En los teatros de Madrid se habla catalán. ¿Qué está pasando en la ciudad Condal que todos sus creadores abandonan la ciudad para dirigir los grandes teatros de Madrid? Barcelona se descapitaliza, es tiempo de renovar contratos y los puestos se quedan sin opciones.
Carme Portaceli, la nueva directora artística del Teatro Español, es el último nombramiento de una lista que en 2004 inauguró Alberto Ruiz Gallardón, cuando, a través de Alicia Moreno (entonces delegada de la Artes), le entregó la gestión del teatro más antiguo de la ciudad a Mario Gas. Más tarde, el éxodo catalán continuó con artistas y gestores de la talla de Albert Boadella, Àlex Rigola, Pere Pinyol, Joan Matabosch o Jordi Tort, entre otros.
Sobre la inestabilidad política recae mucha culpa de este trasvase de nombres en el puente aéreo teatral. Mientras Madrid se llena de gerentes catalanes, Barcelona busca nuevo director para el Teatre Grec y para el Mercat de les Flors. Ramón Simó, actual director del Grec, ya ha cumplido su mandato de cuatro años, de hecho, se comprometió a permanecer uno más para poder programar la nueva temporada. Desde entonces, los movimientos irregulares del área de Cultura del Ayuntamiento barcelonés han dilatado la publicación de las bases del concurso para el puesto. Tras las elecciones, Berta Sureda entraba en Cultura de la mano de Ada Colau con la premisa de apostar por la participación ciudadana, la transparencia y para consolidar los centros antes de apostar por nuevas iniciativas.
Barcelona busca nuevo director para el Teatre Grec y para el Mercat de les Flors
Un año después, el acuerdo de Gobierno municipal entre PSC y Barcelona en Comú ha propiciado que Jaume Collboni sea el segundo teniente de alcalde de Empresa, Cultura e Innovación. Collboni se ha visto obligado a acelerar su plan de gestión cultural. Algo más de 100 días después de su nombramiento, por fin, se han publicado las bases para el nombramiento del gestor del Festival Grec que, si todo fuera como debiera, ratificaría su puesto en 2017, con el tiempo más que justo para poder trabajar en la programación de la próxima temporada.
El sustituto natural de Ramón Simó en el Grec era Àlex Rigola, pero al aceptar la dirección de los Teatros del Canal en Madrid ha dejado un vacío difícil de llenar. La dirección del Grec es un puesto al que hay que llegar por concurso y para el que, hoy por hoy, no surge nadie con un proyecto en firme.
En el Mercat de las Flors se encuentran con un conflicto similar. Su actual director, Francesc Casadesús, ha renovado el cargo hasta octubre para poder programar la temporada 2016/2017. El puesto también está pendiente de salir a concurso. Casadesús podría dirigir el Grec, pero si Collboni; como ha confesado a los 100 días de la toma de posesión de su cargo en Cultura, pretende crear un Festival de Danza con entidad en Barcelona, debería contar con él. El puesto del Grec seguiría vacante.
Carme Portaceli, nueva directora del Teatro Español, ha desarrollado toda su carrera en Cataluña
Carme Portacelli se ha postulado en varias ocasiones para dirigirlo. Ante tanta negativa optó por presentarse a la dirección del Teatro Español y el fin de semana pasado ganó contra todo pronóstico. Juan Carlos Pérez de la Fuente tendrá como sucesora al frente del teatro más antiguo de Madrid a una directora de escena que ha desarrollado toda su carrera en Cataluña. De su trayectoria cabe destacar premios como el Butaca al Mejor Espectáculo, el de la Crítica, el ADE, el Max y el Serra D’Or. Nada más conocerse el fallo, Borja Sitja, miembro del jurado y ex director del Teatro Romea escribió en sus redes sociales que “él había votado al valenciano”. Mientras Barcelona busca personal, la escena madrileña habla catalán desde hace años.
Àlex Rigola
El flamante nuevo director de la sala verde de los Teatros del Canal todavía no ha tomado posesión de su cargo. Para sustituir a Boadella dejó su puesto de director de la sección de teatro de la Bienal de Venecia. Entre marzo del 2003 hasta el verano de 2011, estuvo al frente del Teatre Lliure, ese verano fue relevado por Lluís Pasqual. Se trata de uno de los creadores más innovadores de la escena catalana. En una entrevista concedida a La Vanguardia, el responsable de obras como El público, 2066 o La gata sobre el tejado de zinc confesó que "la propuesta de Madrid hacía difícil decir que no".
Albert Boadella
Tras ocho años al frente, Albert Boadella abandonó el timón de los Teatros del Canal en junio de 2016. Los Teatros del Canal aterrizaron en Madrid precedidos de la polémica. Su nacimiento supuso la muerte del histórico Teatro Albéniz, además fueron una apuesta del entonces presidente de la Comunidad de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, que no pudo protagonizar la inauguración porque las obras se retrasaron cuatro años y para entonces la presidenta era Esperanza Aguirre. La Comunidad sacó a concurso la gestión en el mes de noviembre. El nuevo director tenía la obligación de pelear para sacar rentabilidad a una infraestructura que había costado 100 millones de euros a las arcas públicas.
Boadella se tiró por la borda del trasatlántico hace tres meses. En su despedida se justificó porque según él: "el teatro ya había alcanzado la velocidad de crucero, algo muy difícil de lograr, pero fácil de desbaratar. Funciona divinamente”. Àlex Rigola hereda una institución que ha conseguido una ocupación para sus más de 100 producciones al año de casi un 90%. Desde su puesto como portavoz del PP en el Ayuntamiento de Madrid, Esperanza Aguirre desvela que "escogió a Boadella porque buscaba una persona abierta, culta y que, por encima de todo, valorara la libertad". Le sorprendió que le dijera que sí y se siente muy satisfecha del resultado. "En el tiempo que él ha estado al frente, no ha habido ni una sola polémica, ni una sola queja de su trabajo". La defensa que Boadella ha hecho de España dentro de Cataluña es para Aguirre fuente de admiración, sabe que le ha costado "muchos disgustos, insultos y desprecios, incluso de sus vecinos".
Mario Gas
El 4 de febrero de 2004, un flamante Mario Gas tomaba posesión de su nuevo cargo en Madrid como director del Teatro Español. Levantaba el telón apadrinado por la entonces delegada de las Arte, Alicia Moreno y bajo la atenta mirada del alcalde Alberto Ruiz-Gallardón. En su presentación, escurridizo, hábil y veloz, Mario Gas se limitó a admitir datos que ya habían sido filtrados con cuentagotas. Como, por ejemplo, que no permanecería más de cuatro años al frente (cosa que claramente no se cumplió), que cada año cobraría 94.000 euros (su trabajo como director le sería remunerado aparte), llegaba sin exclusividad y que tenía la intención de aumentar el presupuesto del español, que por entonces ascendía a cinco millones de euros por año. Gas fue capaz de otorgar un soplo de aire fresco a la programación teatral del Español y fue el responsable del resurgimiento de las Naves del Matadero, un viaje que estuvo acompañado de sombras por el excesivo gasto ocasionado. El reinado de Gas cayó en el mismo momento en el que Gallardón se convirtió en ministro de Justicia.
Joan Matabosch
El 26 de septiembre de 2013 el Teatro Real presentaba a su nuevo director artístico. Joan Matabosch accedía al cargo en sustitución de Geràrd Mortier que se convertía desde ese instante en consejero artístico del coliseo. Un nuevo puesto creado para encontrar acomodo a la situación en la que se encontraba el intendente belga (enfermo de cáncer), fue una manera de suavizar la tensión vivida desde que los responsables de teatro anunciaran su relevo. Matabosch llegaba al Real con ganas de mantener el legado de Mortier, cuyo mandato no estuvo exento de polémica por la excentricidad de su programación. "No vamos a hacer en el Teatro Real lo que la Ópera de París hizo tras la salida de Gerard Mortier, cuando se impuso una programación situada en el extremo más opuesto posible al de la etapa de Mortier, en un intento que parecía buscar eliminar cualquier resquicio de su paso por la institución. Nada de eso queremos que suceda en Madrid", confesaba Matabosch en la rueda de prensa a la que acudió escoltado por Mortier en la que fue su última aparición pública.
Para entonces, Joan Matabosch llevaba 17 años dirigiendo el Gran Teatro del Liceo de Barcelona. ¿Qué le llevó a aceptar la oferta del Real? "Creo que llegó en el momento que tenía que llegar. En los años que estuve en el Liceo tuve ofertas, pero siempre las he estudiado de manera fría. Analicé la situación y vi si era bueno para el Liceo, si era bueno para el Real y si era bueno para mí. El Liceo vivía una época de cambios, buscaba nuevos públicos, la oferta llegó en el momento justo", explica Matabosch. No lo dice, pero es un hecho que en esa época el Liceo sufría un importante recorte de presupuestos y el nuevo público al que se refiere implica volcarse en obras de repertorio y alejarse de otro tipo de representaciones.
Jordi Tort
Coincidiendo con el comienzo de la temporada, Jordi Tort llegó a la dirección del Teatro de La Abadía de Madrid para sustituir a la fallecida Alicia Roldán en septiembre de 2013. La Abadía es un centro dramático y de estudio escénico que abrió sus puertas en 1995. Su sede es un curioso espacio, una antigua capilla en el barrio de Chamberí. Su principal patrono es la Comunidad de Madrid, aunque también están presentes, en la fundación, el Ministerio de Cultura, el Ayuntamiento y patronos particulares.
Tras su paso por el Teatre Nacional de Catalunya, como productor ejecutivo, Tort fue subdirector del Teatre Lliure (de 1998 a 2006) y director de producción del Gran Teatre del Liceu (de 2006 a 2010). Otro activo catalán integrado en la capital.
Sostiene Tort, y lo ha confesado en innumerables ocasiones, que la presencia de creadores catalanes en la escena madrileña se debe "al crecimiento del ecosistema teatral que aumenta la presencia de profesionales de todo el territorio". Pudiera ser así, pero lo cierto es que son los creadores catalanes los que gestionan los teatros públicos de la capital.
Pere Pinyol
Tomó las riendas del Teatro Circo Price en 2009 y allí permaneció hasta su muerte, en otoño de 2013. En esos cuatro años, Pinyol convirtió este espacio en el epicentro de las artes circenses en España, consiguiendo que muchos volvieran a descubrir el circo en este país. Pinyol fue más allá y fue capaz de abrir la puerta a la música, el cabaret y el teatro. El Price fue su “niña bonita, el mejor trabajo” que había tenido, solía decir.
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