El mayor escándalo de la posguerra, el romance extramatrimonial que mantuvieron Ramón Serrano Suñer, el cuñadísimo de Franco, y Sonsoles de Icaza, marquesa de Llanzol, se ha convertido en una miniserie cuyo primer capítulo fue trending topic y revolucionó las redes sociales el pasado martes 22 de noviembre.
En su estreno, Lo que escondían su ojos (Telecinco) fue líder de su franja de emisión con un 19,3% de cuota de pantalla y una media de 3.348.000 de espectadores. Superó a Antena 3 en los espectadores de más de 13 años, lideró en mujeres (24,7% de share) y registró gran aceptación en el grupo espectadores de más de 55 años (25,1% de share). La serie, dirigida por Salvador Calvo, triunfó en televisión pero incendió las redes sociales. Mientras un sector se centraba en el imponente físico de Rubén Cortada y la falta de parecido con el verdadero protagonista, otro mostraba su indignación al ver la figura del falangista filonazi, del hombre que en el momento que ostentó el poder, aquél que viajó a Berlín para reunirse con Hitler y Himmler, el mismo que facilitó a los alemanes el camino para enviar a miles de españoles a Mauthausen, reducida a una simple historia de amor prohibido.
En el segundo capítulo, la serie resistió el envite de la semifinal de MasterChef Celebrity (24'8 de share). Lo que escondían sus ojos obtuvo un 18,7 de cuota de pantalla, sedujo a 3.213.000 espectadores, lo que ratifica su condición de serie revelación.
El reducir la vida del cuñadísimo a una historia de amor ha hurgado en una herida sin cicatrizar
Ochenta años después, este país no ha superado ni la Guerra Civil ni los 40 años de Gobierno franquista. Todo tiene su explicación. Mientras que en Alemania hasta los más jóvenes conocen los crímenes cometidos por los Nazis, en España hemos pasado por esta etapa de puntillas, ocultando y maquillando los hechos. ¿Quién conocía a Serrano Suñer? (antes del estreno de la serie). Los que peinan canas y punto. El reducir la vida del cuñadísimo a una historia de amor ha hurgado en una herida que todavía está sin cicatrizar. Para colmo, en una escena del primer capítulo Suñer le pide a Franco que no firme una sentencia de muerte. ¡El implacable ministro mostrando un ápice de humanidad! No es creíble, no.
En defensa de la miniserie hay que recordar que en ningún momento se ha presentado Lo que escondían sus ojos como un trabajo histórico. Basada en el libro homónimo de Nieves Herrero, la serie no va más allá del libro y éste no deja de ser una novela romántica que narra el mayor escándalo de la posguerra española. "Nos hemos ceñido a lo que cuenta el libro", confesaba el director en una entrevista con El Independiente.
Enamorada de su hermano
Lo terrible de los hechos es que de aquella relación nació una niña a la que nunca le dijeron quién era su verdadero padre, una joven aristócrata que creció creyendo que sus hermanos de padre eran los hijos del tío Ramón y que nunca se habría enterado si no se hubiera enamorado y planeado casarse con el tercer hijo de Serrano Suñer.
En una sociedad en la que la censura era algo habitual, cuando todo se tapaba por el qué dirán, sus padres fueron tan crueles de permitir que Carmen Díez de Icaza mantuviera una relación con su hermano. Sólo cuando la pareja habló de boda le dijeron la verdad. Ni siquiera su madre recopiló el valor suficiente para enfrentarse cara a cara con la verdad, fue su tía la encargada de abrirle los ojos. Este es el verdadero gancho de la historia. Probablemente, si no hubieran tenido una hija o si no hubieran permitido que las cosas llegaran tan lejos, el affaire Súñer-Icaza se habría ido a la tumba con la memoria de aquellos que lo vivieron.
Esto es Lo que escondían sus ojos, no hay más. Podríamos entrar en la calidad de las interpretaciones, que son muy desequilibradas; o en la factura de la serie, que rezuma detalle y oficio; o en el empeño de la familia en negar los hechos cuando la propia Carmen se lo desveló a la periodista Ana Romero en el mismo instante en el que vio a la muerte rondado su alma. Podríamos entrar en todos esos temas, pero lo que queda claro es que la imagen política del ministro de Asuntos Exteriores del primer Gobierno de Franco no le interesó a Nieves Herrero y la serie no es más que una adaptación del libro. Nos guste o no.
Blanca Suárez, a lo largo de la serie, luce 42 modelos que no repite nunca
Sonsoles de Icaza fue una mujer avanzada a su época, cosmopolita y amante de la cultura. Fue la musa de Balenciaga para la que el diseñador vasco llegó a confeccionar más de 400 vestidos. Quizá el vestuario, realizado por Natacha Fernández Gallardo, sea el plato fuerte de la serie. Confiesa que se documentó viendo películas clásicas para ver cómo era la moda de aquellos años. “En la serie hay dos épocas muy bien diferenciadas, los años 40 y finales de los 50. Hay mucha diferencia entre ambas y y el vestuario nos ha servido para marcar el paso del tiempo”. A Natacha le costó encontrar el tono que quería para sus personajes. “Si los vestía de los años 40 los actores no tenían glamour, parecía que iban disfrazados. Al final, encontré la solución gracias a un trabajo de Annie Leibovitz para los Oscar. Trabajamos sobre la idea de la moda de los años 40 pero actualizándola”. Blanca Suárez, como Sonsoles de Icaza, lleva 42 cambios y no repite modelo, entre ellos destacan una creación de Elio Berhanyer de la época, un vestido de Balenciaga y ropa de Clavin Klein, Dior, incluso, de Zara, todo ello para reproducir el ambiente en el que vivían los militares y la aristocracia en los primeros años de la posguerra, dando la espalda al pueblo mientras éste trataba de recuperar la normalidad tras una devastadora guerra fratricida que había enfrentado a hermanos con hermanos.
Segundo capítulo
En el segundo capítulo, tras presenciar el atentado contra Serrano Suñer, Sonsoles de Icaza acude a su amigo y confidente, Cristobal Balenciaga, en busca de consuelo. La marquesa de Llanzol confiesa al modisto que es la amante del ministro de Asuntos Exteriores. Balenciaga, por su parte, advierte a la aristócrata del peligro que corre si alguien descubre su affaire y lo hace público.
Entretanto, el cuñadísimo presiona a Franco para que tome una decisión sobre la entrada de España en la contienda bélica que se está librando en Europa. Por otra parte, Carmen Polo, la esposa del generalísimo, luchará por garantizar la estabilidad del Gobierno de su marido y para lograrlo, se asegurará de que nadie se salga de lo establecido, ni siquiera la marquesa de Llanzol.
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