El narrador e ilustrador Javier Sáez Castán (Huesca, 1964) protagoniza Prodigios y curiosidades, una exposición instalada en el Museo ABC de Madrid hasta el próximo 19 de marzo de 2017, que supone un homenaje a su trayectoria. Más de cincuenta dibujos, óleos sobre tabla o aluminio o bocetos, libros en vitrina y otras magníficas ocurrencias que descubren al espectador el trabajo de uno de los dibujantes más emblemáticos cuyo trabajo ha sido reconocido con el Premio Nacional de Ilustración 2016 por su "creatividad, talento narrativo y capacidad para construir mundos".
En Prodigios y curiosidades se pueden admirar los originales de algunas de sus obras más conocidas como Pom…Pom…¡Pompibol!, Animalario Universal del Profesor Revillod, La merienda del señor verde, Soñario o diccionario de sueños del Doctor Maravillas, Limoncito. Un cuento de Navidad, Nada pura 100% y La venganza de Edison. Además, dibujos de su cómic Extraños, y alguno de Animalario vertical, su último título publicado.
Javier no es un artista como los demás. Primero, porque ha sido de los pocos afortunados en conseguir que una afición se convierta en su modo de vida. “Me resultó difícil al principio y me sigue resultando complicado ahora –asegura Javier- porque tiene ese lado personal de hacer algo que te gusta pero, al mismo tiempo, tienes que manejar otras situaciones diferentes desde hacer una factura hasta hacer una entrevista. Al final, estas labores que me sacan de mi mesa de trabajo representan el 50% de mi tiempo y me complican demasiado. Pero en lo que se refiere a los libros, es algo que sucede por sí solo, dedicándole muchas horas de trabajo. Ver crecer un libro tiene su dificultad porque muchas veces no se desarrolla como tú quieres pero cuando terminas, es una gran recompensa”.
Tampoco es de esos autores a los que se le ilumina una bombilla encima de la cabeza en plan idea brillante. “Voy a contar como es mi proceso creativo -desvela-. Tú quieres hacer un libro y, en ese caso, la inspiración sería el momento preciso en el que comienza a aparecer pero, tal y como yo trabajo, eso no ocurre así porque estoy constantemente recogiendo ideas, muestras o todo aquello que me puede servir. Este material, estas notas, este conjunto de cosas sería el equivalente a la inspiración pero en mí está ocurriendo de una forma natural y progresiva. Después, lo que hago es organizarlo todo, ordenarlo. En algún momento, todo esto empieza a convertirse en un libro. Es un proceso casi vegetal, es decir, de un crecimiento tan lento, hablo de incluso años, que rara vez tengo la sensación de estar inspirado de una forma dramática”.
Y, aunque muchas veces se le ha encasillado como autor de literatura infantil, no lo es. “Hay una tendencia a considerar los libros ilustrados como libros para niños y yo rara vez he hecho un libro pensando exclusivamente en los más pequeños. Sin embargo, si soy consciente que una gran parte de mis lectores son menores. Hay una forma de acercarse a los niños que es desde la condescendencia en la que yo te pongo en mis rodillas, agacho la cabeza, cambio el tono de voz y te cuento algo que, tú niño, puedes entender. Esto es lo que no hago y esto es, quizás, por lo que yo llego a gustarles. Más bien creo que compartimos un lenguaje que es el de la imagen y los niños, bueno digamos algunos niños porque no todos son así, tienen una capacidad de observación, una curiosidad, que le se convierte en muy buenos lectores de libros con imágenes. En ese sentido, yo no les he elegido a ellos como lectores pero sí me alegra que hayan sido ellos los que hayan escogido mis trabajos”.
Su obra se caracteriza por una gran habilidad plástica, exquisita técnica y un personal uso del color. Las referencias al arte moderno y al cine son una constante, ejemplo de ello son las alusiones René Magritte en el libro La merienda del señor verde o a la película King Kong en su retrato del bebé en Limoncito. Un cuento de Navidad. “Cualquier autor tiene su museo, su selección. Alguien que pretendiera que sus trabajos salen de la nada me parece imposible, me parecería un personaje de ficción. En mi caso, esta lista cambia con el tiempo porque no es algo estático y más que nombres de ilustradores, sí que prefiero referirme a unas épocas o unos modelos concretos. Depende también de cada libro. Por ejemplo, en Animalario Universal del Profesor Revillod, los referentes son los libros ilustrados del siglo XIX, sobre todo, los de historia natural. Estamos hablando de muchos libros de los que no se sabe quién es el artista entonces, me cuesta dar un nombre. Ahora presento Animalario Vertical que, más que una segunda parte, es una continuación del primero y, puesto que han pasado unos 30 años, el foco se ha desplazado otros 30 años. No tenía sentido que el Profesor Revillod siguiera en el siglo XIX y el tiempo ha transcurrido hasta 1924. Todas mis observaciones se trasladan a esos años, el mundo del cine, las revistas ilustradas, la publicidad, los clásicos estudios fotográficos… Estos son ahora mis referentes”.
A una de las ilustraciones de su última publicación se le ha dedicado una pared entera a la que es, quizás, su favorita “Es la única que hay a doble página y que ha significado un esfuerzo mayor porque, además, es la que resume lo que está sucediendo en el libro”. Para montar Prodigios y curiosidades ha contado con la ayuda del equipo del Museo ABC. “Lo hemos estado decidiendo en conjunto porque al hacerlo así la exhibición se enriquece. Aunque buena parte de la selección es mía, también hay una mirada desde fuera que es muy buena”.
A Javier le apetece tocar otros palos. El cómic, por ejemplo, está representado por Extraños, una obra de gran formato que rinde pleitesía a las historias de ciencia ficción de antaño. “Me interesa mucho dedicarme al cómic –revela Javier-. El mundo del cortometraje también me atrae porque, al final, lo que quiero es contar cosas a través de las imágenes, independientemente del medio que sea. Claro que uno tiene sus limitaciones y, entonces, depende encontrar un equipo y la situación propicia. En vez hacer una inversión por adquirir unas capacidades que en este momento no tengo, lo suyo sería trabajar en un equipo donde cada uno comparte lo que sabe hacer”. Definitivamente, Javier sí es un artista poco convencional.
- La exposición Prodigios y curiosidades, la retrospectiva del ilustrador Javier Sáez Castán, estará en el Museo ABC (Amaniel, 29. Madrid) hasta el 19 de marzo de 2017. La entrada es gratuita.
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