Tiene algo Cossío de tierno vegetal y de rico mineral; pocos hombres me han parecido tan paisaje". Estas palabras son de Juan Ramón Jiménez. Se trata de la descripción de la personalidad del mejor alumno de Giner de los Ríos. Del hombre que creó los museos circulantes llevando obras de arte en caravana a muchos pueblos perdidos de España. Hablamos de Manuel B. Cossío, y su comparación con un paisaje es de lo más acertado.
La Institución Libre de Enseña y Acción Cultural han querido dedicarle su última exposición. Tras un año entero celebrando el centenario de la muerte de Giner, han decidido que el homenaje no estaba completo sin el que fue su mano derecha. El que vivió y educó bajos sus enseñanzas.
Cossío tenía dos caras, como el suelo y el cielo de un paisaje. Cada una de ellas repleta de tonalidades. La más conocida es su faceta como educador. Su formación, durante una época bajo la institución de Giner, duró más años de los debidos porque debía ser más completa de lo que la sociedad exigía en aquel momento. Estudió Filosofía, Bellas Artes, Historia y se desenvolvió en cada faceta como si sólo se dedicara a una.
Entró a formar parte del mundo educativo dando clase a niños de primaria y llevando a cabo dos acciones que cambiaron el concepto: el museo circulante y las misiones pedagógicas. Las misiones no eran tan novedosas como su arte en caravana. Cossío trasladó grandes obras a pueblos remotos de nuestro país, trasladó la pasión a cada rincón. "Para él era más importante el hecho de apreciar una obra que de entenderla. El goce por encima del conocimiento", explica Salvador Guerrero, comisario de la muestra.
El arte era, para él, un principio y así lo refleja la muestra en la que se pueden apreciar desde obras de El Greco hasta cuadros de Sorolla, dibujos de Lorca o trabajos de Buñuel. "Cossío puso su empeño en cultivar la sensibilidad artística de los alumnos, amparado en la expresión del 'arte de saber ver', formulada por él en un artículo pionero publicado en el Boletín de la Institución Libre de Enseñanza en 1879", recalcan desde Acción Cultural.
Su mejor trabajo lo realizó con la figura de El Greco y se convirtió en un referente a la hora de establecer un método para enseñar Historia del Arte. "El núcleo de la exposición gira en torno a este libro: se muestran sus antecedentes, las fuentes empleadas por Cossío para escribirlo, algunos ejemplos de la labor investigadora recogida en sus páginas, y su recepción crítica dentro y fuera de España", añaden.
Cossío es incapaz de desligar la figura de El Greco a la de la ciudad de Toledo. Por eso, la ciudad se establece en la muestra como otro pilar importante. "Se expone como un crisol de culturas entre tradición y vanguardia, representada por los jóvenes creadores de la Residencia de Estudiantes".
"Se trata de un complemento perfecto para la exposición de Giner. A nivel plástico esta muestra es muy fuerte mientras que la del maestro se centra más en documentos", asegura Guerrero. Tan fuerte que nos encontramos con todos: Dalí, Aureliano de Beruete, Ramón Casas, Joaquín Sorolla, Ignacio Zuloaga, Federico García Lorca, Joaquín Torres-García... Todos relaciones, de una manera u otra, con la Institución.
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