No hay una prenda en el armario masculino más simbólica y controvertida que la corbata. Signo de la elegancia por excelencia, es el “primer paso serio de la vida” como definiría Oscar Wilde una corbata bien anudada; y no hay nada más respetable que un profesional (ya sea empresario, abogado o banquero) trajeado y con el accesorio de marras; aunque luego triunfen visionarios como Steve Jobs o Richard Branson que la hicieron un anatema.
Hasta la política se ha visto, a veces, salpicada de polémica por culpa de este pequeño trozo de tela y, si no, acuérdense de la que se montó en el Congreso hace unos años cuando José Bono se negó a que sus señorías no aparcaran la corbata durante los calurosos meses de verano: y a presidentes como Tony Blair o Barack Obama que pasarán a la historia como los presidentes que más veces han sido fotografiados sin ella. Claro que, además de objeto de discordia también se la ha visto como objeto de placer y, si no, fíjense cómo el cine la ha elevado a la categoría de juguete erótico gracias a películas como Pretty Woman cuando Vivian (Julia Roberts) recibe a Edward (Richard Gere) sólo con una corbata puesta, o cuando Grey (Jamie Dornan) ata las manos de Anastasia (Dakota Johnson) en una de las escenas de 50 Sombras de Grey. Decir, además, que las réplicas grises de la corbata de Grey se vendieron como rosquillas en las tiendas eróticas.
Es prácticamente imposible no encontrar al menos una corbata en el armario de un hombre”
Curiosamente, y como ocurre como muchas de la ropa que utilizamos actualmente, la corbata tiene origen militar, más concretamente al final de la contienda mantenida entre los regimientos turco y croata. Este último se presentó victorioso ante Luis XIII de Francia en 1635 y, como parte del uniforme, los soldados llevaban al cuello unos pañuelos con un nudo en su mitad. A los franceses les cautivó y empezaron a utilizarla y a darle un toque más elegante. No es hasta 1650, durante el reinado de Luis XIV, cuando la corbata se institucionaliza y empieza a llamársela cravette.
Desde entonces, mucho se teorizado, filosofado y hasta divagado sobre esta pieza que se supone vital para el caballero elegante. Pero ¿cuáles son las últimas tendencias en corbatería? ¿Cómo ha cambiado y hacia dónde va este artículo amado por unos y odiado por otros? Para conocerlo, nada mejor que visitar el estudio de diseño de SOLOiO, una firma que empezó con esta prenda y hoy cuenta con un extenso muestrario para completar cualquier estilismo. “La corbata es nuestro origen, nuestra esencia”, proclama Alejandra Brizio, la fundadora de la firma. Para Alejandra, hoy en día “es prácticamente imposible no encontrar al menos una en el armario de un hombre”. ¿El motivo? “porque cada vez se percibe menos al traje como un uniforme, más bien como una herramienta para expresar su propia personalidad”.
Los clientes ya se atreven a ir a las boutiques de SOLOiO sin la compañía de una fémina que les aconseje. E, incluso, rompen con el clasicismo. “Cada vez son más audaces a la hora de elegir una corbata y la razón de este atrevimiento es que el hombre se siente más libre para elegir su propio estilo”. Puede que a ello ayude esa nueva corriente internacional que aboga por recuperar lo retro, ya sea en decoración, en entretenimiento y, por supuesto en el vestir.
Existe un nuevo código que anima al hombre a salirse de lo establecido y le incita a destacar con los complementos"
Es el regreso del Dandy, del Gentleman escrupulosamente atusado y que cuida los detalles de la cabeza a los pies. Desde los calcetines a juego con la corbata hasta la recuperación de prendas abocadas al desuso como el chaleco. “Existe un nuevo código elegante que anima al hombre a salirse de lo formalmente establecido y le incita a destacar a través de los complementos. Nosotros notamos muchísimo el interés por los tirantes, los pañuelos de bolsillo y los calcetines estampados”. Y hasta están ampliando su catálogo con bañadores y marroquinería (maletines y mochilas en piel). Pero eso no es todo. “La vuelta a este concepto retro que refleja ese gusto por vestirse bien dentro de un lenguaje sartorial la sentimos desde Italia –país donde SOLOiO produce todos sus artículos de seda-. Y, también, observamos que hay en marcha una tendencia hacia el bienestar que convive perfectamente con este código sofisticado sobre el que no hay vuelta atrás. No hay nada prohibido, como llevar un traje de sastrería con deportivas”, concluye Alejandra.
Con este panorama tan revolucionario, no es de extrañar que la corbata se adaptando a los nuevos tiempos. “Ha perdido su rigidez –comenta Gonzalo Gómez, director creativo de SOLOiO-. Hoy en día no es sólo el complemento más formal del traje de chaqueta. Ha sabido adecuarse a una nueva forma de vestir menos formal pero, no por ello, menos distinguida”. Hay muchas variables que han ayudado en este proceso y que han conseguido que la corbata ofrezca infinitas posibilidades creativas. En primer lugar, los avances técnicos en el campo de la estampación. Las típicas de rayas o lunares han dado paso a otros dibujos más originales como iguanas, calaveras o perros. “Debe existir una relación equilibrada entre la tendencia del momento y la parte emocional que despierta cada motivo –afirma Gonzalo-. Nosotros nos inspiramos en todo tipo de fuentes y referencias: la arquitectura, el arte… pero una iconografía que no desaparece nunca es la que evoca la naturaleza. Eso sí, siempre revisado desde un punto de vista de tendencia, como el tamaño del estampado o el estudio del color”.
Debe existir una relación equilibrada entre la tendencia y la parte emocional que despierta cada motivo"
Otra de las variantes es la innovación de los tejidos. El forro y el exterior son originariamente de seda, con brillo o mate pero, además, “nos encontramos con las telas de lana que también dan mucho juego, y hasta existe una nueva generación de paños mixtos en los que la seda entra en la composición junto a la lana, o el algodón o el lino”, puntualiza Gonzalo.
Y, claro está, el ancho. “Se puede decir que no hay un tamaño estricto como ha sucedido en otras etapas de la moda (recuerden aquellas de los años 70 tan exageradas). Hoy conviven en diferentes medidas y, lo único que rige su uso, es la intención –puntualiza Gonzalo-. Las corbatas más estrechas, de unos 7 centímetros, son las más juveniles y tienen un carácter más casual. A partir de los 9 centímetros se considera ancha y puede ser percibida como más clásica; pero luego hay una medida universal, de 8,2 centímetros, que va bien con todo”. Además, aquello de que los modelos de invierno son más serios que los de verano ha pasado a la historia. “Es cierto que cambian el grosor de los tejidos en rigor de la temporalidad y, también, que la intensidad de la gama de color responde a cada estación –apostilla el diseñador-. Sin embargo, todo ello no se traduce en que unas sean más aburridas que otras”.
Además, hay que tener presente que la corbata universal no existe. “Si eso sucediera supondría un límite a la hora de vestir. Para que una corbata sea la perfecta entran en juego otros factores como la elección del pañuelo de bolsillo, el cinturón o la camisa. Todo aporta para que cada cual sienta cuál es la apropiada en el conjunto”. Centrándonos en la camisa, tampoco hay límites a la hora de fijarse en cuál es el cuello apto para cada tipo de corbata “salvo en el caso de las camisas de cuello Button Down (con dos botones) con las que no se debería llevar corbata por ser considerada una prenda sport”.
En cuanto al nudo, triunfan los sencillos, como el Nicky, a medias entre un Windsor y un Pratt
Y ya que entramos en asuntos pragmáticos… ¿Cuál es la corbata más apropiada para cada traje? “Una de lana es la perfecta para un traje sport pero, si a éste se le quiere dar una intención más seria y formal, una de seda con estampado de rayas es lo correcto –aconseja Gonzalo-. En el caso de una ceremonia, la corbata debe ser estampada sobre un color claro de fondo y, siempre, debemos buscar que en el estampado exista el color blanco para reafirmar la elección de la camisa”.
Y, en cuanto al nudo, no se apuren si el famoso Windsor no le sale. “Está cada vez más en desuso por su dificultad –concluye el director creativo-. En SOLOiO nos encontramos que cada vez más triunfan los sencillos, como el Nicky (pequeño y de forma triangular, se sitúa entre medias de un medio Windsor y un nudo Pratt. Es fácil de hacer y de quitar y es muy útil para las corbatas de uso diario porque no deja arrugas). Con los lazos de corbata pasa lo mismo que con la moda, caminamos hacia la comodidad y la practicidad”.
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