Se puede afirmar con rotundidad que, el nuevo Nissan Micra, la quinta generación del modelo, de un gran paso adelante. Mejor dicho, un gran paso adelante en varios apartados para presentarse ante sus potenciales clientes como un producto mucho más atractivo, con mayores pretensiones. En primer lugar impacta un diseño que no pasa desapercibido, muy expresivo y con mucha personalidad. Algo de lo que no podía presumir, precisamente, su antecesor, caracterizado por unas líneas un tanto anodinas e impersonales.
Con esta nueva entrega, el Micra recupera esa gran carga de originalidad que portaban tanto la segunda (1992) como la tercera generación (2002). Pero ello no quita que guarde la preceptiva uniformidad con el resto de modelos de la marca. Ciertos trazos en su carrocería o la peculiar parrilla en V hacen que se le identifique como miembro de la familia Nissan. Ahora bien, no pasa lo que ocurre con algunas marcas, que parece que utilizan un mismo molde con distintos tamaños a la hora de segmentar su gama. Al Micra se le podrá identificar como, el hermano pequeño del Pulsar, pero nunca como un clon de menores dimensiones. Aire de familia sí, pero con personalidad propia también. Como elementos que añaden un plus de estilo a la carrocería figuran, el alerón trasero y las manillas de las puertas traseras camufladas en los montantes posteriores. Este recurso estilístico de enmascarar las manillas traerá a la memoria de muchos, vehículos como, el Alfa 156, el anterior Seat León o el actual Alfa Giulietta. Pero lo cierto es que ya lo empleaba Nissan, en 1990, en su modelo Pathfinder de cuatro puertas.
Otro gran paso dado es su reposicionamiento comercial fruto de unas mayores dimensiones. Con una carrocería que mide 4 m de longitud, el nuevo Micra se inscribe por derecho propio en el segmento B, donde tendrá que verse las caras con modelos como, el Opel Corsa, Peugeot 208, Volkswagen Polo o Renault Clio. Su antecesor medía 3,83 m, 17 cm menos. Una cifra que le posicionaba en el denominado como segmento sub-B. Así pues, su mayor tamaño le sitúa por encima de los coches marcadamente urbanos, le permite acceder a otro espectro de clientela que quiere un coche más grande dotado con un generoso maletero (300 l), pero sin perder la esencia ciudadana.
El interior rezuma calidad, mientras las distintas piezas presentan unos correctos ajustes.
El interior rezuma calidad, mientras las distintas piezas presentan unos correctos ajustes. El salpicadero, de original factura, es muy colorista gracias a que permite su personalización. Una personalización que está disponible a partir del nivel de acabado Acenta tanto para la carrocería como para el habitáculo. Se puede escoger entre una paleta de tres colores (azul, naranja y rojo) para modificar el aspecto de cuatro áreas bien diferenciadas del habitáculo: la franja central del salpicadero, los reposabrazos de las puertas delanteras, los bordes de los asientos y los laterales de la consola central. También la carrocería puede cobrar mayor prestancia añadiendo embellecedores en paragolpes delantero y trasero así como molduras en los laterales. El conjunto se puede rematar con unas espectaculares llantas “Shapire” de 17 pulgadas. Pero la gran novedad, muy apta para los melómanos, es el sistema de sonido envolvente y exclusivo BOSE PERSONAL. Este sofisticado sistema de audio incluye dos altavoces BOSE UltraNearfiel integrados en el reposacabezas del conductor para brindar una experiencia auditiva única. Se ofrece de serie con el acabado Tekna, mientras en los niveles Acenta y N-Connecta es opcional.
La gama se articula en torno a cinco niveles de acabado: Visia, Visia+, Acenta, N-Connecta y Tekna. Desde el nivel básico, el Visia, se ofrecen de serie elementos como, el sistema de frenado automático de emergencia, detector de fatiga, asistente de arranque en pendiente, retrovisores eléctricos, luces diurnas de led y el Nissan Chassis Control. El hecho de incorporar de serie este último dispositivo en toda la gama pone de relieve el interés de la marca por acercar las más avanzadas tecnologías a todos los clientes. El Nissan Chassis Control engloba, el control Activo de la Calzada y el Control Activo de la Trazada. El primero sirve para reducir el cabeceo de la carrocería al pasar por superficies onduladas, como los resaltos utilizados para reducir la velocidad. Actúa sobre el motor y los frenos para moderar el movimiento de cabeceo. Con respecto al Control Activo de la Trazada, funciona a modo de autoblocante para mantener la trazada óptima. Para ello frena la rueda motriz del interior de la curva, mejorando de esta forma la capacidad motriz de la rueda exterior.
Para los usuarios que utilicen el Micra preferentemente para desplazamientos urbanos, las versiones de 73 CV pueden ser muy recomendables.
En el apartado de los motores, el Nissan Micra propone una paleta de tres propulsores, dos de gasolina y uno diésel. En gasolina ofrece un primer escalón compuesto por una mecánica atmosférica de 3 cilindros con 1 litro de cilindrada que desarrolla 73 CV, seguida de una turboalimentada de 0,9 litros de cilindrada (90 CV), también de 3 cilindros. Respecto a la oferta diésel está compuesta por un propulsor de 4 cilindros y 1,5 litros de cilindrada (90 CV). Todos los motores van acoplados a un cambio manual de 5 velocidades. Los de 3 cilindros tienen el peculiar sonido que acompaña a este tipo de mecánicas, pero su funcionamiento es suave y las vibraciones están bien amortiguadas. Pero para suavidad la sorpresa llega del lado del diésel, incluso en frío. Una vez que se arranca y alcanza la temperatura normal de funcionamiento se tiene la impresión de estar al volante de un vehículo de gasolina. Para los usuarios que utilicen el Micra preferentemente para desplazamientos urbanos, las versiones de 73 CV pueden ser muy recomendables. Sin embargo cuando se va a efectuar un elevado número de kilómetros por carretera, lo aconsejable es decantarse por cualquiera de las variantes de 90 CV. El que se incline la balanza del lado de la gasolina o del gasóleo dependerá del número de kilómetros que se recorran al año, puesto que las versiones diésel tienen un sobrecoste de 1.700 euros sobre las equivalentes de gasolina. La horquilla de precios, sin incluir descuentos ni campañas de promoción, oscila entre 13.500 y 20.600 euros.
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