Susana V. y su hija Elena S., ambas farmacéuticas en Barcelona y Terrassa, pasaban unas vacaciones en Afganistán cuando el pasado viernes, dos días después de llegar, fueron asesinadas en un atentado en Bamiyán, en el centro del país.
Son dos de las víctimas mortales del ataque a un grupo de turistas, en el que también fallecieron otras cuatro personas: tres afganos y un hombre catalán, y en el que resultó herida de gravedad otra mujer también catalana.
Susana V. tenía una farmacia en la estación de Sants de Barcelona e inoculó el gusto por las probetas y los medicamentos a sus hijas Susana, María y Elena, que desde hace aproximadamente diez años regentaban otro establecimiento en Terrassa, la farmacia Les Arenes.
El pasado miércoles, Elena, de 31 años, se cogió unos días de vacaciones para viajar a Afganistán con su madre, un viaje de placer como otros que solía hacer, según ha explicado a EFE una de las personas que trabajan en la farmacia de Terrassa, situada en el barrio de Les Arenes-La Grípia-Can Montllor de esa ciudad
"Esta mañana la familia nos ha mandado un mensaje al grupo de la farmacia para explicarnos lo que había pasado", ha relatado la empleada del despacho de farmacia, muy afectada por lo ocurrido.
"Nos hemos enterado de las muertes, pero no sabemos nada más, y no queremos molestar a la familia con preguntas. Es tremendo lo que ha pasado", ha dicho.
Los cuerpos de madre e hija, y del otro catalán fallecido, R.B.R. nacido en Girona, han sido trasladados al Ministerio de Justicia, situado en Kabul, para organizar el proceso de repatriación, según han informado las autoridades afganas.
El ataque se produjo ayer viernes, cuando una persona abrió fuego contra el grupo de turistas, que se encontraba dentro de un vehículo mientras visitaba la ciudad.
Las dos farmacias, la de Barcelona y la de Terrassa, permanecen hoy abiertas al público.
El español muerto en el ataque de Afganistán era un ingeniero jubilado
Por su parte, el español R.B.R., de 63 años y natural de Girona, fallecido en el atentado de Afganistán, era un ingeniero jubilado que había trabajado en la empresa química Covestro, en su planta de Tarragona, han informado a EFE fuentes próximas a la víctima.
El ingeniero R.B.R. fue responsable de calidad de Seguridad y Medio Ambiente en la citada empresa.
Diplomáticos españoles continúan este domingo su trabajo para conseguir la repatriación desde Afganistán de los cuerpos de las tres víctimas catalanas, la mujer española que resultó herida grave en el atentado, que permanece ingresada en un hospital en Kabul, y los dos turistas españoles que resultaron ilesos en el ataque.
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