estuvo a punto de encajar el 3-0 en un córner de no ser por Livakovic, que con una acción marcada por los reflejos recordó porque ha sido uno de los nombres del Mundial. Al descanso, Argentina dio una sensación de entereza enorme. Más que una selección, los de Scaloni parecían una unidad especial de 11 hombres -26 con los del banquillo- reunidos para una misión: llevar la Copa del Mundo a Argentina.
Croacia salió del vestuario dispuesta a inquietar a Argentina. Zlatko Dalić hizo dos cambios y a los cinco minutos un tercero. Los balcánicos cambiaron a un sistema más ofensivo y por unos instantes desarbolaron a los argentinos, que se repusieron gracias a las ayudas continúas, las coberturas entre compañeros y una cadena de esfuerzos continuados encomiable.
Argentina resistió el paso adelante de Croacia, que tuvo como ocasión más clara una falta lateral que ganó Lovren, pero que el central no pudo conectar con contundencia. Livakovic sacó una mano a Messi para evitar la sentencia en la que sería el último aviso de Argentina.
A falta de poco más de 20 minutos para el 90, Messi decidió que la semifinal debía morir. El rosarino retó a Gvardiol, uno de los defensores del campeonato, y enfiló hacia la meta croata. El veterano delantero superó al joven, pero frenó ante el poderío de Gvardiol, que recuperó metros después de la intentona inicial. Messi maradoneó, echó el ancla y explotó en varias arrancadas, fue y vino y cambió de dirección una y otra vez hasta que dejó atrás a Gvardiol y a todos los fantasmas que le alejaban de la final del Mundial, para después servir en bandeja a Julián Álvarez el 3-0 definitivo.
La grada argentina vibraba y los rostros de los futbolistas americanos reflejaban el hito. Una vez superada la sorprendente derrota en el debut con Arabia Saudí, Argentina ha demostrado su nivel, de fútbol y de madurez, para plantarse en la final del Mundial ocho años después. Los de Scaloni esperan ilusionados a su rival del domingo, Marruecos o Francia, con quien lucharán por la gloria mundialista a las 16.00 horas.
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