Se ha preguntado alguna vez de dónde procede su alianza? ¿O quién fabricó esa medalla con una Virgen que le regalaron cuando nació o hizo la Primera Comunión? Pues seguramente salió de las manos de los expertos orfebres de Argyor, una fábrica española con mucha tradición y muy reconocida en el sector de la joyería. En estos tiempos en los que muchas pequeñas fábricas y empresas de nuestro país están abocadas al olvido e, incluso, al cierre, en Argyor han optado por una nueva estrategia que les haga traspasar el tan temido dato estadístico de la tercera generación según la cual, el 80% de los negocios familiares nunca pasa a manos de la cuarta promoción.
Argyor es el nombre que surge de mezclar las palabras argento y oro, y son estos dos ricos metales los que han jugado un papel importante desde que Eloy Gracia fundara esta factoría zaragozana en 1954. Proyectado con la misma distribución que la de un hotel (caprichos del fundador), el edificio acoge su pasado y su futuro. Estos más 60 años de singladura les han ayudado a profundizar en el conocimiento del oficio pero, también, a comprender la evolución que el consumidor exige ahora de ellos. Una transformación que empezó hace unos años y que consideran esencial para sobrevivir.
Los episodios duros de la crisis fueron el detonante que les impulsó a cambiar el chip. Ya se sabe que, en momentos de penurias, se ahorra en lo más fútil y, claro, las joyas, a no ser por un motivo de causa mayor, se dejan para cuando llegaran las vacas gordas. Hasta entonces, cada vez que una joyería necesitaba un par de alianzas, unos pendientes o una medalla, les llamaban a ellos pero, se dieron cuenta que la tienda lo presentaba con caja y etiqueta propia por lo que nadie sabía que había sido diseñado y creado en Argyor. Así que, renovarse o morir, comprendieron que, además de ser respetables en el mundillo, era necesario llegar al comprador final dándose a conocer y haciéndose fuertes como marca. Y lo están consiguiendo.
Sí, quiero pero moderno
En el nuevo Argyor conviven a la perfección impresionantes máquinas obsoletas ya arrinconadas con otras que parecen de ciencia ficción; veteranos especialistas en fundir y cortar metales preciosos o en engarzar brillantes con un equipo de diseñadores jóvenes capaces de dar forma a las sortijas y colgantes según los últimos dictados de la moda. En él se pueden descubrir desde una habitación donde se guardan todos los moldes para realizar medallas (tienen todo el santoral, por cierto) hasta la cabina donde un trabajador se encarga de pesar todas las virutas de oro y plata –por minúsculas que sean- que sobren al cortar, tallar o modelar una pieza… En definitiva, una colmena cuyo producto estrella es, sin duda, las alianzas de matrimonio porque cada día producen unas 2.000 unidades.
Más de un tercio de las parejas españolas ha dado el sí quiero con anillos de Argyor y ni siquiera lo saben. Pero las cifras son esclarecedoras: sólo en España (que también trabajan con otros países, atención) se venden al año alrededor de 113.912 Argyor. Teniendo en cuenta que, según los datos oficiales del INE en 2015, en nuestro país se registraron 166.248 bodas, es lógico pensar que la empresa aragonesa ha casado al 34,26% de las parejas.
No es de extrañar que, muchos de los aspectos de su reestructuración de negocio estén siendo centrados en este campo. “La experiencia y los resultados han convertido a esta casa en un referente de confianza en las joyerías y ahora, queremos transmitir esa misma confianza a los novios, aseguran desde Argyor. Por eso, nos estamos volcando en una comunicación más directa con ellos”. Su catálogo cuenta con la nada desdeñable cifra de 2.000 diseños diferentes de alianzas y 100, de anillos de compromiso.
Su colección es tan amplia que hay para todos los gustos, desde trabajos sencillos como la sortija de media caña clásica (ahora renovada con diferentes acabados) hasta la que mezcla diferentes tipos de oro (blanco, rosa y amarillo de 18 quilates), pasando por los anillos más voluminosos y que permiten insertar diamantes en carril, una tendencia muy en boga últimamente.
Las alianzas con diamantes son la principal apuesta de su línea más novedosa y exclusiva: Argyor 1954, que permite, incluso personalizar la joya al gusto de cada contrayente gracias al Configurador de Alianzas de Argyor, una intuitiva herramienta informática (diseñada por especialistas en efectos especiales cinematográficos) que permite escoger desde el metal hasta el tamaño. Eso sí, todos están pulidos a mano en el interior para que sean lo más cómodos posible. Y, para aquellos enamorados que buscan en este símbolo matrimonial belleza, estilo y responsabilidad social, decirles que Argyor no utiliza diamantes de sangre, sólo los que proceden de proveedores que cumplen con el proceso Kimberly (un sistema de certificaciones con el que se garantiza a los clientes que con su compra no están financiando ninguna guerra ni están promoviendo abusos en los derechos humanos) y, el oro, del mercado londinense.
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