El Teatro de la Zarzuela y la Fundación Juan March han apostado por Bárbara Lluch para dirigir la ópera de salón Le Cinesi, una comedia de enredo "donde mandan las mujeres". Con esta obra pretenden reivindicar el teatro musical de cámara, un género "marginado y poco visible" en la actualidad, pero que cuenta con un importante repertorio. No en vano, la ópera de salón no deja de ser una catapulta genial para la gente joven, un sitio estupendo para empezar.
Con libreto de Pietro Metastasio, Le Cinesi fue creada en torno a 1831 por Manuel García. Compositor y profesor de canto, entre sus alumnas destacan figuras como María Malibrán y Pauline Viardot, García, posiblemente, creó la obra para ser interpretada por sus alumnos como parte de su formación profesional, pero con el paso del tiempo cayó en el olvido tras su estreno parisino. Bajo la batuta de Rubén Fernández Aguirre y con un reparto extraordinario, Marina Monzó (soprano), Cristina Toledo (soprano), Marifé Nogales (mezzosoprano) y José Manuel Zapata (tenor), Le Cinesi se representa en la Fundación Juan March los días 11 (en directo por Radio Clásica y en streaming a través de www.march.es/directo), 14 y 15 de enero. La obra traslada al espectador a la China del siglo XVIII, en el periodo de la dinastía Qing.
"Es una joyita diseñada para piano y voces, es como un entremés, puro divertimento. El teatro de cámara nació para divertir y no pensar en nada más. Era la música de consumo de la época, la más popular, los 40 Principales de hoy", explica José Manuel Zapata.
Bárbara Lluch, nieta de Nuria Espert, se estrena como directora artística con un montaje, que para ella trata sobre lo que mostramos y no mostramos a los demás. Sobre lo que escondemos, los rostros ocultos. "Es una historia sobre el antifaz que a veces nos cubre y que sólo en ocasiones somos capaces de quitarnos para desvelar nuestra personalidad. Al comienzo de la obra, estas tres doncellas se nos presentan como si fueran una y la misma mujer, con un perfil idéntico: distantes, obedientes, sin preocupaciones. Tras la entrada en escena de Silango, a medida que transcurre la acción, se nos van revelando como mujeres de carne y hueso, llenas de pasión, humor, preocupaciones, amor y sufrimiento. Cada personaje acaba mostrando su rostro verdadero y su personalidad".
La directora de escena se siente orgullosa por la fidelidad del montaje con el original. "Queríamos ir a lo que imaginaron los autores de lo que era la China de entonces, porque no lo conocían y era algo exótico". Para Lluch "la sensación al ver El cinesi es la de asomarse a través de una mirilla y adentrarse durante una hora en un salón chino del siglo XVIII".
La escena en la sangre
Bárbara Lluch lleva la escena en la sangre, vinculada al Covent Garden, ha trabajado como asistente de dirección de leyendas como Bob Wilson, Robert Lepage, Romeo Castelluci o Sir David McViar. Confiesa que, en su estreno como directora, se siente satisfecha por haber conseguido un espectáculo vivo. Fruto de una saga de artistas, muchos podrían haber esperado que la hija de Alicia Moreno se hubiera decantado por la actuación, pero ella siempre supo que no era lo suyo."Para ser actor hay que ser un animal diferente a lo que soy. Tengo un carácter impaciente y nervioso, me gusta que las cosas sucedan a un ritmo rápido, y las esperas en el oficio de actor me superaban". Empezó en la dirección desde abajo, con muchas ganas y sin hacer ruido. En el Convent Garden le llevaba los cafés a los grandes directores y apuntaba todas las cosa que veía, en silencio, sentada en la última fila. Su golpe de suerte fue la enfermedad de uno de los asistentes, le ofrecieron ocupar su puesto en El ocaso de los dioses. ¡Cinco horas de Wagner!
Aquello, y su facilidad con los idiomas, la catapultaron en la profesión. Desde entonces no ha dejado de trabajar. Entre las paredes del Teatro Real, donde su abuela dirigió una versión de Tosca, Barbara Lluch fue una incombustible asistente de Robert Castro en El público, el estreno mundial de la ópera basada en la obra de Federico García Lorca. Ahora, dentro de unos meses dirigirá el reestreno de La prohibición de amar en el Teatro Colón de buenos Aires y La Traviata en la Royal Opera House londinense.
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