Falta una semana para que se celebre el Festival de Eurovisión 2017. ¿Podrían canturrear el tema que representa a España? Con toda probabilidad la respuesta es no. Manel Navarro ya está en Kiev para promocionar su surfero Do it for your lover. El representante español ha aterrizado en Ucrania rodeado de una preocupante calma chicha resultado de una elección polémica en la que se acusó a la organización de tongo y donde no falto hasta un corte de mangas del protagonista.
Tras el ensayo del viernes, ya se han filtrado imágenes de la puesta en escena de Hans Pannecoucke. Experto en producciones musicales, el artista ha sido el encargado de idear la puesta en escena de Manel Navarro. En algo más de tres minutos se ha propuesto seducir al público, al jurado y a los eurofans con el mismo rollo veraniego del vídeo promocional. El escenógrafo belga es un veterano dentro del mundo eurovisivo, fue el responsable de la puesta en escena de Países Bajos en Eurovisión 2014 (segundo puesto), y de Bélgica (décimo puesto) y Países Bajos (undécimo puesto) en Eurovisión 2016.
Manel Navarro llegó a Kiev con cuatro maletas, 100 camisas para diez días, una guitarra nueva y la mano de fátima que le regaló su madre, el arsenal con el que cuenta el representante español para seducir al público europeo.
La información de Eurovisión 2017 brilla por su ausencia en la parrilla de las cadenas públicas
TVE aprovechó la despdida del cantante para desvelar cómo será su cobertura para la edición de Eurovisión 2017. La cadena sostiene que se volcará con Manel Navarro en su viaje a Kiev. Se va a volcar, sí, pero como los aficionados no entre en la web de la Corporación no se van a enterar de nada. La información de Eurovisión 2017 brilla por su ausencia en la parrilla de las cadenas públicas.
Este año, las citas importantes de Eurovisión 2017, las dos semifinales como la final, serán emitidas por TVE. La 2 se encargará de retransmitir las semifinales el 9 y 11 de mayo a las 21.00 horas y la final, como siempre, se retransmitirá en La 1 el sábado 13 de mayo a las 21.00 horas. Esto es todo. Eurovisión sobrevive gracias a la web oficial de RTVE, a las redes sociales y a los miles de eurofans que insuflan oxígeno con sus tuits, los mismos que han conseguido desde hace unos años que el festival se mantenga con un hálito de vida. Queda claro que, por lo menos en España, Eurovisión 2017 pesa más en internet que en la pantalla de televisión, por no hablar de que este tipo de estrategias rezuman cierto miedo a ganar. A este paso, España no va a volver a repetir las victorias de Salomé y de Massiel. ¿Y si no queremos ganar Eurovisión?
Si el 25 de mayo de 2002 Rosa no ganó el Festival de Eurovisión ya no lo vamos a ganar nunca. Aquel año, RTVE española contaba con todos los ingredientes para seducir a la audiencia europea: una canción con el estribillo en el idioma de moda en el festival, una cantante con carisma conocida en toda Europa gracias al fenómeno sociológico que supuso la primera edición de Operación Triunfo y un márketing que le otorgó a RTVE una promoción como nunca antes había previsto. Desde entonces, las cosas han cambiado bastante.
Territorio dividido
Eurovisión es un universo complejo, un territorio dividido en bloques. Por una parte, los países de la antigua Unión Soviética y, por otra, el bloque escandinavo. Ni siquiera los miembros del Big five (países fundadores que van directamente a la final, Alemania, España, Francia, Italia y Reino Unido) tienen asegurado un puesto decente. De hecho, en la última edición el representante de Reino Unido quedó vigésimocuarto de los 26 que participaron en la final.
Aunque la leyenda negra culpa a la política, la realidad es, como siempre, mucho más sencilla. Se trata de compartir cultura, gustos musicales e idiomas parecidos. El círculo musical de los países del Este es el mismo. Aunque la historia los haya separado, culturalmente forman un ente. Lo mismo ocurre con el bloque escandinavo. Así resulta más que previsible hacia donde se van a decantar estos países. Se votan entre ellos. Para acabar con esta endogamia o surge un tema que arrase o no hay nada que hacer.
España, geográficamente, está aislada. La industria musical española importa producto norteamericano; de Europa, si llega algo, viene de Reino Unido e Italia a lo sumo. En cuestión de exportación, el mercado natural de los músicos españoles es Latinoamerica. Otro gallo nos cantaría si participaran países de habla hispana. Está claro que es más un asunto cultural que político, Siempre lo ha sido. Los históricos 12 puntos de Portugal no eran gratuitos.
¿Cuánto cuesta Eurovisión?
¿Realmente le interesa Eurovisión a RTVE? En 2016, la Corporación pagó a la Unión Europea de Radiodifusión (UER), el ente encargado de organizar el festival, 365.000 euros, debemos tener en cuenta que estos datos no incluyen los gastos de la delegación y ni de los participantes. No, no nos llevemos las manos a la cabeza. Eurovisión es sólo uno de los servicios que proporciona la UER, que también ofrece a sus abonados programas educativos, documentales y coproducciones de series de animación, además de imágenes para informativos y negociación de algunos derechos de difusión de retransmisiones deportivas. El canon que se paga a la UER no es exclusivamente para garantizar la participación de España en el festival. En realidad, la cifra no es superior a la inversión de cualquier otra producción de televisión. Un capítulo de Cuéntame puede costar 800.000 y los de Isabel o Águila Roja no bajaban de los 700.000 euros.
Ganar sería un problema
Lo que de verdad supondría un problema para RTVE sería organizar el festival en caso de ganar el concurso. Para empezar, esa partida de gastos no existe en los presupuesto de la Corporación y tendrían que abrirla a destiempo. A pesar de las aportaciones de los distintos participantes y de la propia UER, la inversión es responsabilidad del anfitrión. Correspondería a TVE establecer la cantidad que estaría dispuesta a gastar. Por supuesto, el desembolso se podría solapar con la presencia de patrocinadores.
Austria, por ejemplo, gastó en el 2015 21 millones de euros. En 2014 fue Dinamarca el anfitrión y gastó 44 millones de euros, el doble de lo previsto inicialmente. La edición celebrada en Malmö (Suecia) fue la más barata de los últimos años, en 2013 conllevó un gasto de 15 millones de euros, 30 millones se gastó Alemania un año antes, 16,5 millones desembolsó Noruega en 2010 y 32 millones invirtió Rusia en 2009. El récord lo tiene Azerbaiyán, que en el año 2012 se dilapidó 100 millones de euros, en esta partida se incluyó la construcción del espacio que acogió el certamen: el Baku Crystal Hall.
Conclusión: dadas las cuentas de RTVE, ganar el Festival de Eurovisión no sería un buen negocio.
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