El 5 de diciembre de 1766 James Christie hizo su primera subasta. Lo hizo en la zona más de moda de Londres, el Pall Mall. Donde atrajo a amigos e influyentes personalidades de la vida londinense del momento. “Se esforzó por situar su extravertida personalidad cerca del corazón de la red de influencias de la ciudad. Entre sus amigos y clientes se encontraban las figuras políticas y culturales más destacadas de la época”, así describe al fundador de la longeva casa de subastas la introducción de Adjudicado, el libro de Phaidon que recoge los 250 años de cultura, gusto y coleccionismo en Christie’s.
El cuarto de milenio de la casa de subastas discurre por el tiempo en paralelo con el desarrollo del capitalismo en la civilización occidental. Aunque a diferencia de otros productos del mercado que han ido alcanzado todos los estratos sociales, el arte se ha mantenido estrechamente vinculado a las élites económicas. Curiosamente la Revolución Francesa, el acontecimiento que derivó en el acercamiento del conocimiento y del arte al pueblo con la creación de los museos, fue el que disparó las subastas de arte en Christie's a los pocos años de su nacimiento haciendo accesible a la burguesía emergente el patrimonio artístico que había sido casi exclusivo de la nobleza.
Como señaló el crítico de arte Herbert Furst, "Christie's es una medida de los deseos de los hombres y mujeres en distintos periodos de la historia. No de las necesidades físicas más básicas (comida, bebida, ropa, etc), sino de las metafísicas; objetos que en sí mismos no poseen utilidad práctica pero sin los que es ser humano dejaría de ser una animal civilizado". Los 250 años de Christie's son un catálogo de estos elevados deseos de los hombres que han conducido esta metafísica a adquirir por grandes cantidades de dinero objetos que responden claramente a una lógica de mercado única. Así se subastó por 256.000 euros la camiseta que vistió Pelé en la final del Mundial de fútbol 1970.
El libro editado por Phaidon recopila la historias de 250 objetos subastados por la Christie's. Entre ellos hay grandes anécdotas como la escuela pública de Dorset que albergaba en su quiosco lo que resultó ser un friso asirio de 3.000 años de antigüedad y acabó vendiéndose por más de 7 millones de libras (11 millones de dólares); y una obra maestra perdida de Tiepolo que fue hallada en el techo de lo que ahora es una embajada en Londres. Un casco romano –bautizado Crosby Garrett por el pueblo de Cumbria donde lo descubrió un veinteañero entusiasta de los detectores de metales en 2010– se vendió por 2,3 millones de libras, diez veces más de lo que se había estimado. Una partitura de Giuseppe Verdi, hallada en la biblioteca de un museo de Milán y descrita como ‘uno de los descubrimientos musicales más fascinantes de las últimas décadas’, fue interpretada por primera vez en 164 años en Christie’s antes de su venta.
El mismo James Christie fue subastado en la casa a la que puso su nombre. Fue en 1927, cuando un lienzo de Thomas Gainsborough con su retrato alcanzó el precio equivalente hoy a los 452.900. Porque en Adjudicado todos los precios que se alcanzaron en la subasta se muestran con su equivalencia actual. Que el precio no se pierda de vista.
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