La relación entre la 89ª gala de los Oscar y Trump promete ser difícil. Al presidente de Estados Unidos, más que gustarle el cine, le gusta verse en la gran pantalla. Sus numerosas apariciones, desde Solo en casa 2 hasta Sexo en Nueva York son conocidas y se han viralizado en Youtube. El vídeo con la recopilación de los cameos presidenciales lleva más de 6 millones de visitas en apenas un año.
Trump no tiene mucha consideración entre las estrellas de Hollywood. Su mejor amigo es probablemente Clint Eastwood, incondicional defensor del Partido Republicano y del derecho a poseer armas. La trifulca en Twitter entre el Presidente y la plurioscarizada Meryl Streep posiblemente no ha ampliado su círculo de partidarios.
La poderosa UTA (United Talent Agency) ha cancelado la tradicional fiesta de bienvenida de los Oscar y convocado una protesta por el veto a la entrada de los musulmanes donde entregará un cheque de 250 mil dólares a las asociaciones proimigrantes. Entre las víctima estaría el cineasta y candidato iraní Asghar Farhadi, miembro de la agencia. Los tribunales de momento han levantado la prohibición, pero el director de El viajante (candidata al Oscar como mejor película extranjera) ha anunciado que no acudirá, de todas formas, a la gala.
Para preparase en condiciones para la noche de la alfombra roja más importante del mundo, El Independiente ha elegido cinco películas para entender mejor la relación entre los Oscar y el polémico presidente de Estados Unidos. Películas que el presidente ha visto (o debería ver) para reducir los roces con el mundo del cine.
Ciudadano Kane (1946)
Es la película preferida del presidente, la única de Orson Welles que ha recibido el Oscar. Trump lo ha afirmado muchas veces y los medios han visto numerosos paralelismos entre el magnate de la prensa de la película y el del ladrillo instalado en la Casa Blanca. Pero mientras los escándalos de la vida privada de Charles Kane destrozan sus aspiraciones de convertirse en gobernador de Nueva York, ninguna de las filtraciones de la pasada campaña electoral han parado la marcha de Trump hacia el Despacho Oval. “Una gran subida y una modesta caída”, así el presidente ha definido la parábola vital de Kane, demostrando que quizá no ha entendido mucho de la película.
Traffic (2000)
Todo el mal viene de México y no se puede hacer nada para arreglarlo. La cinta, ganadora de 4 Oscar, se desenvuelve entre Tijuana y San Diego (aunque cuente con un ribete en Ohio) o sea, justo donde Trump quiere construir el muro que pagará México. Cuenta con un reparto larguísimo que pasa por Benicio del Toro, Michael Douglas y Catherine Zeta-Jones. Obviamente va de traficantes de droga, de la inevitable corrupción de los policías mexicanos y de los esfuerzos de la DEA (la agencia antidroga de EE.UU.) para acabar con todos estos. La mano tendida hacia México es tan generosa que, a cambio de un soplo que permita acabar con un cartel mafioso, la DEA está dispuesta a cargar al contribuyente americano el coste de llevar electricidad de una miserable barrida de Tijuana. Un final difícilmente imaginable en la era Trump.
La noche más oscura (2012)
Considerada una cinta demasiado escorada hacia el ex presidente Barak Obama, la CIA se lleva el honor de acabar con Bin Laden con una operación relámpago de las fuerzas especiales. Una crítica abierta a las largas y desastrosas guerras de Bush en Afganistán y en Iraq, de las que Obama se retiró en cuanto pudo. El tono de autocelebración suscitó numerosas críticas entre los republicanos, cuya relación con los servicios secretos desde entonces no ha mejorado. Al revés, parece que los espías cuentan menos de lo que saben en los dossiers que pasan al Presidente. Lejos quedan los años en que la CIA construía informes falsos sobre las armas químicas en Irak. A pesar de contar con la aprobación de la crítica y de los espectadores, La noche más oscura se ha llevado sólo un Oscar menor a la mejor edición musical.
Todos los hombres del presidente (1976)
Es la película que Trump debería tener en mente antes de meterse con la prensa en Twitter. Cuenta la investigación de dos periodistas del Washington Post sobre el escándalo Watergate, que acabó con la presidencia de Nixon. Protagonizada por Dustin Hoffman y Robert Redford, se ha convertido en un símbolo del poder de los medios de comunicación en la vida política americana. En general la prensa y los Oscar se llevan bastante bien. Lo demuestran los cuatro galardones que se llevó esta cinta de 1976 y las numerosas películas sobre el tema que han sido candidatas o ganadoras, como Spotlight. Esta última -que relata como se destapó la pederastia entre los curas de Boston- aclara que ni la Iglesia está a salvo cuando los periodistas deciden ir al fondo de una cuestión.
Forrest Gump (1994)
La película de Robert Zemeckis interpretada por Tom Hanks representa, posiblemente, la América más molesta para el presidente. Cuenta de manera desenfadada como incluso la América más provinciana y conservadora puede emanciparse y sentirse protagonista de los grandes acontecimientos . La vida de Forrest Gump es un recorrido por las últimas décadas de la historia americana: desde el boom económico hasta la carrera espacial, pasando por Kennedy y los hippies. Una cinta que cosechó seis Oscar, sobre una América sin rencores y que ahora parece en repliegue, con fronteras que se cierran y con muros que se levantan.
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