Arthur Miller revolucionó el teatro americano con Muerte de un viajante, obra con la que consiguió su primer Premio Pulitzer. El autor compartió con Elia Kazan ideas, su amor por Marilyn Monroe y una investigación del Comité del Senado que presidía Joseph McCarthy. Pero mientras el dramaturgo se negó a revelar los nombres de los miembros de un círculo literario sospechoso de comunismo, el director sí lo hizo. A Miller se le retiró el pasaporte y se le declaró culpable de desacato, mientras que Kazan pudo continuar su carrera cinematográfica.
El 29 de septiembre de 1955 Arthur Miller estrenó Panorama desde el puente, su segundo Pulitzer, un evento que coincidió con su enemistad con Elia Kazan y con su romance con Marilyn Monroe.
En 'Panorama desde el puente', Arhtur Miller centró su pluma en la lamentable y desgarradora vida de los inmigrantes ilegales
En esta obra, Arthur Miller centró su pluma en la lamentable, desgarradora y fatigosa vida de los inmigrantes ilegales en Estados Unidos en las décadas de los años 40 y 50, en la vida de aquellos que habían llegado al país tras la II Guerra Mundial en busca del sueño americano, y también en la corrupción que dominaba los puertos en los que estos inmigrantes pretendían ganarse la vida. Se trata de una incombustible historia de amor, obsesión y venganza en la que pulula la idea de la delación, lo que revela cierto dolor y rechazo a la política de McCarthy y a la traición de su amigo.
La Sala Verde de los Teatros del Canal estrena en Madrid Panorama desde el puente, una obra dirigida por Georges Lavaudant y protagonizada por Eduard Fernández, Jordi Martínez, Mercè Pons y Marina Salas que permanecerá entre sus paredes del 9 al 26 de febrero.
Eddie Carbone nunca se imaginó que tenía un destino. Un hombre trabaja, saca adelante una familia, va a la bolera, come, se hace viejo, y entonces se muere. Ahora a medida que pasaban las semanas, el futuro existía, y en el futuro había un problema sin resolver. (Arthur Miller).
La trama cuenta la historia de Eddie Carbone, un honrado trabajador de origen italiano, que vive obsesionado por la pasión devastadora que siente hacia su sobrina, a quien recogieron él y su esposa, tras quedarse huérfana. Una situación insostenible que le superará, le hará traicionar a su familia y romperá la ley del silencio establecida entre los trabajadores, mayoritariamente inmigrantes, del puerto de Nueva York. El conflicto acabará en tragedia. “Arthur Miller tenía intención de que esta historia fuera una tragedia clásica, de hecho, escribió una primera versión en verso. No quedó satisfecho y la reescribió. Al simplificarla fue cuando encontró la esencia de la obra”, desvela George Lavaudant.
El director, responsable del Cyrano de Bergerac que se estrenó en los Teatros del Canal en 2015, sostiene que dentro de la obra se cruzan dos cuestiones: "El amor imposible, ese que tiene algo de Lolita, y el problema de la inmigración de los años 50, que no es exactamente igual a la que tenemos ahora". Para Lavaudant el drama surge cuando se cruzan estos dos conflictos. “Eddie nunca hubiera declarado su amor si Catherine no se hubiera enamorado”.
Respecto al asunto latente de la inmigración, Lavaudant defiende que la inmigración de los años 50 en EEUU era la "inmigración del hambre", los inmigrantes que aterrizaban en EEUU eran jóvenes que cruzaban el charco en busca del sueño americano. "Y eso se manifiesta en una conversación entre los jóvenes".
¿Te crees que cargaría para el resto de mi vida con una mujer a la que no quiero sólo para ser americano? ¿Tan maravilloso es esto? ¿Te crees que no tenemos edificios altos en Italia? (…) Lo único que no tenemos es trabajo. Quiero ser americano para poder trabajar, ésta es la única maravilla que hay aquí. ¡Trabajo! (Arthur Miller)
"Es cierto que hoy sigue habiendo inmigración del hambre, pero es también política y religiosa. No es exactamente lo mismo y la obra nos permite ver las diferentes inmigraciones".
La obra estrenada en el Teatre Romea para celebrar el centenario de su autor lleva un año rodando y se despide de su viaje en Madrid
Panorama desde le puente fue estrenada para celebrar el centenario de su autor en el Teatre Romea, lleva un año rodando por la geografía y se despide de su viaje en Madrid. La puesta en escena juega con un "espacio no realista" acompañado de proyecciones "poco trabajadas, para dar un aire naif, de fragilidad e inocencia". El texto parte de la traducción de la obra de Eduardo Mendoza , pero no llega íntegro, ya que Lauvadant ha decidido limpiarlo de todo lo superfluo. "Queda la esencia de lo que le pasa a los personajes en su interior, no hay escenas de espaguetis, ni se preguntan qué van a comer. En esta limpieza sólo ves lo que hay que ver", explica Mercè Pons.
Lavaudant añade que lo único que le ha pedido a los actores es que estén vivos, que empiecen la representación viviendo el presente, instante a instante, y que se olviden del final de la historia. "Enfrentarte a proyectos tan potentes como éste que se han hecho en cine y que sus imágenes te pueden distraer al trabajar el texto requiere un esfuerzo, un regreso al primer grado de la escritura para volver a encontrar la inocencia".
En esa misma línea, Eduard Fernández confiesa que tampoco ha tenido en cuenta otros trabajos de compañeros. "Nunca me inspiro en ningún actor para cualquiera de mis papeles. Yo no estudié teatro, estudié mimo, quizá por eso me gusta más ese alma descarnada en escena que el psicologismo y el naturalismo", concluye.
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