El preso que este miércoles, supuestamente, mató a una cocinera en la cárcel de Mas d'Enric de El Catllar, en Tarragona, y luego se suicidó, cumplía una condena de once años de cárcel, que expiraba en 2027, por el asesinato confeso a puñaladas en abril de 2016 de una mujer prostituida
En el juicio, celebrado en abril de 2018, la Fiscalía y la defensa solicitaron una petición de once años de cárcel por el asesinato, con la agravante de ensañamiento y las atenuantes de embriaguez y confesión, que fue la que finalmente acordó la Audiencia de Tarragona a raíz del veredicto de culpabilidad emitido por el jurado popular.
El acusado, natural de Rumanía, había conocido en diciembre de 2015 a la víctima a través de los anuncios en páginas de contactos por internet, una mujer también rumana y que entonces tenía 47 años. El hombre contrató varias veces los servicios de la mujer, el último de ellos el 23 de abril de 2016.
Sin embargo, aquella noche, ya de madrugada, ambos discutieron, momento en que el hombre se levantó, se dirigió a la cocina, cogió un cuchillo con una hoja de 15 centímetros y medio y se abalanzó sobre la víctima, a la que degolló debido a las continuas cuchilladas que le profirió.
Pocos minutos después, se lavó las manos, se vistió y se entregó en una comisaría de la Policía Local de Valls, confesando que había apuñalado a una mujer y que la víctima estaba muerta en su domicilio. La Audiencia consideró probado que el acusado había ingerido más de dos botellas de vino ese día y que presentaba una concentración de alcohol de 0,87 gramos por litro de sangre, lo que disminuía levemente su capacidad para discernir entre lo bueno y lo malo.
Pese a que por las atenuantes de confesión y embriaguez la Audiencia lo podía condenar a una pena de entre siete años y medio y quince años de cárcel, finalmente le impuso los once que solicitaban tanto la Fiscalía como la defensa por la "brutal intensidad" de la agresión con arma blanca.
En este sentido, la sentencia subrayó que el acusado utilizó un gran cuchillo que causó un "mayor dolor" a la víctima, ya que no le provocó la muerte inmediata, pese a que se lo clavó reiteradamente con "brutalidad e intensidad". "No cabe duda alguna de que nos encontramos ante una forma brutal de causar la muerte a otra persona, que sin duda causó un gran dolor a la víctima por la forma y el medio empleado por el acusado", sostuvo la sentencia.
Los Mossos d'Esquadra investigan ahora las circunstancia del suceso de ayer en la cárcel de El Catllar, que ocurrió hacia las 17 horas en las instalaciones de cocina del recinto penitenciario, donde supuestamente el preso mató a la cocinera con arma blanca y luego se suicidó. El personal de la prisión encontró primero en la cocina de la cárcel el cadáver del recluso, que al parecer colaboraba en las tareas culinarias en el marco de su plan penitenciario de reinserción, y cuando buscaban a la víctima para informarle del hallazgo localizaron también su cuerpo.
El preso, que se suicidó tras supuestamente matar a la cocinera, estaba interno en el módulo 6 de la cárcel, donde habitualmente se destina a los reclusos que cumplen condena por delitos violentos.
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