Bienvenidos a un recorrido por los desiertos del mundo, sin alejarnos demasiado del centro de Madrid. Un viaje por los jardines del futuro, cuando la desertización y el cambio climático nos obliguen a elegir plantas que no requieran de muchos recursos hídricos. Desert City, el vivero de cactus más grandes de España, es la ambiciosa apuesta de Mercedes García, farmacéutica trasplantada a la agronomía por amor a las plantas suculentas.
Así es cómo la botánica denomina a las plantas crasas: son suculentas porque son muy ‘jugosas’, al retener mucha agua para sobrevivir en los climas más áridos del planeta. En la anterior etapa de su vida, Mercedes García era una directiva en la industria de los medicamentos. A los 50 decidió echar raíces como un cactus: dejó el botiquín para convertirse en ingeniera agrónoma. La “fundadora” ha tardado cuatro años en convertir los 16.000 metros de un vertedero a las afueras de San Sebastián de los Reyes, en la periferia de Madrid, en un jardín paisajístico con un vivero especializado en cactáceas.
Los cactus tienen una increíble capacidad de adaptación
“Lo primero que llama la atención de los cactus son sus formas únicas, pero son mucho más que espinas. Algunas ayudan a purificar el aire, de otras se sacan bebidas como el tequila. El hibisco se está abriendo paso en los fogones y muchos cocineros han empezado a crear platos utilizando las plantas crasas como ingredientes”. Virtudes que se añaden a la de ser los vegetales que mejor resisten las condiciones más extremas de temperatura y humedad. “Tienen una increíble capacidad de adaptación al medio ambiente” - explica la fundadora de Desert City - “Las suculentas son los camellos del mundo vegetal, las plantas que mejor sobrevivirán si continua el proceso de desertización de nuestro planeta”.
Paisaje raro, edificio insólito
Xeropaisajismo. Así se llaman los jardines poblados con plantas que necesitan poca agua. En los cinco mil metros de la “oasis” caben variedades procedentes de los cinco continentes, organizadas por tipos de desiertos. Desde el mirto de la Toscana hasta la vegetación del Gran Cañón de Arizona, pasando por las plantas más clásicas de la jardinería española como los ágaves de los Monegros. En total 400 especies, que desde el jardín se extienden bajo la cubierta del vivero, un techo transparente de cuarenta metros diseñado por el arquitecto Jacobo García-Germán.
En Desert City hay más de 400 especies de plantas crasas
El proyecto supuso también un desafío técnico porque el edificio se construyó encima de las plantas ya in situ. De hecho, no todas ellas están a la venta, muchas forman parte de la colección personal de la fundadora Mercedes García. En el interior del vivero, una estructura de metal y cables, se encuentra la zona comercial que cuenta también con espacios dedicados a la formación y al descubrimiento del mundo de las plantas suculentas. Para García-Germán el proyecto se ha convertido en una oportunidad para experimentar sobre una tipología de edificio industrial como el vivero, donde a menudo las cualidades estéticas y arquitectónicas quedan descuidadas. “Madrid es el lugar mejor para abrir un jardín como Desert City” - explica Mercedes García - “con menos de sesenta días de precipitaciones, las lluvias son anecdóticas”. Al fin y al cabo el sitio perfecto para experimentar con jardines más sostenibles y autosuficientes.
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