Aquella noche el vaso rebasó. Había estado a punto de hacerlo otras muchas veces pero nunca como entones. Ni Eneko ni Idoia se habían atrevido a cruzar la raya, aquella que siempre se veían rebasando hacia una vida mejor. “Todo reventó un día y dijimos, ya está bien, lo hacemos, nos convertimos en nómadas”. Sus vidas con horarios interminables e incompatibles, él en la cocina de un restaurante de platos combinados y bocadillos, ella con jornadas imposibles en un trabajo matutino y otro vespertino, y ambos sin tiempo para disfrutar de la pequeña Aysel, acababan de firmar su finiquito. Era hora de dejar atrás la pesadilla en la que estaban atrapados y abrazar por fin el sueño que tantas veces habían imaginado: romper ataduras, horarios y dependencias para descubrir el mundo y su diversidad, vivir una vida libre y plena y hacerlo en familia, junto a su hija.
Han decidido hacer realidad el sueño que otros muchos siguen imaginando pero no se atreven a poner en marcha; dejarlo todo y recorrer mundo.
Así nació ‘El Viaje de Aysel’, una iniciativa que les llevará a recorrer el mundo en una vieja furgoneta de veinte años para “aprender a ser nómadas” y mostrar a su hija la riqueza del mundo en el que crecerá. Eneko Casado, 35 años, e Idoia Esteban, de 27, son una pareja de Galdakao (Vizcaya) que se definen como “soñadores”. Ahora han decidido hacer realidad el sueño que otros muchos siguen imaginando pero no se atreven a poner en marcha; dejarlo todo y recorrer mundo. Ya han anunciado en sus trabajos que no les esperen a partir del 1 de julio, cuando iniciarán un año de excedencia para, junto a su hija, que en mayo cumplirá dos años, -a la que dedican el viaje-, y a su perro ‘Txibas’, recorrer veinte países en un año. Sólo será la primera etapa del sueño; Europa, pero Eneko e Idoia tienen intención de ampliarlo al resto del planeta, “queremos dar la vuelta al mundo”, asegura Eneko.
En casa aún no salen de su asombro. Una pareja joven con una niña pequeña, la primera nieta por ambos lados, dispuestos a recorrer esos mundos de Dios. “Es cierto que les ha costado asimilarlo. No ha sido fácil pero es nuestra decisión y tenemos que ir adelante con ella”, asegura Eneko. A ambos les mueve la ilusión y sólo les frena un temor; cómo lo llevará la pequeña Aysel. “Los fantasmas diría que son los que puedan afectar a la niña, que se ponga mala o algo parecido. Al final hay que enfrentarse a los miedos y soñar, es nuestro sueño y lo estamos cumpliendo. Casi era más duro el día a día que tomar la decisión que estamos tomando”.
Las familias “nómadas”, como la que aspiran en convertirse, son más frecuentes de lo que pueda parecer
Vivirán en la vieja Wolkswagen Multivan de 1997, una furgoneta a la que le obligarán a recorrer más de 16.000 kilómetros y que confían en que además de su casa volante se convierta en una aliada más de la aventura. Eneko asegura que la edad de su ‘Txiboneta’, como la llama, no le preocupa. Las familias “nómadas”, como la que aspiran en convertirse, son más frecuentes de lo que pueda parecer, “ahora estamos descubriendo que hay bastantes y algunas con hijos de hasta 14 años”: “Eso nos ha animado, vemos que se puede hacer. Hay una familia argentina que ha dado así la vuelta al mundo varias veces y que lo ha hecho con una furgoneta de más de 90 años, así que nuestra ‘Txiboneta’ aguantará. No tiene apenas electrónica, cualquier mecánico de un pueblo te puede echar la mano”.
Idoia y Eneko han ahorrado para emprender su nueva vida. Por ahora han estimado en algo más de 7.000 euros el coste de la vida nómada por Europa para el próximo año. “Seguro que gastamos menos que ahora. Dejaremos de pagar facturas, el alquiler, agua, luz, seguros, etc.”. Y por si con lo ahorrado no fuera suficiente, la pareja vizcaína aspira a financiarse su nueva vida con la venta de camisetas, bolsos y discos grabados por Eneko, guitarrista flamenco. Fue precisamente ésta una de sus primeras aventuras.
“Estudiaba en una escuela de Arrigorriaga (Vizcaya) guitarra clásica. Un día escuché tocar a mi profesor flamenco puro y me enamoró. Me marché a un curso intensivo de un mes a Granada y terminé pasando tres años en Andalucía formándome en flamenco”. Ahora, la formación musical de Eneko y la afición de cuentacuentos de Idoia podrán servirles como medio de vida y financiación de su sueño.
Su teoría es sencilla. Si se traen hijos al mundo es para mostrárselo. Defienden que se teme “lo que no se conoce” y por eso para quitar todos los miedos la mejor receta es “que lo vean por sus propios ojos”. “Que nadie les haga temer de otra gente, que vean con sus propios ojos que vestir de otras maneras, hablar otro idioma, comer otras cosas o rezar de otro modo no es malo, sólo diferente. Dejemos de decir algún día iremos de viaje. Si no es ahora, ¿Cuándo será el mejor momento?”.
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