La Nochevieja tiene ese lado misterioso y mágico en el que uno pretende atraer o conjurar a los astros, o a esas fuerzas superiores, para que el nuevo año sea mejor que el anterior. Vestirse de manera especial para Fin de Año no es algo que haya que tomárselo a la ligera. Por un lado, está la imposición social. Aunque se tomen las uvas en casa con la familia o con unos amigos de confianza, lo suyo no es ir como si se fuera a ver un partido de la Champion. “Es inevitable vestirse de forma especial –dice el diseñador Ion Fiz-, Nochevieja es Nochevieja y hay que presentarse de forma singular pero sin perder el estilo personal, eso sí”.
Siempre se ha dicho que la moda española tiene predilección por los trajes de fiesta. Y es cierto. Según el informe Exportaciones Españolas de Moda Nupcial, del Centro de Información Textil y de Colección (CITYC), en 2014 se vendieron al extranjero trajes de fiesta, de novio, accesorios y complementos por un valor de 263'1 millones de euros. Por lo que muchos son los modistos y firmas apuestan por mostrar en sus colecciones diseños increíbles capaces de competir con cualquiera de los que desfilan en las mejores alfombras rojas internacionales. Tejidos de lujo, formas favorecedoras, brillos por doquier… glamour a raudales. “Si la moda española es famosa por los trajes de noche se debe a la artesanía, a la alta costura, a la calidad y a un diseño elegante”, apostilla Ion. Aunque Alvarno, combo formado por Arnaud Maillard y Álvaro Castejón, va más allá. “En España nos gusta disfrutar de la vida y, culturalmente, celebrar las ocasiones especiales. Puede ser una de las razones por las que los trajes de noche tienen tanto éxito”.
Las tendencias de este año apuntan a los vestidos largos o de cóctel, los pantalones anchos con un top lujoso y los monos acompañados con un cinturón de pedrería. En cuanto a colores, el rojo pega con fuerza, el blanco deja de ser exclusivo para el verano y las novias, y el negro sigue siendo el más escogido, aunque este invierno los metalizados (ya sean plata, oro, rojo, verde, rosa o azul) han puesto el toque brillante al invierno. Si se animan con los estampados, las flores resultan refrescantes y alegres. Pero si lo que pretenden es dejar epatados al resto de invitados, no menosprecian un buen escote o unas transparencias. “Depende de la personalidad de cada una. Lo que sí hemos notado es que, esa noche, nuestras clientas prefieren arriesgarse”, aseguran en Alvarno. Algo similar ocurre en el atelier de Ion Fiz “Quieren ir atrevidas y sexies ¡mucha fantasía!”. Pero sin la sensación de ir disfrazada “La mejor de las tendencias es Se tu misma”, recalca el diseñador Ulises Mérida. Si andan un poco perdidas y aceptan el consejo de un experto para triunfar en esa o en cualquier noche, aquí va el de Ion Fiz: “Un vestido negro siempre sienta bien aunque, un tul bordado en tonos champagne resulta espectacular”.
Eso sí, fuera de artificios y aparatosidades que, la noche es muy larga y hay que aguantar bien el tipo. “La comodidad no tienen por qué ir reñida con la elegancia y la sofisticación –dice el creador Ulises Mérida-. Me gustan las mujeres que van confortables, seguras de sí mismas y elegantes. Para mí, el traje de noche perfecto es aquél que eleva a la mujer y la hace sentir única”.
¿Y en el caso de los hombres? Mucho menos osados que ellas, los varones no quieren salir de su área de confort indumentaria ni siquiera durante una noche. Pantalones vaqueros, camisetas, camisas, jerséis y deportivas son las prendas más habituales, un casual tan casual que resulta aburrido. “Los hombres deberían currárselo un poco más –apunta Amparo Utrilla, de la firma Lola Li-. Ahora hay muchas más opciones dentro de la moda masculina, incluso si se es clásico. Y, como los códigos son los mismos, variar la gama de colores o cuidar los pequeños detalles sería suficiente para notar la diferencia”.
Aunque el tema parece que va cambiando y, según la firma de moda Antonaga, centrada en la confección de sastrería masculina a medida, los encargos de esmóqines han subido en los últimos años del 4 al 30 por ciento. Ahora, el hombre no sólo alquila un traje de etiqueta para bodas y otros momentos que requieren más protocolo, sino que invierte en un traje de lujo para lucirlo en momentos nocturnos diversos, incluido, fin de año. La razón es que “existen muchas novedades en los tejidos y en los colores que, este año, convierten al esmoquin en más protagonista aún”, asegura Alberto Martínez, Responsable de Compras de Antonaga. Los nuevos cambios son significativos: este año arrasa el de terciopelo con las solapas en pico; y el color negro y los brillos se apartan para dejar paso a los tonos azul noche y por los tejidos bordados.
Definitivamente, “Nochevieja es una fecha perfecta para arreglarse y sorprender”, finaliza Ion Fiz. Incluso, si se quiere dar un paso más allá. “Fin de año debería servirnos para cambiar de look, arriesgarnos, e incluso ser otra persona”, concluye Amparo. Uno de los propósitos que se tienen para el año próximo es evolucionar, ser mejor, y esas variaciones internas necesitan ser evidenciadas en el exterior. Casi como decirle al mundo y sin palabras de por medio: ‘Este es mi nuevo yo’.
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