La comida es como el arte, existe sólo para mirarla”. Seguro que más de uno ha intentado cumplir esta premisa durante las fiestas navideñas al verse ante tanto polvorón y evitar los kilos de más. Pero esta frase significa algo más, es la filosofía de vida de una joven venezolana de 22 años y la evidencia de que sufre un trastorno de la conducta alimentaria. Sufre anorexia y en su blog Mis amigas Ana y Mía -en referencia a la anorexia (Ana) y a la bulimia (Mía)- cuenta su día a día.
Cae enferma con frecuencia debido a la falta de ingesta de alimentos y, como si de un diario se tratara, se desahoga en la red. Su deseo es estar cada día más delgada, sin importar las consecuencias. “Sé que a muchos les resulta incomprensible mi vida, les parece que estoy loca, que no pienso en mi hijo, en mi salud, pero me importa una mierda, es lo que soy y no puedo negarlo. Está en mí, en mis genes, en las revistas, en la televisión. ¡La mujer debe ser lo más delgada posible! Quizás nunca llegue a ser lo que quiero ser, pero al menos sé que lo intenté, y no me importa morir en el intento”. Estas estremecedoras palabras son públicas en su blog, que, pese a su poca actividad, acumula más de 4,5 millones de visitas.
Se estima que una de cada 100 adolescentes padece anorexia nerviosa y cuatro de cada 100 bulimia nerviosa
Este tipo de blogs están al alcance de cualquiera y son muchas las jóvenes que entran para hacer consultas sobre cómo perder peso y qué fármacos pueden utilizar para conseguir su objetivo. “El problema es que cuando una persona empieza con ese problema se siente incomprendida, se aísla de su entorno y tecleando en esos blogs encuentra gente que la comprende, entre comillas, que la estimula y mantiene esa parte enferma”, argumenta la doctora Irene Alonso, psicóloga general sanitaria y autora del libro Ana y Mía no quieren ser princesas. La cara oculta de los trastornos alimentarios (Editorial Meridiano).
Cada vez son más las personas que sufren trastornos de la conducta alimentaria en todo el mundo. Ya en 1689, un médico inglés describió por primera vez un cuadro de anorexia, pero fue a finales del siglo pasado cuando este trastorno empezó a extenderse entre la población. En la actualidad se estima que una de cada 100 adolescentes padece anorexia nerviosa y cuatro de cada 100 bulimia nerviosa, según Cruz Roja, pero, aunque este trastorno se manifieste en el aspecto físico, “los TCA son trastornos psicológicos que expresan el malestar a través de la comida”, recalca Alonso.
Ahora, tras las fiestas navideñas, son muchos los que empezarán la dieta. Sin embargo, un afectado por TCA va más allá, los cuidados con la comida no están bajo su control. ¿Cómo diferenciarlo? Preocuparse en exceso por el ejercicio físico y por la imagen, dejar de comer o incluso hacerlo de forma compulsiva o a escondidas son algunos de los síntomas, según la psicóloga.
Testimonios reales
Aunque la anorexia es la imagen prototípica de los TCA, no es el único trastorno. En su libro, Alonso relata una serie de historias reales de personas que han padecido anorexia, bulimia y trastorno por atracón. Elisa es una de las protagonistas. Una adolescente muy estudiosa de 14 años que, centrada en los libros, va apartando poco a poco la comida y sin darse cuenta empieza a sufrir anorexia.
También Isabel, Carmen, Pablo, Lola y Clara sufren TCA. Cada uno con distintas edades y motivado por distintas circunstancias personales, pero todos ellos tienen algo en común además de la enfermedad: tarde o temprano reconocen su problema, y eso supone un gran paso hacia la recuperación. “Cuando no hay una aceptación, se complica mucho su tratamiento y hace que se vaya agravando. Éste puede ser el mayor problema, que la persona no puede aceptar que existe”, explica la psicóloga.
Uno de cada 10 pacientes es hombre, según Alonso, aunque ya hay estudios que hablan de dos de cada 10
Con estas historias, Alonso pretende acercar este problema a la sociedad, porque no se trata de algo aislado. “La Universidad Abierta Interamericana dice que el 54% de las mujeres en algún momento podrían padecer este trastorno. Y dentro de esa cifra, el 70% serían adolescentes”, explica. La adolescencia es la etapa proclive para la aparición de estos trastornos, ya que no se ha definido todavía una identidad propia y se da más importancia a la imagen. Las cifras en España, según Alonso, son similares a las de EEUU y Europa Occidental. Si bien es cierto que las mujeres son las más afectadas por los TCA, éste no es un problema exclusivo del sexo femenino. Uno de cada 10 pacientes es hombre, según la psicóloga, aunque ya hay estudios que hablan de dos de cada 10.
Los índices de recuperación total de la anorexia se encuentran en torno al 50%, mientras que un 30% se recupera sólo parcialmente y el 20% no llega a conseguirlo nunca. Las cifras de recuperación de la bulimia son similares, mientras que en el trastorno por atracón, el 80% de las personas que lo padecen puede superarlo, aunque la tasa de mortalidad por ese trastorno también es significativa, ya que puede llegar al 3%, cifra que estaría relacionada con la obesidad, según Alonso. “Los TCA se pueden superar en un alto porcentaje de casos, pero no son iguales en diagnóstico ni en la gravedad, síntomas, etc.”, puntualiza.
Por su consulta han pasado hombres y mujeres de todas las edades para empezar una nueva vida. El tratamiento es largo, dura años. Por eso es importantísimo el apoyo de la familia y dar el primer paso lo antes posible. “No es algo que se pasa con el tiempo, hay que actuar”, advierte la psicóloga. Para ello, diversas asociaciones como Adaner ofrecen ayuda tanto para los pacientes como para los familiares.
El peligro de las dietas
En su libro, la doctora Alonso advierte de los peligros que puede suponer llevar a cabo una dieta sin el control de un experto y, sobre todo, del riesgo de estar a dieta de forma habitual, ya que "se altera la percepción del hambre al aprender a ignorar las indicaciones del organismo".
Además, variar o eliminar la ingesta de ciertos alimentos puede producir alteraciones a nivel físico, emocional, cognitivo y social. "Comenzar una dieta es el riesgo más directo e inmediato para padecer anorexia. Los episodios de restricción también podrán dar paso a la bulimia en la que, además de la reducción de ingesta, aparecerán los atracones", advierte en el libro. No todo el que lleve a cabo una dieta sufrirá un trastorno de la conducta alimentaria, pero antes de empezar una, es preferible ponerlo en conocimiento de un especialista.
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