Si ha situado Maspalomas en su radar para pasar las vacaciones, prepare el bañador, la toalla y las cholas -eso que en otras partes llaman chanclas- y deje a un lado los nervios. En esta localidad situada al sur de la isla de Gran Canaria el tempo lo marcan el sol y las mareas. Nada más.
Maspalomas no es uno de esos destinos a los que viajar con una lista sobrecargada de tareas por cumplir que acaban convirtiendo las vacaciones en una especie de agotadora gymkana. Y no sólo por el más pausado -aunque frecuentemente mitificado- ritmo canario, sino porque los principales encantos turísticos de la zona se estructuran en torno a un punto concreto aunque de una belleza sobrecogedora: la playa de Maspalomas y su inabarcable mar de dunas.
Qué hacer en Maspalomas
Pasear por sus sinuosas montañas de arena al atardecer es un placer que todo viajero debería permitirse -con cuidado, no vaya a achicharrarse los pies...Buscar acomodo a lo largo de sus tres kilómetros de longitud o recorrer el agradable paseo del Faro de Maspalomas, emblema de la localidad, forman parte de un paquete indivisible de imprescindibles que a buen seguro bastarán para conquistar a los visitantes más propensos a hacer de la playa su centro de operaciones vacacional.
Pero Maspalomas no se acaba en Maspalomas, ni mucho menos en torno a su afamada playa. El enclave turístico por excelencia de la isla de Gran Canaria ofrece al viajero múltiples opciones de diversión, que van desde la práctica de deportes acuáticos como el surf, al disfrute de la naturaleza autóctona en Palmitos Park, sin dejar de lado -no podía ser menos en un lugar enfocado al turismo- una amplia oferta de diversión nocturna, en la que cuentan con un lugar especial las fiestas de ambiente gay, en torno al Centro Comercial Yumbo.
Si esto no fuera suficiente, Maspalomas también puede ser visto como un ideal centro de operaciones desde el que adentrarse en el resto de placeres que ofrece la isla: recorrer las más sosegadas calles del pueblo pesquero del Puerto de Mogán, atravesado por una serie de canales que le han valido el sobrenombre de la "pequeña Venecia"; visitar el casco histórico de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, con su imprescindible Casa de Colón; o aventurarse a recorrer los singulares -y en gran medida desconocidos- parajes del interior de la isla, que en ocasiones ofrecen algunas de las vistas más bellas no sólo de Gran Canaria, sino también de las islas vecinas, con el Teide asomando con frecuencia, majestuoso, tras la afilada silueta del Roque Nublo.
Dónde comer
Conviene tener en cuenta que Maspalomas es una localidad muy enfocada al turismo y cualquier restaurante no es una opción a la hora de saborear los platos más relevantes de la gastronomía canaria. Pero siendo cuidadosos con la elección, no será difícil que el visitante se marche de la isla enamorado de las papas arrugadas, con sus correspondientes mojos, los pescados más tradicionales de la zona (la vieja, el cherne o la sama son algunas de las opciones más demandadas), los distintos quesos canarios o los vinos de la región, entre otras muchas opciones. Para los amantes de comidas más contundentes, siempre queda el recurso a la ropa vieja, el sancocho o el puchero. Tengan ustedes un buen provecho.
Para aquellos que no quieren dejar de disfrutar de la costa grancanaria ni siquiera a la hora de comer, la oferta de restaurantes con vistas al mar es abundante. Uno de los más reconocidos es el Rincón Canario, situado frente a la Playa del Águila (una de las pequeñas playas que, adyacentes a la Playa de Maspalomas, ofrecen algo más del calma al viajero). Y para quien desee permitirse un capricho, el Paseo de Meloneras, en el que sobresalen opciones como la terraza Café del Mar Meloneras, aparece como un entorno idóneo para disfrutar de un menú algo más sofisticado -aunque, por lo general, menos enfocado a la comida tradicional canaria.
Si se animan a adentrarse hacia el interior de la localidad, podrán dar con opciones como el Allende 22º o Los Jose's La Tapita, que suelen dejar un buen sabor de boca entre sus comensales.
Un libro
Como hemos indicado, Maspalomas es un lugar ideal para el relax y, por ende, su arena dorada puede ser el escenario ideal para abstraerse de toda preocupación -que ya habrá tiempo de retomarla- y disfrutar de un buen libro. Ya que se encuentra en la cuna de uno de los más relevantes novelistas de la España contemporánea, Benito Pérez Galdós, quizás sea un buen momento para adentrarse en su obra, a través de cualquiera de Los Episodios Nacionales o de títulos como Misericordia o Fortunata y Jacinta.
Para los amantes de la historia, puede ser también ocasión de profundizar en alguno de los acontecimientos más destacados y llamativos que han marcado el devenir de unas islas que han hecho alarde durante siglos del título de Afortunadas.
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