Tengo amigos que están en un bar hablando contigo, que parece que mandan un WhatsApp, pero en realidad están apostando a un partido de tenis en Australia". Son palabras de Carlos, un profesor de Primaria que empezó a jugar por internet a los 18 años. "Cada vez le dedicaba más horas y vi que se podía ganar dinero, aunque nada serio. Sólo para mis caprichos", explica.
El juego online supera a la cocaína en adicción entre los jóvenes europeos y cada vez preocupa más a las autoridades sanitarias. Sólo en el pasado mes de diciembre, el último del que hay datos, los españoles dedicamos unos 1.000 millones de euros al juego online (más de 32 millones de euros cada día). Es la cifra más alta desde que la Dirección General de Ordenación del Juego (DGOJ) comenzó a registrar los datos al inicio del año 2012. Del total, hasta 405 millones los dedicamos a las apuestas deportivas.
La diferencia entre ésta y otras adicciones es que el juego online todavía resulta invisible para la mayor parte de la sociedad, aunque sea muy común entre la gente más joven (mayoritariamente hombres).
Las cifras jugadas en internet se han disparado. Sólo en los dos últimos años han alcanzado los 19.448 millones de euros, en una métrica en la que las apuestas suponen un total de 9.000 millones de euros, es decir, el 46%. Casi la mitad. Desde el comienzo del año 2012 los españoles nos hemos jugado online casi 34.340 millones de euros. En 2016 superamos por primera vez la barrera de los 10.000 millones, dejando el récord en los 10.885 millones de euros.
Carlos juega esporádicamente y, aunque antes su preferencia era el póker online, ahora le dedica más tiempo a las apuestas deportivas. "Está más de moda", dice. "El póker ya no sale tan rentable, desde la regulación de 2012 hay que tributar las ganancias superiores a los 3.000 euros anuales", explica. Ahí la diversión ya había quedado en un segundo plano. "Al principio sí era por pasar el rato, pero cuando ves que ganas dinero ya quieres maximizar los beneficios", alega.
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De la misma manera, las cifras de usuarios activos en el juego online también están cerca de sus niveles máximos. En diciembre de 2016, hasta 611.929 usuarios jugaron a través de la red, la cuarta cifra más alta desde que existe esta medición. Sólo están por encima los meses de abril y mayo de 2016, con 634.221 y 618.308 usuarios, respectivamente, y septiembre del mismo año con 613.131, siempre según los datos de la DGOJ.
"Es por darle emoción al partido que estás viendo. Mi última apuesta fue en el España-Francia del miércoles", relata. "Esto es similar a echar la quiniela, pero ahora lo hacemos con el móvil", dice Carlos, aunque reconoce que es cierto que la posibilidad de apostar en cualquier momento y lugar "es una tentación para la gente que lo ve como una forma de ganar dinero fácil".
Es uno de los problemas que destaca Victoriano Dolado, presidente de la Asociación de Prevención y Ayuda a la Ludopatía: "Los chavales que tenemos aquí en tratamiento cuentan que apuestan mientras están en clase en la Universidad. Ya no tienen que ir a los casinos, sino que tienen el móvil todo el día en el bolsillo. Es muy difícil de controlar. Es invisible".
Victoriano también estuvo enganchado al juego. "Todo empieza con un par de euros entre amigos. Hay muchos que empezando así nos hemos arruinado", explica, alertando de que a sus programas de ayuda se acercan "muchos jóvenes de entre 15 y 16 años".
El perfil más habitual de personas que acude a pedir ayudas a las asociaciones está entre los 18 y 25 años, con carrera universitaria y un alto nivel de estudios. "Veo el porvenir muy negro por la cantidad de gente nueva que nos está llegando, sobre todo jóvenes", relata Dolado.
"¿Cómo saber si estás enganchado? El problema empieza cuando ingresas dinero en grandes cantidades. Yo nunca he pasado de 50 euros. Me parece razonable gastarse 10 euros a la semana en apuestas", cuenta Carlos.
Menores sin control
La afición por el juego online no sólo está creciendo a niveles alarmantes en España, sino que el resto de Europa también está viviendo una situación similar. Según el informe Espad 2015, más de un 14% de los jóvenes del Viejo Continente reconoce haberse jugado dinero en internet en los últimos 12 meses, un porcentaje cercano a los que reconocían haber consumido cannabis y superior a los que admitían haber usado sustancias sedantes o inhalantes.
[infogram id="prevalencia_del_uso_de_sustancias_y_apuestas" prefix="3nU" format="interactive" title="Prevalencia del uso de sustancias y Apuestas"]
En España, el juego entre los jóvenes es popular, sobre todo entre los hombres. Casi el 30% de ellos reconoce haber jugado online, mientras que apenas un 9% de mujeres confiesa haber hecho lo propio. Es una tendencia similar en el resto del continente, ya que el porcentaje más alto de mujeres jóvenes jugadoras es el 12% de Grecia. Precisamente el país heleno es el más aficionado al juego, en una clasificación en la que España se sitúa en el puesto 12 de 34 estudiados.
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"La normalización del juego online en 2012, con el desarrollo de categorías como las apuestas, ha incorporado un perfil así", explica Carlos Duelo, director de relaciones institucionales de Cirsa, una de las mayores empresas de juego en España. "Están atraídos por la oferta de entretenimiento que mezcla diversión, emoción y habilidad", dice.
La protección del menor, que debería ser una de las principales obsesiones de la industria, es un campo en el que queda muchísimo por avanzar. "En la medida en que el juego online facilita el anonimato, es accesible en cualquier momento y lugar y está al alcance de los menores, los riesgos se multiplican", reconoce Luis Miguel Cabeza de Vaca, directivo de Codere, otro de los grandes actores del juego en España.
"Gobiernos y empresarios del sector deben implicarse en políticas activas de Juego Responsable, para así lograr un equilibrio entre el crecimiento imparable de las nuevas tecnologías y la protección de los colectivos más vulnerables", alega.
El control de acceso de los menores deja mucho que desear. Básicamente, cualquiera con un smartphone puede apostar o jugar al póker por internet. Son un objetivo perfecto para las casas de apuestas ya que "si ganan no pueden cobrarlo porque son menores. Que accedan es ilegal, pero las empresas no están preocupadas porque son conscientes de que no tendrán que abonarles las ganancias. No pueden cobrarlo. Los menores hacen muchas apuestas con carnés y tarjetas de crédito que no son suyos. Se las apañan", se lamenta Victoriano.
La Ley 13/2011 del 27 de mayo, también conocida como la Ley del Juego, recoge específicamente en sus artículos 7 y 8 que es necesario establecer protección para los menores y otros colectivos vulnerables.
Omnipresentes
Jugar dinero en internet es muy sencillo. Y no sólo sabemos que es fácil. Nos lo repiten cada pocos minutos cuando estamos viendo, por ejemplo, un partido de fútbol de la Liga española. Antes del encuentro hay un anuncio de una casa de apuestas con las cuotas para el encuentro, en el descanso nos recuerdan que podemos apostar en directo y al final del partido nos emplazan al siguiente choque para que la rueda no pare de girar. Durante el intermedio, hay hasta cuatro anuncios consecutivos de otras tantas empresas de apuestas. Nos adelantan que nos van a regalar mucho dinero y que las cuotas son las más altas.
En las retransmisiones televisivas, y no en todas, al menos no se interrumpe el juego para bombardearnos con las cuñas. No son tan sutiles en la radio, pues en cualquier momento del programa saltan anuncios de las casas de apuestas. Antes, esos anuncios eran de restaurantes y bebidas. Ahora, el negocio está en el juego online. Esas empresas son omnipresentes para cualquiera que le guste el deporte.
No sólo están en los medios de comunicación. El Málaga lleva en su camiseta publicidad de una casa de apuestas, y en la Premier League británica, la segunda liga de fútbol más vista en España, hay hasta ocho equipos que hacen lo propio, casi la mitad de los que participan en la competición. Hace sólo unas semanas, Codere y el Real Madrid firmaban un acuerdo por el que la primera se convertía en la casa de apuestas oficial del conjunto blanco.
El gasto en este concepto también está en sus niveles más altos de la historia. Según los datos del órgano regulador del juego online en España, los operadores invirtieron 11,26 millones de euros en publicidad en diciembre del año pasado, una cifra que en noviembre ya había alcanzado los 12,86 millones de euros. Desde 2012 sólo se han superado seis veces los 10 millones de euros de inversión, cinco de ellas en 2016 y la sexta en diciembre del año 2015.
Evidentemente, esta publicidad impacta de lleno en los jóvenes, pero también en los menores de edad. Es imposible controlar su exposición a toda esa publicidad, tan difícil como escapar de estos anuncios que están por todas partes. Tanto es así que el PSOE ya presentó en el Congreso de los Diputados una proposición no de ley para que se aplique a la publicidad de las apuestas las mismas restricciones que ya regulan las del tabaco o el alcohol.
"Hay que limitar la publicidad para que el bombardeo no sea constante, como si fuera una actividad inocua. Igual que se hace con otras drogas o el alcohol. El juego es adictivo y debe ser tratado como sustancias que también lo son", exige Victoriano.
El 17 de noviembre de 2011 se firmó un acuerdo de corregulación entre la DGOJ y la Asociación para la Autorregulación de la Comunicación Comercial en materia de publicidad, un pacto que se ratificó con mejoras en junio de 2012. Hasta 69 entidades, entre operadores de comunicación, editores de prensa y operadores del juego, se comprometieron a respetar este Código de Conducta, que ahora está en entredicho.
"Es muy diferente el póker a las apuestas deportivas online", afirma Carlos. "Éstas enganchan más porque ni siquiera tienes que saber jugar a nada, no es un deporte. Y tengo amigos que lo mismo apuestan a diario a partidos de Tercera División de la liga rusa que a carreras de galgos en Inglaterra. Ahí debes reconocer que tienes un problema".
Él, sin embargo, asegura que "no tiene ninguna adicción". Hoy es domingo y juega el Real Madrid contra el Alavés en el Bernabéu. Aún no sabe cuánto va a apostar. Pero algo cae seguro.
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