Los Teatros del Canal acaban de estrenar la Las palabras y la cosa, interpretada por Ricard Borràs y Elena Barbero y dirigida por Pep Antón Gómez tras pasar, con gran éxito, por el Festival Grec de Barcelona. Al espectáculo teatral le acompaña, además, la editorial Blackie Books que ha publicado la versión novelada en la que se basó esta obra.
El autor de Las Palabras y la Cosa es Jean-Claude Carrière, un narrador con excelente sentido del humor, que comenzó a trabajar en el cine en el año 1957 con Jacques Tati y Pierre Étaix. Durante 19 años colaboró con Luis Buñuel y ha sido el autor de guiones tan emblemáticos como Belle de Jour, El discreto encanto de la burguesía o La vía Láctea. Además, escribió los argumentos para El tambor de hojalata, La insoportable levedad del ser o Valmont. Carrière cuenta en su haber con importantes premios como César y BAFTA (1973), y dos Oscar (1962 y 2014).
Las palabras y la cosa es un sugerente paseo por las posibilidades eróticas de nuestra lengua. El origen del texto tuvo lugar hace años, cuando el director de cine Luis Buñel y su hijo se citaron en el Hotel Plaza de Nueva York con el escritor. En ese encuentro, apostaron a ver cuántos sinónimos conocían de la palabra polla en francés, castellano e inglés. “Ganó el francés y perdió el inglés. –comentó con orgullo Jean-Claude Carrière en su reciente visita a Madrid con motivo del debut teatral en la capital-. Buñuel se quedó decepcionado. Aunque tengo que decir que el francés y el castellano son igual de ricos. Peor fue el inglés aunque, claro, no era nuestra lengua materna y estábamos bastante limitados”.
Gracias a Buñuel y a su hijo surgió este glosario de palabras gruesas para paladares finos no apto para mojigatos
De aquél imaginativo entretenimiento surgió un glosario de palabras gruesas para paladares finos no apto para mojigatos. “Es un poco como la vida. De repente, cuando llegas a una edad te ves hablando de sexo –prosigue Jean-Claude Carrière-. En la juventud se hace y no se habla. Hasta los 40 años, se hace y se habla y después de esa edad, se habla y no se hace. Esto es una constante de la vida del hombre”.
Aquella reunión pudo quedarse en mera anécdota. Pero no. Lo que le animó a retomar el tema fue su encontronazo con una actriz que, para ganar un dinero extra, se dedicaba a doblar películas porno. “En aquella cena mi amiga se lamentaba de la pobreza de vocabulario en este estilo cinematográfico: sí, sí, más, más, no, no… -recuerda Carrière-. Al poco tiempo la envié una carta con vocabulario para tal fin que ella conservó. Después de esa fue otra, y otra… aquello gestó la idea para primero, escribir el libro y, después, convertirla en obra de teatro”. Así nació Las palabras y la cosa, obra que se representó por primera vez en un teatro de la Rue de Montparnasse donde, incluso, el propio Carrière llegó a interpretarlo.
El actor Ricard Borràs disfrutó de la función parisina y pensó en traerlo a España “me pareció un juego marranísimo y divertidísimo”, comentó el actor en la presentación. Cuando coincidió en el Teatro Bellas Artes con Cayetana Guillén Cuervo, la actriz le sugirió que buscaba una obra para que su padre, Fernando Guillén, la interpretara. A Borràs se le vino a la memoria Las palabras y la cosa y empezó a hablar con el autor francés para preparar la versión española pero Guillén enfermó gravemente por lo que el proyecto quedó en el aire, aunque todo cambió cuando Carrière le sugirió “¿Por qué no lo haces tú?”. Y así fue todo. Con Las palabras y la cosa Borràs ha descubierto “que las palabras suponen la teoría que, luego, cada uno pone en práctica. La imaginación es una gran aliada que, a veces, no la tenemos en cuenta”.
Las palabras suponen la teoría que, luego, cada uno pone en práctica, donde la imaginación es una gran aliada"
El montaje teatral de Las palabras y la cosa que puede verse en Los Teatros del Canal es sencillo y complicado al mismo tiempo. En él se puede ver a una actriz dobladora de películas porno (Elena Barbero) que pide ayuda a un viejo filólogo (Ricard Borràs) asqueada por la pobreza y vulgaridad que se ve obligada a usar. A pesar de los dos actores en escena, el principal e intangible protagonista es el lenguaje. Para trabajar con el sentido y los sonidos de las palabras, y con las imágenes que evocan, el director ha jugado con varias historias audiovisuales. Una estructura que transforma los vocablos más vulgares en sublimes y, por supuesto, arranca las risas del público.
- La obra Las palabras y la cosa se representa en la Sala Negra de los Teatros del Canal hasta el 27 de noviembre. La entrada cuesta 18 euros.
- Han pensado en poner un libro de firmas donde los asistentes pueden escribir aquellos términos que no aparecen en la obra pero que resultan indispensables para mantener este alegato a favor de la riqueza erótica y la viveza del idioma.
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