Parajes que se vuelven tenebrosos cuando cae la luz del sol, espacios donde la falta de ruido desconcierta, pueblos o edificaciones donde han tenido lugar terribles acontecimientos, ciudades cuyas calles guardan secretos… A casi todos nos atrae algún lugar, cuento o bosque misteriosos. Los enigmas escuchados en una reunión de amigos, leídos en alguna parte, o recreados en una película seducen porque implica la existencia de algo sobrenatural o extraordinario.
Las historias de miedo están presentes en muchas culturas y, en noviembre, mucho más coincidiendo con las fiestas de Todos los Santos y Halloween. Escuchar una narración sobre un pacto con el diablo o ver una película sobre el devenir de una casa embrujada es casi una obligación pero, ya puestos… ¿por qué no sentir pavor en los propios lugares donde se gestaron las truculentas leyendas?
Preparen saco de dormir, manta zamorana, cámara de fotos, termo de café, mochila y hasta grabadora porque aquí les presento una serie de lugares donde podrán vivir, en sus propias carnes, si esos cuentos tienen su lado de verdad o si, por otro, fueron el fruto de alguien con mucha imaginación.
Una ruta para perder los nervios
Patear las históricas calles de Toledo a la luz del sol es muy agradable pero... ¿Y cuando anochece? ¿Cuándo cobran vida sus leyendas y misterios? Entre sus nueve puertas de acceso, Toledo encierra numerosos conventos, iglesias y ermitas. Es curioso que, con tanto fervor religioso, sea reconocida como uno de los baluartes de la superstición, la magia y la hechicería. Los propios nombres de sus calles describen la intensa actividad esotérica toledana: callejón del diablo, de los muertos, de la muerte, del infierno… La urbe presume de leyendas (y amoríos) que implican la intersección de hechiceras y pócimas. Y son bastantes también los procesos inquisitoriales de la Iglesia Católica que finalizaron con castigos a mujeres acusadas de hechicería. Pasear en solitario por esas callejas en horas oscuras puede resultar una experiencia angustiosa pero ¿y si van en grupo? Las visitas guiadas pueden ser muy divertidas e instructivas pero las hay capaces de turbar a los más tranquilos, como Insepulto, organizada por Rutas de Toledo, una ruta nocturna y teatralizada que incluye una visita por uno de los subterráneos de la ciudad que lleva cerrado mucho, mucho tiempo…
Rutas de Toledo organiza periódicamente rutas nocturnas donde un experto historiador relata los misterios que rodean a sus calles y edificios más emblemáticos.
Naturaleza encantada
El Barranco de Badajoz es un despeñadero situado en el término municipal de Güimar, al sureste de Tenerife. Su nombre procede de Juan de Badajoz, quien recibió tierras tras la conquista de la isla a finales del siglo XV, aunque los guanches siguen llamando a esta zona como Chamoco. El Barranco de Badajoz es un importante lugar de yacimientos arqueológicos ya que, en esta zona, se encuentra la Cueva del Cañizo, situada a 100 metros de altura en la pared izquierda del cañón. En esta gruta se han encontrado varias momias por lo que se cree que era un lugar sagrado donde los aborígenes enterraban a sus muertos. En torno al lugar han surgido varias leyendas e historias de sucesos extraños. Testimonios que abarcan desde apariciones de seres etéreos, avistamientos de luces (¿posibles OVNIS?) e, incluso, se han encontrado vestigios de rituales satánicos.
Para acceder al Barranco de Badajoz hay que tomar la carretera general del sur, a unos 2 km de la salida de Güimar. A mano derecha hay una pista asfaltada con un cartel indicador. La pista sube junto al cauce del barranco.
Castillo embrujado
Dentro de los edificios con historias fantasmales de Gran Bretaña destaca el Castillo de Stirling (Stirling. Escocia). Fue construido en el siglo XV y XVI (aunque algunas de sus edificaciones datan del XIV), sobre una colina de piedra volcánica. Muchas son las historias de espíritus que vagan perdidos entre los muros de piedra de la fortaleza. El más famoso es el de la doncella de Maria de Escocia que, una vez soñó que su reina corría peligro. La criada corrió a sus aposentos para ver que su señora estaba bien pero se había desatado un incendio en la habitación y, aunque consiguió salvar a María, la sirvienta murió. Dicen que muchas veces se la ve aparecer (con un vestido verde) en alguna de las múltiples actividades culturales que se llevan ahora a cabo en Stirling. Y hay más habitantes extraños en el castillo. Si tienen suerte (y puede que algún trago de escocés de más), podrán ver al fantasma de los Highlands ataviado con el kilt tradicional, o a la conocida como Dama Rosa, el espectro de una viuda que sigue buscando a su marido fallecido en una guerra.
Merece la pena acercarse al cercano cementerio situado a los pies de la iglesia de Holy Rude, donde las lápidas más modernas datan del siglo XIX.
Almas en pena
Cuenta la leyenda que en la zona de el Sobrarbe, en los Pirineos, donde más de 100 pueblos han sido abandonados, los espíritus de los muertos vagan por los valles porque no hay nadie que los recuerde el Día de Todos los Santos. Ligüerre de Cinca es una de esas aldeas rehabilitadas para uso turístico y cuentan que, durante las obras, escuchaban a las ánimas lamentándose durante la noche de difuntos… incluso hoy. Para darles consuelo, todos los años organizan una pasacalle especial para que encuentren su descanso eterno aunque, de una forma divertida y, este año, los encargados de animar el ambiente son los Titiriteros de Binefar. La acción tiene lugar el día 31 (a la que se puede ir disfrazado, por cierto), pero también acudir desde el 29 para contemplar algunos parajes de la zona como las bodegas del pueblo o la presa de El Grado.
En Ligüerre de Cinca también ofrecen espectáculos de música, teatro y danza, senderismo, y la posibilidad de disfrutar de su amplia y otoñal oferta gastronómica.
Espejismos nocturnos
Si hay un sitio donde las sombras pueden parecer otra cosa de lo que son en realidad, ese es el desierto. Los espejismos juegan malas pasadas durante las horas del día pero, con la noche, con la luz de la luna llena, las visiones pueden ser incluso más inquietantes. Si a ello unimos el silencio y la soledad intrínseca del arenal, el desasosiego puede multiplicarse por dos. Nomad Expedition ha organizado un viaje para el puente de Halloween al Sahara marroquí. El Día de Todos los Santos se pernoctará, además, en una Haima o tienda de campaña tradicional nómada. Los supervivientes, disfrutarán de otras excursiones y visitas, como Ouarzazate, el corazón del Atlas o la famosa Kasbah Ait Benhaddou.
El intenso fin de semana en el Sahara marroquí organizado por Nomad Expedition tiene lugar del 1 al 3 de noviembre de 2016.
Fenómenos extraños
Los hospitales abandonados han sido siempre fuente de inspiración para escritores y directores de cine. Situado a las faldas del Moncayo se encuentra el Sanatorio Antituberculoso de Agramonte. Durante la Segunda República se cedieron al Ayuntamiento de Tarazona unas 4.000 hectáreas de terreno para construir la Ciudad Montaña de Agramonte que incluiría un hotel, escuelas y un sanatorio. El proyecto se paralizó durante la Guerra Civil pero el edificio que estaba destinado a hotel, pasó a ser un sanatorio. Allí acudían muchos enfermos de tuberculosis en busca de sanación y estuvo en funcionamiento hasta los años 70. Actualmente, con varios de sus pabellones medio derruidos, y atraídos por el silencio y el misterio de la vegetación circundante, la casa acoge a muchos investigadores de lo paranormal en busca de sonidos e imágenes desconcertantes. Algunos afirman que han escuchado el ruido de puertas abriéndose y cerrándose y de haber visto los fantasmas, de hombres y mujeres, que en el pasado murieron allí ¿Se animan a pasar la noche de Todos los Santos pertrechados con su saco de dormir?
Mucho antes que se empezara a escuchar la leyenda urbana del Sanatorio Antituberculoso de Agramonte (Tarazona) por lo años 80, el poeta Gustavo Adolfo Bécquer ya puso su granito de arena sobre esta misteriosa zona al hablar de los gnomos del Moncayo o la leyenda del Castillo Mágico de Trasmoz.
Dama atormentada
Cuevas, pueblos abandonados, fortalezas medievales… pero también los jardines más hermosos y bucólicos pueden esconder tremendos misterios. Eso es lo que ocurre en el Orto Botanico Comunale de la localidad italiana de Lucca. Este tesoro de la Toscana fue creado por María Luisa di Borbone, Duquesa de Lucca, en 1820. Cuenta, entre otras instalaciones, con invernaderos, escuela y laboratorio, un museo botánico (con herbario y archivo), y un estanque. Y éste es, precisamente, el protagonista de un truculento suceso. En el siglo XVII vivía en Lucca Lucida Mansi, una mujer de alta cuna tan bella como inhumana. Lucida tenía la costumbre de asesinar a sus amantes una vez que habían pasado una apasionada noche. Una mañana se miró al espejo y descubrió sus primeras arrugas, algo que la entristeció mucho. Se puso a llorar hasta que el diablo se le apareció y le ofreció otros 30 años de juventud a cambio de su alma. Lucida aceptó y siguió con su azarosa y criminal vida hasta que, una noche, Satanás se le apareció para cobrar su deuda. Lucida quiso escapar pero el maligno la atrapó en su carruaje que, en llamas, cayó al lago de Lucca. Dicen que, si se observa con atención las aguas del estanque, se ve el aterrorizado rostro de la dama y algunos testigos afirman haber visto pasar el carruaje a medianoche.
A pesar de su pequeño tamaño y de su aspecto refinado, la ciudad de Lucca guarda otros enigmas como la trampilla de metal que hay en la iglesia de San Agustín que, según cuentan, es una de las puertas del infierno.
Pueblo maldito
Belchite ha sido un pueblo marcado por las batallas sangrientas. Comenzaron en las Guerras Púnicas, donde romanos y cartagineses mantuvieron cruentas confrontaciones; fue escenario de enfrentamientos entre las tropas españolas y francesas durante la Guerra de Secesión, y fue completamente destruido durante la Guerra Civil. Desde su total abandono en la década de los 60 y debido a su pasado bélico y sangriento, y al perfil fantasmagórico de sus edificios medio derruidos (los conventos de San Rafael y San Agustín, por ejemplo), el pueblo Viejo de Belchite se ha convertido en destino para todos los aficionados a los fenómenos extraordinarios. Los investigadores, armados con sus finas grabadoras, aseguran haber registrado sonidos de lamentos, han notado el olor de las velas ardiendo y contemplado alguna que otra silueta luminosa. Y es que esto de las presencias extrañas parece ser que no es baladí. Durante el rodaje de la película el Barón de Munchausen rodada entre los restos de Belchite, los guardas vieron a dos personas ataviadas con trajes de época. Cuando se acercaron a ellos para advertirles que no podían estar en el rodaje, las figuras desaparecieron. Con motivo del Día de Todos los Santos, el Ayuntamiento de Belchite ha organizado una visita guiada nocturna y teatralizada los días 30 y 31 de octubre. No se olviden ni la grabadora ni la cámara.
Ya no está permitido el acceso libre a las ruinas del Viejo Belchite. Se requiere una entrada que se recoge en la oficina de Turismo (Becú, 2. Belchite Nuevo). Las entradas cuestan 6 euros (diurna) y 10 euros (nocturna).
La maldición de las brujas
A escasos kilómetros de la frontera con Francia y del valle del Baztan, aprovechando el desnivel de una ladera se encuentra Zurragamurdi, un municipio encantado cuyo nombre evoca tiempos de nigromancia. A pocos minutos de la localidad navarra, enmarcada por un extenso manto verde-azulado que se ve interrumpido por caseríos aislados y vacas pastando, se encuentra la cueva de Zurragamurdi, conocida por ser lugar de celebración de aquelarres o reuniones de brujas. Las Brujas de Zurragamurdi (además del título de una película de Álex de la Iglesia), es el nombre con el que se conoce al caso más famoso de la brujería vasca y, posiblemente, de España, en el que los días 7 y 8 de noviembre de 1610, la Inquisición de la Iglesia Católica llevó a cabo un auto de fe contra 16 mujeres que fueron quemadas en la hoguera.
El antiguo hospital de Zugarramurdi acoge el Museo de las brujas, que aborda el tema de la brujería en profundidad (eran mujeres que conocían los secretos de la naturaleza con los que hacían remedios para curar enfermedades), además de retratar a la sociedad navarra del siglo XVII.
Piedras con leyenda
En Barcelona, por la carretera comarcal que va desde La Roca a Orrius, se encuentra el Bosque de Orrius, un denso vergel que, para muchos está plagado de enigmas y duendes. Esta arboleda esconde inexplicables figuras talladas en piedra: un elefante gigante, un indio precolombino y hasta un moai similar a los de la isla de Pascua. El origen de estas estatuas es desconocido: unos dicen que fueron artistas locales que fueron tallando las piedras a su antojo y, otros, que fue un médico viajero, el Doctor Fossas, el que compró estas tierras y que encargó a un picapedrero de la zona para que recreara las estatuas que había admirado por el mundo. Pero eso no es todo, en el corazón del bosque se encuentra la conocida como Roca de las Cruces, relacionada con Perot Rocaguinarda, un famoso bandolero catalán que asaltaba los caminos que unían Barcelona y Gerona. Cada una de las aspas talladas representa a cada una de las personas que el bandido dio muerte.
Varias construcciones neolíticas completan la oferta de este museo al aire libre cargado de misterio y mitos.
Los desastres de la guerra
Cada año, el pueblo francés de Oradour-Sur-Glane recibe miles de visitantes. Historiadores profesionales o aficionados, amantes de las batallas o simples curiosos, todos coinciden que, al entrar, sienten un intenso escalofrío por la espalda. Y no es para menos. En este pueblo del departamento del Alto Vienne se detuvo una división de la SS del ejército alemán en su camino hacia la Batalla de Normandía. Era el 10 de junio de 1944. La columna nazi estaba formada por unos 150 soldados comandados por Otto Dickmann. Los militares se desplegaron por el pueblo llamando a los vecinos con la excusa de verificar sus documentos. A los hombres se los llevaron a las afueras del pueblo y a los niños, mujeres y ancianos los metieron en la iglesia. Una granada de humo estalló dentro del templo y los que intentaban salir fueron ametrallados, la explosión fue la señal para acabar con los hombres. Al final en Oradour-Sur-Glane murieron 642 personas ametralladas, fusiladas o quemadas vivas. En los días posteriores a la matanza, los nazis quemaron los cadáveres y los edificios.
La villa se mantuvo tal y como quedó tras la barbarie: coches destrozados, casas derruidas y calles desoladas para convertir esta villa mártir en monumento nacional. El Centre de la Mémoire, además, es el encargado de recordar a los que allí fallecieron.
Se nota una presencia extraña
Investigadores paranormales de todas partes del mundo acuden a las cuevas de Hell-Fire (o Cuevas de Fuego) a la caza de fantasmas en alguna de sus alucinantes pasadizos. Este sitio espeluznante comenzó siendo un sistema de cuevas naturales pero, en 1752, se amplió para incluir pasillos secretos, túneles y cámaras subterráneas (con inquietantes figuras talladas en sus paredes) que una vez fueron usadas para prácticas satánicas y de magia negra. Hay visitantes que dicen haber oído cantos diabólicos y cuentan que el espectro de Benjamin Franklin (un asiduo visitante a las cuevas en la década de los 50 del siglo XVIII) aparece en alguna de las habitaciones Su recorrido se hace, además, a la luz de las velas para hacer que la visita sea aún más sobrecogedora.
las cuevas de Hell-Fire se encuentran en West Wycombe, alrededor de una hora en coche de la zona norte de Londres. En tren se tarda unos 35 minutos en llegar a la estación de High Wycombe.
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